Circular en vehículo durante las horas pico en Santa Cruz, puede compararse fácilmente con una situación caótica y un pretexto para buscar soluciones apresuradas. Como ejemplo, sirve observar lo que ocurre en otras ciudades con problemas derivados del exagerado uso del automóvil que están intentando construir la alternativa de transporte público eficiente y más ecológico.

Sin duda que este problema del congestionamiento del tráfico citadino tiene que ver con temas de planificación urbana y son atribución específica de los municipios pero es, en términos estrictos, un asignatura de interés ciudadano en la medida que las ciudades crecen de manera desordenada y a pasos gigantescos junto a un parque automotor desorbitante que termina atentando a la seguridad y la salud de los ciudadanos.

Probablemente por ello Portland, una ciudad de América del Norte, ha iniciado un movimiento hacia el desarrollo sostenible que, como refiere el portal ecointeligente, pretende “limitar el crecimiento urbano, apuesta por un transporte público de calidad, y promueve la participación ciudadana”, lo que la habría llevado a estar en la vanguardia del urbanismo ecológico.

Esta fuente refiere que Portland es la mayor ciudad del estado de Oregón y tiene algo más de medio millón de habitantes y que como parte de esta iniciativa, en primer lugar, se reforzó el transporte público para dar a sus ciudadanos una alternativa al coche particular y se creó una línea de tranvías y autobuses propulsados con biodiésel, además de una red de carriles bici.

Refiere que, en el marco de esta iniciativa, Portland es conocido como el paraíso americano de las dos ruedas. Indica que el primer carril-bici se inauguró en 1971 y al momento serían más de mil los kilómetros que serpentean por el área metropolitana. Asegura que esto ha significado que el 8% de los vecinos use regularmente la bici para ir al trabajo (ocasionalmente se ha llegado hasta el 18%) y las ordenanzas municipales apoyan esta iniciativa.

Acota que tratando de disminuir todo lo posible la contaminación, la ciudadana ha invertido para que los coches oficiales de la ciudad no emitieran gases nocivos y, al mismo tiempo, ha impulsado la construcción de edificios duraderos y sostenibles, con un impacto medioambiental mínimo a partir de techos verdes y jardines verticales lo que habría aumentado la capacidad de aislamiento y el ahorro de energía.

Sin duda que cada una de las iniciativas deberá contemplar las características propias de cada ciudad, como por ejemplo el clima, entre otras de importancia pero, en todas, debería estar presente la urgencia de delinear alternativas de una movilización menos caótica y contaminante.

Por el momento, es seguro que por mucho tiempo más deberemos resignarnos a los embotellamientos, a los vehículos con su escape roto y a la contaminación emanada de movilidades libres de todo control ambiental.
Vesna Marinkovic U.

FUENTE:
http://www.eldia.com.bo/index.php?cat=363&pla=3&id_articulo=115666