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Un estudio de la Cepal responsabiliza a las ciudades del cambio climático. Sin embargo, también destaca que sus propias peculiaridades pueden ser una solución.

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ANOTE: Las ciudades como RESPONSABLES DEL CAMBIO CLIMÁTICO

EDICIÓN-57 | ENERO 2018


Un estudio de la Cepal responsabiliza a las ciudades del cambio climático. Sin embargo, también destaca que sus propias peculiaridades pueden ser una solución. Por el momento, destaca la precariedad de planes para enfrentar los rigores del clima en la región…

 

ENERGÍABolivia

 

Las ciudades están comenzando a alterarse: en verano hace frío, cae granizo y los bañistas de grandes balnearios salen a las escapadas de las playas; arrebatados por tormentas eléctricas y sorpresivos y dramáticos descensos de temperatura. ¿Es verdad que existe el cambio climático? La Cepal sostiene que, en este contexto, urge considerar la acción climática en las ciudades.

 

El estudio Vulnerabilidad y adaptación de las ciudades de América Latina al cambio climático, de Sergio Margulis, destaca que, a diferencia de muchos problemas ambientales de las últimas cuatro o cinco décadas, el cambio climático representa una amenaza a escala global, peligrosa e irreversible sobre la humanidad y los ecosistemas y que los altos costos asociados con el desafío del clima amenazan la estabilidad económica, social, ambiental y política global.

 

Sostiene que, en este escenario, hay que mirar a las ciudades porque más de la mitad de población mundial vive en ellas y precisa que esta cifra alcanzará un 70% al 2050. Por tanto, agrega que las ciudades generan más del 80% del PIB mundial y son responsables del 70-80% de la energía consumida que genera las emisiones de gases efecto invernadero (GEI).

 

LAS CIUDADES, INEVITABLEMENTE RESPONSABLES

 

“Inevitablemente, las ciudades son las principales responsables del cambio climático. La segunda razón, es la concentración de personas, activos y actividades económicas en las ciudades que son particularmente vulnerables a los impactos del cambio climático”, dice.

 

Según este estudio, “Hay mucho que perder al no actuar contra los impactos del cambio climático en las ciudades”, y agrega que esta misma concentración lleva a la tercera razón para centrarse en la acción climática en las ciudades: llega a ser más atractivo y más costo-efectivo enfocarse tanto en las acciones de mitigación como en las de adaptación.

 

Asegura que, además, la evidencia científica y empírica señala que las ciudades son las mayores fuentes de innovación y propagación de ideas y prácticas, que podrían ser la vanguardia en la acción climática.

 

PERO, NO HAY MUCHOS PLANES

 

Sin embargo, el estudio hace ver que pese a estas y otras razones suficientes para enfocarse en las ciudades, muchas de ellas no cuentan en América Latina y el Caribe, con planes consistentes con un fundamento técnico sólido. Dice que la revisión abarca 12 planes de 11 ciudades y regiones metropolitanas (RM), incluyendo 2 planes para Bogotá y su Región Metropolitana, São Paulo, Ciudad de México, Buenos Aires, Río de Janeiro, Lima, Santiago de Chile, Belo Horizonte, Montevideo, Quito y Cartagena.

 

Señala que, de acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el estrés por calor, la precipitación extrema, las inundaciones, los derrumbes, la contaminación del aire, las sequías y la escasez de agua, presentan un riesgo en las áreas urbanas para la población, los activos económicos, sociales y los ecosistemas y asegura que tales riesgos son ampliados por la carencia de infraestructura y servicios, viviendas de mala calidad y áreas particularmente expuestas a los riesgos climáticos.

 

POSICIÓN ASIMÉTRICA

 

Según la Cepal, la región de América Latina y el Caribe se encuentra en una posición asimétrica en relación con el cambio climático. Refiere que históricamente, la región ha tenido una contribución menor en el problema pero que, aún así, es altamente vulnerable a estos efectos debido a su geografía, al clima, a sus condiciones socioeconómicas y a factores demográficos. Agrega que, además, existen grandes disparidades internas entre los países de la región, destacando Brasil y México por sus emisiones.

 

 

De acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés) , las mayores amenazas y vulnerabilidades en la región incluyen, entre otros: la reducción y posible desaparición a finales de siglo de los glaciares de los Andes que proveen de agua a millones de personas en Bolivia, Chile, Ecuador y Perú.

 

También son amenazas concretas los impactos del alza del nivel del mar en las costas bajas en Argentina, Belice, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guyana, México, Panamá, El Salvador, Uruguay, Venezuela y grandes ciudades como Buenos Aires, Río de Janeiro, Recife, etc.; y las zonas semiáridas en el norte de Chile, en el noreste de Brasil, y en el norte de México que enfrentarán intensos y frecuentes cortes de agua.

 

Para este estudio, los países de Centroamérica y el Caribe estarán más expuestos a más intensos y frecuentes ciclones tropicales; y la población y las ciudades en la región boscosa del Amazonas están más propensas a enfrentar los incrementos extremos en la temperatura y a significativas disminuciones de precipitación, causando una “savanización” del sistema forestal.

 

IMPACTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

 

Las estimaciones de los costos de los impactos del cambio climático en la región varían de 1.5% a 5% del PIB regional, con una mediana de 2.3%, asumiendo un incremento de 2.5°C. Precisa este estudio que entre el año 2000 y 2010, el total estimado de los costos de daños para eventos climáticos extremos en la región exceden de los 40 billones de dólares, afectando a 40 millones de personas.

 

En esta línea, los costos preliminares totales de adaptación ante los impactos del cambio climático son estimados en menos de 0.5% del PIB regional (aunque dicha estimación incluya sólo parte de los costos físicos). Señala que todas las estimaciones tienen limitaciones e incertidumbre y son difíciles de comparar unas con otras. En este contexto, sintetiza en el cuadro 1 las principales vulnerabilidades ante el cambio climático de las ciudades analizadas.

 

Hace notar, asimismo, que una consecuencia que menos se enfatiza del cambio climático en las ciudades es el impacto directo e indirecto sobre los negocios. Hace notar que la ruptura en servicios de la ciudad –tales como sistemas de transporte y comunicaciones debido a inundaciones de calles, cortes de energía y combustibles, ruptura de sistemas de oferta de agua– afectan el buen funcionamiento de las empresas, industrias y negocios, sin mencionar los servicios regulares tales como escuelas, hospitales, edificios públicos, etc.

 

UNA LARGA HISTORIA

 

“América Latina tiene una larga historia para adaptarse a las presiones asociadas con la variabilidad climática, incluyendo los eventos extremos”, dice la Cepal en este estudio que destaca, en particular, los desafíos que implican estos eventos climáticos extremos en regiones como Centroamérica, que combina la exposición de eventos extremos con una alta incidencia de pobreza.

 

En efecto, estas prácticas de adaptación a los eventos extremos se ven limitadas, en muchos casos, por la naturaleza individual de las inversiones en familias, por la ausencia de organizaciones representativas de la comunidad a través de las que se pueden proyectar e implementar medidas y, además, por la falta de apoyo de agencias gubernamentales.

 

Por lo tanto, remarca que las poblaciones más pobres requieren especial apoyo para su adaptación climática. En este sentido, acota que las gestiones para reducir las vulnerabilidades de la población pobre en las ciudades son acciones que estarán en función de la creación física de infraestructura y del desarrollo del capital económico y social.

 

BUENOS EJEMPLOS DE MUNICIPIOS

 

Refiere que existen buenos ejemplos de municipios adaptando medidas junto con comunidades, ONGs y otros actores locales para promover, simultáneamente, el desarrollo y reducir la vulnerabilidad: evitar que las poblaciones más pobres se establezcan en áreas vulnerables, se mejoren sus estándares de calidad de vida y recuperar y proteger las áreas naturales más vulnerables.

 

Pese a lo que se podría pensar, sostiene que dada la alta conciencia a los impactos ocasionados por los desastres naturales en las ciudades y la identificación de políticas de gestión de riesgo de desastres como clave para el fenómeno climático, se observan avances importantes en este tipo de adaptación. “Así, se está dentro del interés y beneficio inmediato en las mismas ciudades y existen pocas barreras clave para desarrollar una agenda de adaptación, incluyendo el financiamiento”, afirma mientras destaca que otras barreras incluyen conocimiento, leyes y desarrollo de regulación, y compromisos ganados y apoyo de los gobiernos nacionales para los reales desafíos locales en el tema.

 

 

Asegura el informe que los científicos han puesto énfasis en la necesidad de más y mejor información científica para mejorar la planeación y agrega que una preocupación específica es el rezago para obtener proyecciones climáticas para las ciudades en una adecuada escala para tomar decisiones más informadas aunque esto llevará tiempo en perfeccionarse.

 

EMISIONES Y MITIGACIÓN

 

Según la Cepal, la principal fuente de emisiones de GEI en las ciudades es el uso de energía en la producción industrial, el transporte y en los edificios residenciales, comerciales y públicos, como se puede apreciar en el cuadro 2. Observa que el transporte tiene una de las mayores contribuciones de emisiones de GEI en América Latina con más de una tercera parte de las emisiones de CO2– de las cuales en su mayoría provienen del transporte por carretera.

 

En este marco, refiere que las emisiones de los vehículos no sólo contribuyen con el cambio climático, sino también en los problemas de contaminación local y regional. Además, dice, son altamente regresivos ya que son producidas por los segmentos de la población más rica. El transporte urbano, en consecuencia, representa un sector clave para la mitigación de emisiones de GEI en el largo plazo.

 

Hace notar que, probablemente por ello las mejores iniciativas de mitigación identificadas en el reporte pertenecen al sector transporte (el resumen analiza los casos de Río de Janeiro y los sistemas de Transporte Rápido de Autobuses (BRT), de Bogotá y el programa de control de contaminación de la Ciudad de México).

 

EJES DE ACCIÓN

 

Hasta la fecha, la política climática internacional ha sido enfocada en la mitigación, aunque es la política de adaptación el objetivo directo en los problemas locales y genera más beneficios locales inmediatos, dice el estudio pero esto no ha ocurrido aun.

 

Por el momento, hace ver que la agenda climática es ampliamente promovida por los países ricos, los que están mejor preparados para tratar los impactos del cambio climático porque tienen mejor infraestructura y mayor disponibilidad de recursos y están más dirigidos a, precisamente, trabajar la adaptación antes que solamente la mitigación.

 

La Cepal hace notar que no obstante la generalización de que los individuos ricos emiten mucho más GEI que los individuos pobres debe de tomarse con precaución. Señala que hay claras diferencias entre los hábitos de consumo tanto de ricos como de pobres Sostiene que de manera similar, mientras las ciudades ricas (y países) tienden a emitir más que las ciudades pobres (y países), existen grandes diferencias entre ciudades con niveles de ingreso similares.

 

Refiere, en este marco, que las emisiones per cápita de la Ciudad de México son mucho más altas que las observadas en Río de Janeiro y São Paulo, por ejemplo, los cuales tienen niveles de ingreso promedio similares y asegura que esto es fundamental debido a la gran dependencia de las plantas hidroeléctricas como fuente de electricidad, junto con el uso de etanol como una alternativa a la gasolina en Brasil.

 

“Similarmente, el consumo per cápita de gasolina en Estados Unidos es de tres a cinco veces mayor que el de la mayoría de las ciudades europeas, con niveles de ingreso comparables, pero esto no significa que las ciudades americanas tengan mejor calidad de vida”, precisa.

 

CIUDADES COMO SOLUCIONES

 

El informe permite concluir que si bien las ciudades frecuentemente han sido culpadas por ser causantes de los problemas ambientales, hace ver que las altas densidades y grandes concentraciones de población traen también una gran cantidad de ventajas para conjuntar necesidades humanas y el manejo del medio ambiente como, por ejemplo, el aumento de la densidad que puede reducir significativamente el consumo de energía en las zonas urbanas.

 

Por tanto, afirma que las ciudades ofrecen las mayores oportunidades de soluciones para la mitigación y la adaptación. Sin embargo, concluye señalando que si bien los países de América Latina están comenzando a elaborar constantemente planes climáticos, tanto para la mitigación y adaptación al cambio climático, es demasiado pronto para concluir acerca de la implementación exitosa debido a que, esencialmente, ninguno de los planes ha sido implementado aún con resultados claros.