El análisis sobre la “industria naciente” del biodiésel en Bolivia arrancó en medio de  un escenario que ya comenzaba a ser adverso para debatir su pertinencia, debido a los incendios en la Chiquitania, a finales de agosto y en el marco de lo que fue el panel Oportunidades de desarrollo del biodiésel en Bolivia; durante el 2º Foro Internacional Gas, Petroquímica y Combustibles Verdes, Bolivia 2019; realizado en Santa Cruz de la Sierra, bajo el paraguas del Ministerio de Hidrocarburos, YPFB y la CBHE.

Pese a que para muchos estos incendios fueron provocados por medidas como la ampliación de la frontera agrícola en Bolivia para motivar, también, la industria de los biocombustibles, Marcelo Velázquez, Director General de Comercialización, Transporte y Almacenaje del Ministerio de Hidrocarburos, ratificó, durante el coloquio de ENERGÍABolivia, que el país tiene la capacidad para desarrollar esta industria “en el marco de una política y planificación clara que ofrezca tanto a productores como industriales, las condiciones de seguridad jurídica, compromiso de compra y reducción a la volatilidad de los precios internacionales”.

Aclaró que si bien al momento no hay una producción industrial a nivel de economías de escala en Bolivia; remarcó que existe la planificación suficiente para implementar un plan de la magnitud necesaria para tal efecto; reiterando la importancia de condiciones clave para su implementación como las referidas líneas arriba. Destacó, entre ellas, la seguridad jurídica ofrecida por la Ley 1098 de Aditivos de Origen Vegetal, como el instrumento para facilitar la vigencia de esta industria en Bolivia.

Explicó que dicha ley establece que el biodiésel es un aditivo que debe ser desarrollado bajo normas y reglas expresas dirigidas a facilitar su producción, comercialización, transporte y almacenaje; como marco imprescindible de seguridad jurídica para los inversionistas, junto a garantizar un porcentaje de compra, que debe ser normado por el Ministerio de Hidrocarburos en el más breve plazo. 

“Cualquier inversionista, cualquier persona que pone un capital para generar una producción, espera un retorno y un mercado”, precisó Velázquez y agregó que en el caso del biodiésel; es fácil identificar que YPFB será el comprador mayoritario de este biocombustible que esperó décadas para ser considerado dentro de la matriz energética del país; sustentada, principalmente, por hidrocarburos.

 “Yacimientos tiene la atribución constitucional de manejar esta actividad comercial en el eslabón de la cadena económica de combustibles, entonces, lo que hará es comprar el biodiésel, mezclarlo en un porcentaje que va a ser establecido en la política sectorial pero que inicialmente puede ser de 5 por ciento que es aceptable; para introducirlo al consumo de la población”, dijo.

Reconoció que la otra condición imprescindible para el funcionamiento de esta “industria naciente” es el factor precio y adelantó que el Estado garantizará por 5 años la subvención, la seguridad jurídica para el productor, la garantía de compra y un blindaje a la exposición de las fluctuaciones de los precios de los commodities, permitiendo emprendimientos mixtos y comunitarios con cupos específicos, como parte de una política pública.

Velázquez dijo que el marco conceptual bajo el cual se está estructurando la industria del biodiésel en Bolivia, supone pensar que se requerirá 471 millones de litros para el año 2025 y que eso podría generar una industria de dos o tres emprendimientos, proyectando que estos puedan empezar a producir, de aquí a un año y medio, en las cantidades requeridas por el mercado nacional.

FUENTE: EL DÍA
AUTORA: VESNA MARINKOVIC