Remarcando que cerca al 100 por ciento de las reservas probadas de gas boliviano están en manos de operadoras privadas, Oscar López Paulsen y Eloy Martínez

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EDICIÓN-52 | AGOSTO 2017


Remarcando que cerca al 100 por ciento de las reservas probadas de gas boliviano están en manos de operadoras privadas, Oscar López Paulsen y Eloy Martínez, hicieron una gráfica en unos casos optimista sobre la situación del sector, coincidiendo en que la exploración es un gasto hasta que se convierte en éxito.

 

Vesna Marinkovic U.

 

“En este juego de la exploración hidrocarburífera las empresas vienen, van, eligen, estudian, evalúan áreas y luego apuestan. En algunos casos esa historia ha terminado bien pero en la mayoría de los casos la historia no siempre termina así”, dice Eloy Martínez, geofísico y ex gerente de exploración de la empresa YPFB Chaco

 

Por la memoria de Martínez pasan varios recuerdos y mucho trabajo realizado en campo. En una especie de retrospección de lo que ha sido la actividad petrolera en Bolivia, recuerda que allá por 1997, Andina y Chaco comenzaron una importante fase de exploración en el Área Tradicional de Hidrocarburos de Bolivia. Chaco inicio sus trabajos con 13 bloques de exploración; desde Chimore en Cochabamba hasta Bermejo-Churumas en Tarija. En la actualidad se ha cambiado la denominación de bloques de exploración por áreas.

 

“Cada bloque tenía que cumplir su programa de exploración y compromiso de inversión”, agrega en alusión a la controvertida etapa de la capitalización. Recuerda que Aguarague era el bloque estrella de la empresa Chaco, que el alto riesgo técnico y económico asociado a esa exploración estaba asociado a un eventual alto premio”. Sin embargo, la realidad se encargó de disipar estas ilusiones

 

“Se invirtieron más de 100 millones de dólares entre 1997 y 2004 en el bloque Aguarague, con un programa de exploración intenso, utilizando las mejores tecnologías y que concluyeron con la perforación de dos pozos que resultaron en sendos fracasos exploratorios ”, anota con la convicción de quien ha visto pasar mucha agua bajo el puente.

 

Precisa que Incahuasi es el último descubrimiento de gas importante en Bolivia el año 2004, afirmando que lo demás en exploración real ha sido trabajo menor o “chiquitaje”, como se dice en la jerga petrolera. “En estos últimos años creo que no ha habido una empresa como Chaco que hubiera hecho tanta sísmica 3D, cubriendo todas sus áreas bajo contrato, perforado pozos de desarrollo y exploración, etcétera, pero lamentablemente no en áreas de gran potencial hidrocarburífero”, anota.

 

¿QUÉ PASÓ DESPUÉS? TODOS ERAN EXPERTOS

 

“Después de 2004 empezó a cambiar la situación política en el país, en directa relación con el inicio del desarrollo de los campos San Alberto y Sábalo. Los mercados se alborotaron, empezó a subir el precio del petróleo y los ingresos de las petroleras. Entonces todos los bolivianos nos convertimos en expertos petroleros, así recuerdo gran parte de la década de 2000 a 2010.

 

Parece pensar que había razones para ello pues toda esta algarabía coincidía con el descubrimiento y la puesta en producción de San Alberto; luego vendría Sábalo, contrato con el Brasil, y el ingreso de gran cantidad de dinero, aclarando que esta coyuntura se dio bajo el paraguas de la capitalización.

 

Seguidamente, afirma que “San Alberto, Sábalo, Itau, Incahuasi y Margarita son cinco campos que tienen más del 90 por ciento de reservas del gas de Bolivia y que son operadas por de empresas privadas.”

 

Volviendo a 2004 dice que como consecuencia de los cambios políticos que se avizoraban, , “las empresas frenaron, se sabía que irían a haber grandes cambios políticos, nadie quería invertir o gastar en exploración porque la exploración está asociada a mucho riesgo, es un gasto, hasta que se convierte en éxito.”

 

LA EXPLORACIÓN NO TIENE INGRESOS

 

En esta parte de la conversación se incorpora Oscar López Paulsen, señalando que “la exploración misma no tiene ingresos, es puro gasto e inversiones. La empresa tiene que maquillar los gastos que provoca la exploración, por increíble que parezca. En todas las empresas es lo mismo, sea privadas o gubernamentales pues empiezan con perdida porque más son los pozos secos en todas las partes del mundo.”

 

“Pero ahí empieza a generarse esta gran industria, produciendo pérdidas”, sostiene López, geólogo de escuela argentina y de larga trayectoria en YPFB, donde ocupó el cargo de gerente de la Unidad de Evaluación de Recursos Hidrocarburíferos. Añade que las gerencias de producción son las que en realidad generan ingresos con la venta a las refinerías, iniciando la cadena de venta de los hidrocarburos.

 

A propósito, remarca que bajo la actual Ley 3058 de Hidrocarburos, la producción de hidrocarburos tuvo mucha incidencia, en la línea de sostener los mercados lo que provocó un acelerado desarrollo de los campos y de las reserva que existían hasta llegar a 60, 61 millones de metros cúbicos de gas, un récord en materia de producción. “Un boom que llegó hasta 2013 cuando la renta petrolera fue muy alta, muy beneficiosa para YPFB”, subraya.

 

Sin embargo, López afirma que cuando se acaban las reservas, la exploración se convierte en una prioridad, aunque su lectura da cuenta de varias limitaciones a esta actividad, como los costos operativos, que serían demasiado altos.

 

“De todos los países que son productores de hidrocarburos, llámese Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, Bolivia es el que menos presupuesto tiene en todas sus empresas, llámense públicas o privadas, probablemente porque se trata de un país pequeño que no tiene muchos recursos de inversión”, anota.

 

Asegura que es muy sencillo darse cuenta de esta situación, leyendo sobre la actividad de Argentina donde se exploran entre 400 a 500 pozos al año; Perú 400, Colombia 600; en Brasil, 1000 al año; en tanto que en Bolivia se ronda los 30 a 40 pozos en el mismo período.

 

“Sin duda que la actividad en Bolivia es pequeñita. En realidad, es un negocio reducido dentro del contexto de estos otros países y quizás eso explica un poco porqué nuestros precios son más altos, porqué nuestra sísmica es más cara que en la Argentina, Perú y Brasil, que son productores”, dice al reiterar que son los costos más altos que hay en las compañías de servicios y que recién este año han empezado a bajar cuando todo el mundo anda buscando qué hacer.

 

ESTAMOS DESFASADOS

 

Martínez complementa señalando que, en efecto, a partir de 2004 fue difícil encontrar empresas operadoras y de servicios que quisieran venir a trabajar en Bolivia pues se encontraban con mucho trabajo alrededor del mundo agregando que, además, entrar al país les resultó siempre complicado; luego, a esta situación se habría sumado la incertidumbre frente a los cambios políticos a partir de 2005.

 

Al momento y según Martínez, estamos “desfasados” en términos de lo que ocurre en los países vecinos. Dice que cuando la actividad exploratoria era intensa a nuestro alrededor, en Bolivia se estaba en una especie de compás de espera y que ahora; cuando la actividad está semiparalizada, a consecuencia de la crisis, Bolivia arranca sus proyectos de exploración, después de más de 10 años de una paralización de facto

 

“Hay que aclarar que esta paralización desde 2004 hasta prácticamente 2014 es tangible. Recién ese año se empiezan a concretar las gestiones para poder acceder a nuevas áreas de exploración mediante nuevos contratos de exploración, bajo una regulación monumental, densa y complicada. Un ejemplo concreto de YPFB CHACO es la firma del primer contrato de exploración del área San Miguel en al año 2014 cerrando una gestión de más de 5 años de trámites interminables ante YPFB, Ministerios hasta su suscripción en Parlamento.

 

UN YPFB INTEGRADO

 

Ambos coinciden en que si bien, los Costos Recuperables y la Ley de Incentivos aplacaron en algo la incertidumbre alrededor de la exploración, ambos no fueron suficientes. En este marco, consideran que YPFB debe ser reestructurada de tal forma que responda integralmente en el tema del upstream y el downstream.

 

Martínez afirma que al momento existe mucha dispersión de esfuerzos y que la empresa requiere ser afinada apropiadamente para concretar su visión y manejo exploratorio junto a las subsidiarias.

 

…se han puesto muchos candados a la inversión extranjera directa y revertir esta situación tomara mucho tiempo”

 


López Paulsen precisa que es necesario tomar decisiones sobre cómo va a funcionar YPFB Corporación que, en su criterio, debería operar como una sola empresa integrada en toda su cadena. Agrega que al momento, YPFB Corporación, no tiene personal capacitado en producción, sin dejar de reconocer que hay gente idónea para tal efecto en Chaco y Andina. Sostiene que esta tarea es un pendiente importante para el Gobierno.

 

Ambos sugieren que es tiempo de repensar la actual estructura de YPFB Corporación y sus subsidiarias, un modelo resultante de la capitalización.

 

¿CÓMO ESTAMOS EN RESERVAS?

 

“Nuestro país tiene nueve provincias geológicas susceptibles de convertirse en proyectos de exploración, y con diferentes pronósticos porque su geología es diferente y su sistema es tanto gasífero como petrolero”, dice López y acota que “con lo poco que hemos hecho, esto nos lleva a pensar que vamos a tener grandes descubrimientos de petróleo, tan grandes como no habíamos imaginado anteriormente. Soy un optimista en cuanto a las grandes reservas de petróleo que se pueden encontrar en la Faja Pericratónica, que alcanza la cuenca Madre de Dios, Beni y Chiquitos.”

 

Agrega que el potencial de gas tampoco es descartable y que estaría en otro tipo de provincias, asociado normalmente a líquidos llamados condensados, asegurando que existe una buena cantidad para ser descubierta, pero que lo que se requiere en Bolivia es inversión y una regulación impositiva que no espante a los inversionistas, acotando que actualmente YPFB no puede seguir invirtiendo, después de las importante inversiones realizadas en exploración entre 2013 y 2014.

 

Martínez, discrepando con esta lectura, dijo que en realidad no era optimista frente al potencial hidrocarburífero del país. Piensa que el mayor potencial ya ha sido descubierto y lo resta será difícil de encontrar y que en realidad Bolivia sería un país moderado en términos de potencial petrolero pero no por eso menos atractivo en términos de negocios. Remarcó, asimismo, que se han puesto muchos candados legales a la inversión extranjera directa y que revertir esta situación implicará mucho tiempo. El caso del Campo Incahuasi es interesante para el análisis. El pozo descubridor fue el 2004. El inicio de la comercialización del gas de ese campo fue el 2016. Tenemos un periodo de 12 años entre descubrimiento y comercialización. Y no olvidar que la exploración en ese bloque comenzó durante la segunda mitad de la década de los 90, con un contrato resultante de la anterior ley. Este largo ciclo entre exploración y desarrollo en el caso de Incahuasi incluye la década perdida antes mencionada. Considerando estos tiempos, el panorama para nuestro país no es de lo más atractivo para Martínez.