
Productores del norte cruceño inician caravana hacia Santa Cruz, campesinos dan plazo de 72 horas al Gobierno y ya hay más de 30 puntos de bloqueo en el país. La falta de combustible golpea a la agricultura, la educación y el transporte.
La crisis por la escasez de combustible en Bolivia ha detonado una ola de movilizaciones en diferentes regiones del país. Este lunes, los productores agrícolas del norte de Santa Cruz iniciaron una caravana de protesta desde Montero hacia la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, exigiendo a las autoridades el abastecimiento regular de diésel para continuar con las campañas de siembra y cosecha.
La movilización partió desde la rotonda sur de Montero a las 9:00, rumbo a las oficinas de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). “Sin combustible, no hay producción. Y sin producción, no hay alimentos para el país”, afirmaron los representantes del sector, que denuncian pérdidas millonarias por la paralización de maquinaria agrícola.
En paralelo, la Central Sindical Única de Trabajadores Campesinos de la Provincia Florida emitió un ultimátum al Gobierno. Tras una marcha pacífica realizada en la localidad de Mairana y una reunión con sus subcentrales, la organización estableció un plazo de 72 horas para que el Ejecutivo atienda tres demandas clave: normalización del suministro de combustible, regularización de los precios de agroquímicos y estabilización de la canasta familiar.
Si no hay respuesta oficial, advierten con radicalizar sus medidas, que podrían incluir marchas hacia Santa Cruz o incluso hacia La Paz. Por ahora, la Central descarta bloqueos, aunque se mantiene aleta ante la posibilidad de realizar movilizaciones en los próximos días.
Mientras tanto, la tensión se incrementa en otras regiones. La jornada de este lunes amaneció con más de 24 puntos de bloqueo a nivel nacional, incluyendo zonas estratégicas como Senkata y Ventilla en El Alto, donde las protestas combinan el reclamo por combustibles con exigencias económicas más amplias. Los manifestantes incluso demandan la renuncia del presidente Luis Arce, en medio del creciente malestar social.
En el Trópico de Cochabamba, organizaciones sociales instalaron vigilias a orillas de la carretera, sumándose a las protestas por la escasez de combustibles, el alza de precios y el deterioro de la economía familiar.
En el Beni, la falta de gasolina y diésel obligó a la Dirección Departamental de Educación a modificar la modalidad de clases: desde ahora, se impartirán de forma semipresencial, con asistencia presencial solo los martes y jueves.
El Gobierno asegura que el abastecimiento está en proceso de regularización, pero los hechos en terreno evidencian lo contrario. Con los sectores productivos, el transporte y hasta el sistema educativo afectados, la presión social se intensifica y la crisis de combustibles se posiciona como uno de los conflictos más graves del año en Bolivia.
Fuente: El deber