La religión católica parece estar en caída libre, por lo menos en América Latina y en Chile de manera particular. No lo digo yo, lo dice el Latinobarómetro 2018 que refiere que en el 2017 hay siete países donde esta religión ya no es dominante cuando el 2013 eran cuatro, cuatro países. Da la impresión que ni siquiera el liderazgo del papa Francisco está revirtiendo esta situación en un momento cuando la Iglesia Católica ha sido fuertemente sacudida por horrorosos casos de abusos sexuales.

El Latinobarómetro es una ONG asentada en Chile donde el impacto del caso Karadima, expárroco de la comuna El Bosque, ha tenido una especial repercusión pues era un prelado con mucho arraigo, especialmente entre la clase media alta de ese país. Conocer sus bajos instintos, dejó a muchos chilenos asqueados, enfurecidos  y sorprendidos, sobre todo después de que la Iglesia apenas lo sentenciara a “una vida de oración y penitencia” el año 2011, después de conocer su hilera de crímenes.

La mencionada ONG ha realizado una encuesta de opinión que representa la población de 18 años en más de 18 países de América Latina, con muestras de 1.200 casos “cara a cara” en Sudamérica y México y 1000 en Centroamérica y remarca que el margen de error es entre 2.8% y 3%. Las cifras dan cuenta de la evolución de la religión católica en Chile y en América Latina entre 1995 y 2017.

Observa grandes cambios en la cantidad de ciudadanos que declaran pertenecer a una religión u otra. Refiere que Chile destaca por la fuerte caída del catolicismo y el fuerte aumento de los que no declaran tener ninguna religión, son agnósticos o ateos. “Es un caso de secularización acelerada. El impacto del caso Karadima en Chile queda plasmado en la caída de los que se declaran católicos y la práctica religiosa”.

Sin embargo, señala un repunte del catolicismo en este país con la llegada del Papa Francisco en 2013. Precisa que en Chile un 42% de los católicos encuestados evaluó como buena la gestión del máximo pontífice, frente a un 10% que no respondió. Un 11% la calificó de mala y un 37% como regular. En América Latina un 68% de los católicos la calificó de buena y, entre los evangélicos, apenas un 23% dijo que era buena, un 40% regular, 14% mala y 23% no respondió.

Chile y Uruguay fueron los países donde la confianza en la Iglesia Católica ocupó los lugares más bajos con el 36 y el 41% respectivamente. La encuesta surge en un momento altamente delicado para esta institución religiosa pues tras las disculpas del Pontífice por haber pedido “pruebas” para enjuiciar en Chile al obispo Barros, le llovieron una serie de críticas que hicieron tambalear su liderazgo al punto que finalmente tuvo que pedir la renuncia de todos los obispos chilenos en mayo de este año.

“El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar”, fue la frase pronunciada por el papa Francisco durante su visita a Chile en enero de este año, a favor del obispo Barros, acusado de ocultar los crímenes sexuales del sacerdote Fernando Karadima. “No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”, aseguró el Pontífice, antes de que se elevara la temperatura de la crisis en la Iglesia Católica y el máximo pontífice se viera obligado, posteriormente, a reconocer “graves equivocaciones de valoración”.

Por el momento, insisto en que la Iglesia no puede seguir siendo el “espacio bendito” para continuar soliviantando los más bajos instintos sexuales de sus clérigos; los hechos de pederastia y abusos sexuales tienen que ser juzgados en instancias judiciales ordinarias y públicas, a la brevedad posible. Su crisis de credibilidad ha superado la barrera de los mitos para transformarse en cifras y no es un tema que alegre pues, al final, la Iglesia Católica era una de las instituciones más creíbles del armazón social que el hombre ha logrado consolidar en todo su tiempo de historia sobre la tierra.

FUENTE: EL DÍA
AUTORA: VESNA MARINKOVIC

You have no rights to post comments