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HENRY OPORTO: “Hemos dejado de ser autosuficientes en la producción de combustibles”

 

Vesna Marinkovic U.

La política estatista y caótica del Gobierno del MAS ahuyentó la inversión extranjera, lo que dejó al país sin capacidad de reponer las reservas de gas, en consecuencia, de mantener un ritmo de crecimiento de la producción y las exportaciones…

 

1Se dice que el sector de los hidrocarburos en Bolivia está en franco deterioro, ¿cuáles serían las causas para este deterioro?

 

Las causas son evidentes: la nacionalización de los hidrocarburos de 2006 interrumpió el ciclo de inversiones y crecimiento de la producción de mercados de exportación. La política estatista y caótica del gobierno del MAS ahuyentó la inversión extranjera, lo que dejó al país sin capacidad de reponer las reservas de gas y, en consecuencia, de mantener un ritmo de crecimiento de la producción y las exportaciones. El manejo improvisado y corrupto de YPFB ha llevado a la estatal petrolera a un fracaso.

 

2Cuáles las señales más importantes de este deterioro al momento?

 

La producción de gas está en franco declive. Desde el 2015 ha caído 35 por ciento, y la tendencia es que siga esta caída. Los grandes campos de gas se han ido agotando y se cumple cada vez menos con los volúmenes contratados de venta a Brasil y Argentina. Estos países dependen mucho menos del gas boliviano. Hemos dejado de ser autosuficientes en la producción de combustibles y ahora dependemos de importarlos. Bolivia, que soñaba con ser el centro energético de Sudamérica, se ha convertido en importador neto de hidrocarburos. En 2027 podríamos ya no tener volúmenes suficientes de gas para exportar, y para el año 2030 es posible que tengamos que importar gas natural para el mercado interno que crece un 3% anual.

 

PERFIL

Henry Oporto Castro, es licenciado en sociología de la Universidad Mayor de San Andrés, investigador y ensayista. Director de la Fundación Milenio y autor de varios libros sobre la realidad nacional. Colaborador de periódicos nacionales. Autor de Reinventando el gobierno. Reforma del Estado y Gobernabilidad en Bolivia (1998), El cielo por asalto (2009), La tierra nuestra de cada día (2009), Agua y Poder (2010), Actores emergentes y la formación de un capitalismo popular en Bolivia (2011), Un nuevo rumbo: política y sociedad (2012). Asimismo, es coautor y editor de Los dilemas de la minería (2012), ¿De vuelta al Estado minero? (2013), Bolivia: encrucijadas en el Siglo XXI, entre otros.

 

3Qué se debería hacer para revertir esta situación?

 

Se requiere un cambio radical de la política hidrocarburífera para abrir el sector a la inversión extranjera, especialmente en exploración de nuevos campos, con reglas claras, estabilidad en los contratos, reducir impuestos para hacer atractiva la inversión, buscar nuevos mercados, reestructurar y sanear YPFB. Son cosas que, si se hacen bien, tomarán varios años en producir resultados, pero cuanto más rápido se comience se le ahorrará al país muchas penurias. Recuperar la confianza de los inversores es un reto crucial. Sin embargo, es dudoso que el gobierno quiera y pueda hacer este giro.

 

4Hasta 2022, los volúmenes exportados de hidrocarburos desde Bolivia, presentaron una tendencia a la baja, ¿al momento se ha modificado en algo esta situación?

 

La declinación de la exportación petrolera es estructural, originada en la contracción de la capacidad productiva y la falta de reservas, por un lado, y en la pérdida de mercados, por otra. Argentina ya dice que en 2024 podría suspender sus compras de gas boliviano. Si esto ocurre será un golpe terrible para la economía boliviana. Pasar a ser un país de tránsito del gas argentino hacia Brasil, es un magro consuelo.

 

5Que el sector de los hidrocarburos esté en crisis, ¿agudiza la crisis de la economía nacional?

 

La bonanza que vivimos entre 2006 y 2015 se sostuvo ante todo en la exportación de gas y sus altos precios, cuando Bolivia tenía grandes reservas y capacidad de producción gracias a las inversiones de los años 90 y 2000 (antes de la llegado de Evo). La renta del gas aportó casi la mitad de los ingresos fiscales, impulsando como nunca el gasto público y el crecimiento económico. Todo esto ha cambiado sustancialmente en los últimos años. La debacle de los hidrocarburos es uno de los factores claves de la crisis actual. Fíjese que entre 2019 y 2022, el PIB del sector petrolero tuvo un crecimiento negativo de 12%. Para colmo, ahora gastamos más en importar combustible que en exportar gas natural; el déficit de la balanza comercial energética ascendió a 1.300 millones de dólares el pasado año.

 

6Siendo YPFB una empresa pública, la más estratégica e importante hasta hace poco, ¿sería útil que dejara de ser un peso para el Estado y pasara, por ejemplo, a manos de los trabajadores, como plantean algunos analistas en relación a otras empresas del Estado?

 

Para salvar a YPFB es necesaria una reingeniería empresarial de gran calado, además de reducir sus funciones, que las tiene en exceso y las cumple pésimamente. El problema crítico de YPFB es su politización, su burocracia incompetente, el clientelismo y prebendalismo que dominan su administración. La empresa es rehén del sindicato y otros grupos de poder, que medran de ella. ¿Quién le pone el cascabel al gato? No parece que el gobierno lo quiera hacer, así que lo más probable es que el descalabro continúe, hasta que tal vez llegue una solución por el desastre.

 

“La declinación de la exportación petrolera es estructural, originada en la contracción de la capacidad productiva y la falta de reservas, por un lado, y en la pérdida de mercados, por otra…”

 

7 debe levantar el subsidio a los carburantes en Bolivia?

 

En 2022, el subsidio a los carburantes fue de 1.700 millones de dólares, una cantidad descomunal para una economía con una crisis fiscal por encima del 7% del PIB por 8 años consecutivos. La situación fiscal es insostenible. Revisar la política de subsidios es de sentido común. Otros países los han hecho y con éxito. Bolivia puede aprender de esas experiencias para focalizar el subsidio en los sectores pobres y vulnerables. Pero para ello se requiere de visión, coraje político, liderazgo y responsabilidad nacional. Estas condiciones son inexistentes en Bolivia.

 

Recuperar la confianza de los inversores es un reto crucial. Sin embargo, es dudoso que el Gobierno quiera y pueda hacer este giro”