No es bueno aprovechar una ventaja mediática para despotricar en contra de algo o de alguien. Sin embargo, si el berrinche sirve para alcanzar una medida de orden que contribuya al conjunto del sistema, en este caso, al conjunto de hombres y mujeres que adolecen de un servicio eficiente en la tan mentada era de la innovación tecnológica; habrá que hacerlo aunque no resulte fácil.
 

Desde que han ocurrido los profundos cambios tecnológicos en esta Aldea Global, llamada así por Marshall McLuhan, la vida es otra. No sé si mejor o peor pero es distinta, tan distinta que incluso algunas tramas de la vida, de la historia y la literatura, pueden verse y leerse de manera distinta e incluso dejar de existir por la simple presencia de la tecnología.

Entonces, lo real de esta Aldea Global es que estamos hiperconectados e hiperinformados, aunque nuestras propias mediaciones, nos permitan tomar atajos distintos, dependiendo de quien se trate. Sin embargo, la dependencia hacia la tecnología también nos vuelve extremadamente vulnerables. Si usted no tiene, internet, por ejemplo, su vida puede ser un drama puntual en medio de una entropía total.

Depender del internet para trabajar, cumplir con los clientes, y/o simplemente enterarse del estado de situación del mundo o de los amigos, puede tornarse un drama difícil de resolver a medida que avance nuestro grado de dependencia. Pero, más allá de ello, lo real es que existe tanto como existen nuestras limitaciones a la hora de entender su intrincado servicio que no deja de ser un complejo atado de eventualidades.

Eventualidades como la que soporto desde el lunes a las siete de la noche cuando la famosa fibra óptica de Entel S.A., dejó de funcionar para desazón mía. Me habían dicho que si me conectaba a este peculiar servicio, los cortes de internet no serían tan recurrentes como el que soportaba antes de la conexión a este nuevo como publicitado servicio. De manera que, haciendo un alto en mis actividades, hice el cambio.

Sin embargo, el drama continua. El lunes, al percatarme de la ausencia de servicio llame al 800101010 para que me socorrieran y una voz inmutable me dijo que como ya era medianoche y feriado por las fiestas patrias, el servicio de auxilio debería recorrerse a partir del miércoles y que eso tomaba entre 24 a 48 horas; hoy estoy a jueves y continuo sin internet pues me dijeron que se debía a “un problema externo debido a causas climáticas” y que estaban “monitoreando”.

Llame mil veces, imploré, suplique, me enojé, y, sin embargo, el tono de voz de los “asistentes técnicos” no dejó de ser inmutable. Por el momento, este incidente solamente me ha permitido sentir el terrorífico grado de indiferencia e ineficiencia de los empleados de Entel S.A., a la hora de resolver un problema en el servicio que, además, pagamos mensualmente y sin interrupciones. Lo peor de todo es que no existe poder alguno que pueda mover el lento, burocrático e ineficiente orden establecido por esta empresa para resolver los problemas técnicos derivados del servicio terciarizado de internet en la Bolivia de este siglo XXI, que navega en medio de profundos cambios tecnológicos en curso.

Entre tanto, los usuarios, tristes usuarios, somos apenas las fichas que financiamos un sistema cada vez más obeso e inoperante de comunicación. Hoy viernes llegó la empresa subcontratada por Entel testimoniando que la solicitud de servicio recién la hicieron hoy a las 09:20 de la mañana. Los técnicos desenredaron un cable en menos de cinco minutos y restablecieron el servicio, más allá de las “causas climáticas”. ¿Cómo la ven?

FUENTE: EL DÍA
AUTORA: VESNA MARINKOVIC