Comenzó la frenética organización del rally Dakar 2014 que ha definido pasar por territorio nacional para ofrecer a sus competidores impacto visual y adrenalina libre de impuestos. Una competencia que si bien congrega atención mundial, especialmente del sector vinculado al mundo automotriz y turístico, ha comenzado a ser resistida por el deterioro ambiental que ha ocasionado en las zonas donde se ha llevado a cabo.

Por tanto, el “objetivo de impactar visualmente a los participantes de este tipo de competencias con nuevos y exóticos paisajes, como sin duda lo es el salar de Uyuni, por donde prevé pasar la competencia”, debería recibir mayor atención de los ambientalistas y, nobleza obliga, del propio Gobierno, más allá de la emoción deportiva que debe estar suscitando.

Por el momento, el primer mandatario del Estado plurinacional de Bolivia ha confirmado que el rally Dakar 2014 pasará por “por la Ruta de la Quinua y por los salares que tiene Bolivia”.

Un anuncio que, en lo personal, me dejó la sensación de que algo maravilloso estaba comenzado a ser violado, en nombre de un deporte de “aguerridos” participantes y a título de “sorprender” a los actores de dicha competencia y a todo su séquito de mecánicos y aficionados, con la peculiaridad de los paisajes del altiplano boliviano.

El director de la ASO —dueña de la carrera—, el francés Etienne Lavigne, aseguró que esta competencia será una verdadera “maratón”, protagonizada por pilotos caracterizados por su “coraje” y “tenacidad”. Los ha calificado como “héroes del Dakar” y yo me pregunto cuáles serán las contemplaciones que estos pilotos tendrán con el paisaje, la fauna y con la joya incomparable que es la inmensa planicie del salar de Uyuni. Más allá de respuestas a estas preocupaciones, probablemente aisladas frente al furor que despierta esta competencia, solamente he leído anuncios de una enardecida alineación.

Organizaciones como la Comisión Mundial de Áreas Protegidas – WCPA – de la UICN- y, la UNESCO, han señalado que este tipo de competencias producen visibles daños físicos por la ruta donde pasan y que estos impactos resultan en erosión, pérdida de suelo y, además, provocan muertes por atropello a la fauna silvestre y doméstica circundante.

Como seguramente la realización del Dakar 2014 es una “decisión tomada”, su puesta en escena debería contemplar recaudos medioambientales y limitar el paso de la comitiva de “tenaces pilotos”, a las zonas periféricas del salar y de ninguna manera permitir que la competencia lo atraviese como ya lo están haciendo vigorosas motos y movilidades del Gobierno.

En este marco, me permito, tan solo, contradecir la decisión que autoriza el paso del rally Dakar por el salar de Uyuni y veo, con inquietud, la parafernalia dispuesta para efectos de su organización. Considero, sin embargo, que la euforia deportiva podrá más que la simple opinión de una ciudadana preocupada por lo que se perfila como una rotunda violación del salar más alto del mundo. Un acto que, como toda violación, pretende imponerse por la fuerza y la “tenacidad” de sus ejecutores.

FUENTE:

http://www.eldia.com.bo/index.php?c=Opini%F3n&articulo=El-rally-Dakar,-%BFpor-la-razon-o-la-fuerza?&cat=162&pla=3&id_articulo=119004