Yacimiento Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) debe ser tratada con seriedad. Todo lo que se sugiera alrededor de esta empresa, estratégica para el Estado boliviano, debe hacerse con rigor profesional y no al calor de intereses personales o de grupo pues las implicaciones repercuten no solo en lo que fue la anterior gestión, sino en los intereses del país. Por tanto, la política gubernamental al respecto debe ser rigurosamente responsable.
 

Igualmente en relación a los nombramientos de los ejecutivos de la empresa. Hasta el momento se ha dado una seguidilla de cambios en la planta ejecutiva de YPFB que, en unos casos, reflejaron una tendencia por priorizar la experiencia profesional, sin embargo, algunos de ellos rápidamente y sin mayores explicaciones, fueron destituidos, dejando una imagen no solo de precariedad gubernamental sino hasta de falta de sensibilidad social pues los ejecutivos son personas que, al margen de sus equivocaciones, deben ser tratadas también con respeto.

Para evitar errores de administración publica, vocería y linchamientos profesionales; sería aconsejable una selectividad mesurada de los que serán los nuevos hombres del sector y exigir el máximo de profesionalismo y cuidado a nivel de declaraciones sobre temas sensibles no solo para el sector sino para el conjunto del país. Esto pasa también por una disposición gubernamental para observar el sector con probidad.

Hablar en los medios en base a documentación “filtrada” es otra falta de seriedad, de parte de algunos analistas pues estamos hablando de intereses del Estado que ameritan el máximo de compromiso. Por tanto, referir el nivel de reservas de gas en base a este tipo de información, no atropella solamente a la anterior gestión de gobierno; pone en riesgo contratos suscritos con países vecinos y altera la certidumbre del mercado interno. Si algo de eso existe, el tema debe ser tratado de manera reservada y en niveles altamente estratégicos del Gobierno; hacerlo como parte de un linchamiento político es, desde todo punto de vista, censurable y suena a recomendaciones adelantadas para ocupar futuros cargos a disposición.

En un proceso nacido para durar un corto tiempo, se debería imponer la continuidad de los más importantes planes y proyectos en curso que deben ser ejecutados con inteligencia y eficiencia; más allá de colores políticos, ofreciendo resultados. Por tanto, los nuevos hombres del sector deben ser sobre todo ejecutores, no voceros políticos, y deberán ser, fundamentalmente, cuidadosos.

El tiempo para auditorías, investigaciones y cambio de rumbo de la política hidrocarburífera debe ser parte de un gobierno constitucionalmente electo y con el tiempo necesario para ello. La prisa no siempre es buena consejera y menos la angurria política; hemos visto varios casos donde esta ha ocasionado no solo “chambonadas” sino debacles institucionales que Bolivia no puede seguir permitiendo.

El cuoteo político es tan añejo que actualiza la indignación. Consiguientemente, los partidos que están en función de gobierno deberán ser cautos pues además están en vitrina y con una marea de ciudadanos dispuestos a no seguir tolerando bravuconadas y deficiencias de gestión. Por tanto, esperamos que las nuevas autoridades del sector observen, prioritariamente: una visión de país y sean nombradas en función a su trayectoria profesional, ética y disposición para transitar una ruta corta de la menor manera posible.

FUENTE: EL DÍA
AUTORA: VESNA MARINKOVIC