El periódico El País publicó hace unos días un artículo hablando de la convivencia “a codazos” entre el lujo y el hambre en el Reino Unido, a escasos días de las nuevas elecciones generales en ese país que se realizan el 7 de mayo, y me quedé pensando en que no es mentira que el mundo no ha terminado de resolver sus paradojas, pese a los sofisticados niveles de producción e investigación científica que se ha alcanzado desde que el ser humano abandonara la categoría de “primate”.

El artículo señala que hay contradicciones entre una economía que crea empleo y deja atrás la recesión a un ritmo de crecimiento del 2,8% anual, y su “miserable reverso”. Indica que existe una  “caprichosa lógica del urbanismo de la capital” que confrontaría los lujosos rascacielos de Tower Hamlets; con un conjunto de viviendas sociales que alberga el mayor índice de “hambre infantil” del país y donde sus habitantes, si bien pueden pagar sus consumos básicos como su alquiler, no puede solventar su alimentación.

Refiere que el banco de alimentos de Tower Hamlets perteneciente al Trussell Trust, el mayor conglomerado de dispensación de comida de emergencia de Reino Unido, habría distribuido en los últimos 12 meses 1,1 millones de lotes de comida de emergencia, cada uno suficiente para alimentar a una de estas familias de viviendas sociales, durante tres días; como testimonio del aumento de personas que han comenzado a recibir este tipo de asistencia, afirmando que son casi 200.000 más que en el ejercicio pasado, y 27 veces más que hace cinco años.

Por el momento, el Reino Unido está entre las economías más desarrolladas de la Unión Europea y los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional proyectan que su PIB crecerá en 2,7% este 2015. Tiene una de las tasas de desempleo más bajas de la región que ronda el 6% pero tiene el gran desafío de revertir lo que algunos analistas califican como “un reparto muy desigual”. Un desafío que además ha impregnado el discurso político previo a las elecciones de mayo próximo.

En este marco, el partido conservador se ha concentrado en argumentar que la recuperación del desempeño macroeconómico en los próximos años debe mantenerse e insiste en la consolidación fiscal; mientras los laboristas (que critican los niveles de pobreza, pese a las cifras macroeconómicas sustentadas por los conservadores), ponen el acento en un reparto más equitativo, junto a una propuesta que va por acabar con un sistema de diferente trato fiscal para los no residentes, que tiene una vigencia de más de 200 años y que beneficiaría a “las grandes fortunas”.

Todo esto, aliñado con el debate sobre si corresponde o no la salida de este país de la Unión Europea. La reelección del actual primer ministro, David Cameron, que ha ratificado su posición a favor de un referéndum que se realizaría después de las elecciones generales de este 2015, para consultar la permanencia de su país en la Unión, fortalecería la tendencia hacia un alejamiento, sobre todo después de que él afirmara que “la desilusión con la UE es ahora "más alta que nunca", y probablemente afianzaría el actual esquema económico del Reino Unido, con sus luces y sus sombras.

FUENTE: EL DÍA

A
UTOR: Vesna Marinkovic U.