¿Qué es lo que realmente está pasando entre China y América Latina? En principio, podríamos decir que, dado que geográficamente están lejos y el país asiático tiene mercados mucho más importantes en agenda como Estados Unidos, de manera prioritaria, la región no está entre sus prioridades.

Sin embargo, el que no esté entre sus prioridades en materia de mercado, no quiere decir que el vínculo entre China y América Latina no se haya intensificado a partir del intercambio de bienes manufacturados chinos y materias primas como, por ejemplo, petróleo, gas y minerales.

En este marco, la región no ha variado un milímetro su carácter de aprovisionador de materia prima barata; dando cuenta de un cambalache entre trabajo y renta proveniente de los recursos naturales que, al mismo tiempo, grafica y de manera puntual, el fortalecimiento de China en el contexto de la comunidad global y, sobre todo, de sus relaciones económicas con América Latina.

Esto nos dice que no podemos dejar de analizar el papel de China como nueva potencia emergente y, sobre todo, sus relaciones económicas con América Latina, en el marco de un complejo capitalismo global que, en el país asiático, toma cuerpo a partir de 1979, cuando se da una apertura económica a cargo de liderazgos irruptivos que implicaron un significativo flujo de capitales extranjeros hacia China.

El elocuente despliegue de manufactura desde los centros de producción mundial hacia China es otro tema que habla de una producción en masa, realizada por mano de obra barata, con capitales extranjeros, que al momento está inundando de manera contundente la denominada aldea global. Un tema que, sin duda, ameritaría debatir en procura de un orden equilibrado de la producción, la gestión de los recursos naturales y, la inversión al parecer poco selectiva del capital internacional.

Con todo, lo que nos interesa es graficar que, al margen del interés de China por el mercado latinoamericano, lo definitivamente importante es entender que esta potencia emergente, al igual que todo poder, está necesitado de legitimar y perpetuar su dominio político y económico incluso en zonas periféricas como, en efecto, le resulta América Latina.

De esta forma, si bien hasta el momento China ha sido cautelosa en materia de inversiones masivas en la industria petrolera de la región, no ha dejado de despertar sospechas de parte de Estados Unidos, con claro dominio en  países como Venezuela que ostenta una de las reservas de crudo más importante a nivel mundial. En esta línea, hasta se podría pensar que de continuar el avance chino, los actores antagónicos bien podrían disponer formas de bloquear recursos y/o restringir mercados.

Por el momento, ningún país y menos los que buscan colocarse al frente de Estados Unidos, han visibilizado disputas concretas sobre negociados de China en materia de recursos naturales de la región. Sin embargo, el avance del país asiático es casi como una marea; me ha tocado ver un avión repleto de ciudadanos chinos con destino al salar de Uyuni; el territorio del litio que ha comenzado a enloquecer la demanda global de concentradores de energía. El caso es elocuente pero al momento pasa desapercibido.

Con todo, valdría la pena tener cifras actualizadas de la inversión china en América Latina por concepto de compra de recursos naturales provenientes de la minería y los hidrocarburos;  así como cifras puntuales sobre el incremento del ingreso de productos chinos a la región. La idea, en principio, serviría para ver si es verdad que hay una especie de negligencia de parte de Estados Unidos en las otrora colonias cautivas suyas y/o si todo esto se debe solamente a una reestructuración de la producción industrial a nivel global.

FUENTE: EL DÍA 
AUTORA: VESNA MARINKOVIC

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