Se imagina cientos de centrales nucleares flotantes en los mares del planeta tierra, en los próximos años? Puede ser el principio de una “guerra del fin del mundo” o apenas el comienzo de una respuesta categórica, no sé si igualmente moral y/o eficiente, pero, respuesta al fin, a la siempre creciente demanda energética de la humanidad.

La agencia rusa TASS ha informado en el portal Rusia Hoy, que el Gobierno de Putin está preparando la puesta en marcha de la primera central flotante que estaría operativa en 2016 con el objetivo de “”proporcionar energía a grandes empresas industriales, ciudades portuarias y plataformas de petróleo y gas en alta mar”.

Según esta fuente, los rusos están convencidos de las bondades de la energía nuclear, al punto de pensar que es menos dañina, incluso, que una central hidroeléctrica en tanto no inhabilita grandes extensiones de terreno y es una opción que, al momento, está abasteciendo de energía al 16% del consumo total de ese país.

En efecto, el vice primer ministro de Rusia, Dmitri Rogozin, habría remarcado que: “El año pasado las centrales nucleares rusas generaron un volumen récord de energía eléctrica –177.300 millones de kilovatios por hora–, equivalente al 16% del consumo total del país”, añadiendo que para 2030, se prevé un aumento de la producción de entre el 25% y el 30%, en particular gracias a las nuevas centrales nucleares flotantes”.

Esto hace pensar dos cosas en principio: que la demanda de energía es cada vez más abrumadora y/o que el manejo de la energía nuclear ha comenzado a ser gestionada con tan altos niveles de seguridad que inhabilita los temores presentes, pasados y futuros existentes alrededor de esta fuente de generación de energía considerada más limpia y menos contaminante que aquella generada por los combustibles fósiles como el petróleo principalmente.

Según estas mismas fuentes, el director general de la OIEA, Yukia Amano, habría expresado que la energía atómica “ayudará a resolver los problemas globales que plantea un suministro adecuado de energía limpia, en el que Rusia desempeña ya un papel fundamental”.

Señalan, asimismo, que el "Akademik Lomonósov", como se llamará esta primera central nuclear flotante, prevé generar hasta 70 megavatios de energía eléctrica y 300 de energía térmica, lo que le permitirá cubrir el consumo equivalente a una ciudad de 200.000 habitantes.

Agregan que, además, la central flotante se podrá utilizar como destiladora, con una capacidad de producción de hasta 240 metros cúbicos diarios de agua. Indican que está previsto que el plazo de explotación de estas plantas alcance los 40 años, tras los cuales el reactor usado se devolverá a un centro especializado para su modernización y posterior reutilización.

En esta línea, la suerte parece estar echada a favor de un desarrollo cada vez más seguro de la energía nuclear en la medida que el "Akademik Lomonósov", estaría diseñado “con un amplio margen de resistencia, lo que protege a sus reactores nucleares de tsunamis y otras catástrofes naturales”.

Sin embargo, es probable que un manejo masivo de este tipo de generación energética no sea del todo seguro, por lo menos no en todas partes.

Por el momento y luego de conocer que países como China, Indonesia, y la propia Argentina han mostrado interés en la compra de plantas nucleares flotantes, queda en el aire, quitándonos el aire, la sensación de que el mundo se ha vuelto definitivamente imparable en su demanda de energía y que, pese a ello, probablemente no es utópico “pensar la energía”, desde moldes menos consumistas y/o ¿más racionales? Pregunto, preguntas.


Vesna Marinkovic U.




FUENTE
EL DIA