Las marionetas son muñecas(os) manejadas(os) por hilos a cargo de manos invisibles para representar determinados tipos de rituales: mágicos, religiosos y/o políticos. Fueron utilizadas desde tiempos inmemoriales en distintas civilizaciones, sobre todo en aquellas que hicieron un uso magistral del poder. 

Se dice que en la antigua Mitología hindú, Adi-Nat, la primera marioneta sale de la boca de Brama, el Creador, y que los primeros teatros de marionetas se inspiraban en los poemas épicos sánscritos, el Mahabharata y el Ramajana. En esta línea, el origen de estos muñecos está vinculado principalmente a la religión; sobre todo porque sirvieron formalmente para explicar los pasajes de La Biblia e imponer un orden religioso.

La civilización egipcia guarda una serie de piezas arqueológicas que hablan del manejo de las marionetas para, por ejemplo, comunicar el mundo de las divinidades y demonios del mundo invisible y “templar” a sus públicos y/o comunicar tareas imperiales como lo hacían, también, las marionetas del teatro Noh en Japón.

Ergo, la religión y la política así como la economía, se muestran como telón de fondo de los mensajes y gesticulaciones “culturales” de las marionetas. Las manos que las manejan desde las alturas y las sombras, producen determinados significados y son ellas; no las marionetas, las responsables, del sentido que estas emiten. Las marionetas apenas reproducen y representan códigos de conducta dominantes de la sociedad a la que pertenecen: el sentido de la guerra, del amor, del honor y/o de la diversión. 

Platón nos hace ver que también los seres humanos y no solo las marionetas, están sujetos a “tendones o cuerdas” que funcionan como un ordenamiento básico de determinados códigos sociales, culturales, políticos y económicos, convirtiéndolos en juguetes en manos de dioses y/o de una razón desconocida que los empuja hacia determinadas acciones, en medio del juego y la ilusión. El ateniense recomendaba que para dejar de ser una marioneta, el hombre debía guiar su vida en busca de la virtud.

Esta alusión a la condición de marionetas de algunas personas surge a propósito -aunque no únicamente-, del pedido de miles de eslovacos que salieron a las calles para exigir elecciones anticipadas y una indagación imparcial del doble asesinato del periodista Jan Kuciak y su novia el 25 de febrero pasado. Lo que la repulsa eslovaca pone en el tapete es una aguda “crispación social” desencadenada por este asesinato que termina interpelando la remodelación del Ejecutivo eslovaco y llamando “marioneta” a Peter Pellegrini, una alta figura de la política eslovaca. 

El presidente de Eslovaquia, Andrej Kiska instruyó a Pellegrini la conformación de un nuevo gobierno, tras la crisis provocada por la muerte del mencionado periodista que investigaba supuestos vínculos de la mafia italiana con las más altas esferas del poder de Eslovaquia. Sin embargo, los activistas que reclaman un cambio de timón en este país, consideran que “la remodelación del Ejecutivo eslovaco no cambiará nada en la actual coalición de socialdemócratas, nacionalistas y el partido de la minoría húngara”. 

Esta situación de “crispación social” interpela, por cierto, la condición de marionetas que tendrían muchos políticos en un mundo que comienza a caminar con nuevos desencantos frente al fracaso de muchos proyectos político-ideológicos; que refieren un escenario global con muchas inequidades irresueltas, en medio de gestiones públicas ineficientes y discursos irrelevantes e insoportablemente insostenibles que dan cuenta de marionetas “célebres” y totalmente desportilladas.

FUENTE: EL DÍA 
AUTORA: VESNA MARINKOVIC 

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