Las consecuencias de la guerra de Ucrania en la energía, las persistentes disrupciones en la cadena mundial de suministros...###

¿RECESIÓN económica global?


Las consecuencias de la guerra de Ucrania en la energía, las persistentes disrupciones en la cadena mundial de suministros, así como las políticas monetarias adoptadas frente a una inflación creciente han llevado al pesimismo para el futuro económico de 2023.

 

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EDICION 116 | 2023

CIDOB (*)

 

Según el Fondo Monetario Interna cional (FMI), 2022 cerrará con un crecimiento económico mundial alrededor del 3,2%; no obstante, en sus previsiones para el año próximo, esta cifra caería hasta el 2,7% la más baja desde 2001 con la excepción de 2020 por el impacto de la pandemia. El Banco Central Europeo (BCE) alerta de que la eurozona podría entrar pronto en una leve recesión técnica o estancamiento. Un escenario sombrío para un mundo que aún trata de revertir los estragos sociales y económicos de la pandemia y, de nuevo, se ve abocado a la volatilidad.

 

La inflación, que ya señalábamos el año pasado como uno de los elementos principales de desestabilización, ha seguido al alza, aunque se ha contenido a finales de 2022. Las causas son múltiples: estrangulamientos en la oferta, aumento del coste de la energía, estímulos fiscales, etc. El FMI estima que en 2022 se alcanzará el pico de la inflación, con una media global anual del 8,8% y que descenderá al 6,5% en 2023, y al 4,1% en 2024. No obstante, mientras el Banco Mundial alerta de que las políticas actuales podrían no ser suficientes para reducir la inflación, algunos expertos advierten del peligro de sobrerreacción que podría llevar a agravar los efectos de esta alza de precios. Las medidas monetarias del BCE para frenar la inflación se mantendrán en los próximos meses y se espera que la Reserva Federal estadounidense, por su parte, continuará aumentando las tasas de interés durante 2023.

 

“…los gigantes tecnológicos han acabado expuestos a un doble test de estrés que les obliga a evaluar la sostenibilidad de su modelo de negocio…”

 

 

UN 2023 INFLAMABLE

 

En algunas regiones del planeta, el riesgo económico, monetario y social dibujará un 2023 altamente inflamable. En Oriente Medio y el Mediterráneo oriental, la inflación ha llegado a máximos históricos, con el Líbano, Turquía e Irán registrando unos incrementos de precios del 162%, el 85% (el dato más alto desde junio de 1998) y el 41%, respectivamente, que dificultan aún más el acceso a los alimentos para una parte significativa de la población. Siria y Yemen también han visto un aumento del precio de la cesta básica alrededor del 97% y el 81% respectivamente.

 

En Turquía, con unas elecciones presidenciales previstas para junio de 2023, Recep Tayyip Erdogan se encuentra en el punto de mira por unas políticas que han perjudicado la lira turca, fomentando una crisis monetaria en el país. La caída de la lira en un 44% en 2021 y en un 29% este 2022 ha sido la principal razón del aumento de la inflación, además del incremento de los precios de la energía. Asimismo, el peso argentino ha perdido el 41% de su valor frente al dólar en los mercados informales y financiero, lo que hará que Argentina acabe 2022 con una subida de precios alrededor del 97% y las previsiones para 2023 apuntan a una del 95,9% (frente al 60% proyectado por el Gobierno en el presupuesto nacional).

 

La tercera economía más grande de América Latina sufre, desde hace años, una elevada inflación, agravada desde marzo por los efectos de la guerra en Ucrania. Argentina se comprometió ante el FMI a alcanzar el equilibrio fiscal en 2024, una meta que parece cada vez más lejana. La elevada deuda pública argentina pesa como una losa sobre la economía del país y las próximas elecciones presidenciales, previstas para octubre de 2023.

 

UNA CRISIS DE DEUDA

 

El riesgo de que una crisis de deuda se amplíe en las economías emergentes durante 2023 está aumentando. Sri Lanka ha sido la primera alarma. En mayo de 2022, el país se declaraba incapaz de pagar los intereses de su deuda internacional por primera vez, y anunciaba que no tenía dólares para importar productos básicos. También habrá que seguir la evolución de El Salvador. Durante 2022, el Gobierno ha implementado una política monetaria incoherente, marcada por un déficit comercial, pocas reservas y la vinculación de su moneda al bitcoin, afectada por el desplome de la criptomoneda en noviembre.

 

A principios de 2023, el país centroamericano deberá hacer frente a un pago de 800 millones de dólares, pero, de momento, el presidente salvadoreño Nayib Bukele ha optado por recomprar su propia deuda antes de su vencimiento. Según The Economist, 53 países emergentes están al borde de no poder hacer frente a los pagos de sus deudas debido al aumento de precios, a la desaceleración de la economía mundial.

 

Algunos de los países que en 2023 presentarán una situación más delicada son Pakistán, Egipto o el Líbano, ya que difí- cilmente podrán hacer frente a los pagos de su deuda externa. También será relevante observar las políticas económicas de los nuevos gobiernos de la izquierda latinoamericana, que se verán obligados a respetar una política austera que ponga en riesgo sus promesas de mejora social o, por el contrario, a incrementar el gasto público.

 

Por su parte, la Unión Europea debe empezar a negociar en 2023 los ajustes necesarios al pacto de estabilidad y crecimiento. La Comisión Europea presentó, a principios de noviembre, una propuesta de reforma que suaviza la rigidez fiscal para cumplir con el corsé de la deuda (60% del PIB) y el déficit (3% del PIB), suspendido desde el inicio de la pandemia. En este sentido, la Comisión ofrece caminos de ajuste específicos para cada país, en lugar de un traje único para todos; a cambio, los países deberán aceptar sanciones si no cumplen con las reglas establecidas. La reforma del marco de gobernanza económica requerirá la aprobación de los 27 y está por ver cómo reaccionarán los países tradicionalmente defensores de la disciplina fiscal, como Alemania, los Países Bajos, Austria, Dinamarca o Finlandia. Los debates definitivos podrían llegar en el segundo semestre de 2023, durante la presidencia española de la UE.

 

“La tercera economía más grande de América Latina sufre, desde hace años, una elevada inflación, agravada desde marzo por los efectos de la guerra en Ucrania…”

 

 

TURBULENCIAS EN LAS CORPORACIONES TECNOLÓGICAS

 

El escenario de turbulencias económicas también ha llegado a las grandes corporaciones tecnológicas globales. En noviembre de 2022, Meta, Twitter y la plataforma de gestión de clientes Salesforce despidieron a 24.000 personas solo en Estados Unidos, y Amazon puso en marcha el recorte de plantilla de más envergadura en números absolutos de la historia de la compañía, que afecta a unos 10.000 trabajadores. En China, algunos de los gigantes tecnológicos como Baidu, Didi y Alibaba han despedido alrededor del 20% de sus plantillas según el sector y, en noviembre, Tencent, también anunció que prescindiría de 7.000 trabajadores.

 

Fortalecidos por la aceleración digital vivida durante la pandemia y unas posiciones dominantes de mercado, los gigantes tecnológicos han acabado expuestos a un doble test de estrés que les obliga a evaluar la sostenibilidad de su modelo de negocio. Si bien, por un lado, las grandes corporaciones digitales deben lidiar con altos tipos de interés y con los cambios en los patrones de consumo provocados por el encarecimiento del coste de la vida; por el otro, también se abre el interrogante sobre el futuro del sector por la dependencia de la tecnología en unas tierras raras que son ya objeto de confrontación por los recursos. Si a esto le añadimos el abrupto aterrizaje de Elon Musk en Twitter y su primer encontronazo con la Unión Europea y los planes de Bruselas para limitar el poder monopolístico de estas grandes plataformas y reforzar la política de moderación de contenidos, el poder transnacional de estos gigantes ha topado con una nueva voluntad de regulación. El paquete legislativo aprobado en 2022 por la UE en materia de servicios y mercados digitales (la DSA y la DMA, por sus siglas en inglés) que debe aplicarse en toda la Unión, como muy tarde, el 1 de enero de 2024.

 

 

(*) https://www.cidob.org/publicaciones/serie_de_publicacion/notes_internacionals_cidob/283/el_mundo_en_2023_ diez_temas_que_marcaran_la_agenda_ internacional