En marzo de este año la revista ENERGÍABolivia convocó a un coloquio sobre Residuos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) y hace pocos días nos sorprendimos gratamente que al saber que la Fundación Viva, con el cofinanciamiento del Fomin (Fondo Multilateral de Inversiones), implementa un proyecto dirigido a desarrollar un modelo de gestión integral de estos residuos sólidos en las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.

Los expertos reunidos en ese momento dieron cuenta de que Bolivia generó aproximadamente 45.000 toneladas de residuos de aparatos y equipos eléctricos y electrónicos (RAEE), entre 2014 y 2015, con un promedio de 2,6 Kg/habitante/año lo que convierte al país en un generador importante de residuos electrónicos.

Explicaron que esta condición deriva de la importación de aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) que, de acuerdo a la Dirección Nacional de Residuos Sólidos, el año 2015 representó el ingreso legal de 47.000 Toneladas (Tn) de las cuales el 47% corresponde al mercado de Santa Cruz; 22% Oruro; 21% La Paz; y 10% al resto de los departamentos.

Sin embargo, los expertos remarcaron que del total de AEE importados, alrededor del 60% corresponde al contrabando, lo que significaría que de cada 10 de estos aparatos adquiridos en el país 6 son de procedencia dudosa o ilegal, y sin posibilidades de monitorear su gestión y reutilización adecuada entre las personas que forman parte de la cadena de compra y venta de los mismos.

 Esto quiere decir que Bolivia, sin ser productor de este tipo de equipos, igualmente genera importantes residuos en el país, por la vía de la importación y el contrabando de los mismos, aportando con importantes residuos a un fenómeno de “crecimiento silencioso y que se ha convertido en uno de los problemas ambientales más complejos de este siglo.

Los expertos asistentes a dicho coloquio dijeron que  más allá de los problemas de acopio y reutilización de los RAEE, debe preocupar el origen de esta basura electrónica, destacando que si bien existen los residuos provenientes de las empresas que pueden tener un mayor apego a normas sobre manipulación, acopio y reutilización; están aquellos generados por el usuario común o residencial que, sin ningún tipo de cuidado y control, los desechan en calles, ríos y lagunas con claros riesgos de contaminación.

Jorge Soto Maldonado, Luis Hugo Peñarrieta Echenique y Ernesto Roca Urioste, coincidieron, durante el coloquio, en la importancia de contar con políticas educativas para gestionar adecuadamente las RAEE, creando hábitos a favor de la recolección, desecho y/o reutilización, reconociendo la importancia de la Ley 755 de gestión de residuos recientemente promulgada, pero, reclamaron su reglamentación para una mayor efectividad. 

En este contexto, la empresa Viva que es parte de esta dinámica de generación de RAEE, ha informado que está impulsando un proyecto que busca beneficiar a los diferentes actores implicados en la cadena de reciclaje de estos residuos, como ser los negocios que tienen que ver con la compra y venta y, principalmente, los gobiernos municipales de La Paz Cochabamba y Santa Cruz.

Viva alertó que estos RAEE contienen metales y otros elementos peligrosos que pueden conllevar consecuencias negativas para la salud y el medio ambiente, si no son desechados adecuadamente. Lo ideal sería lograr una gestión integrada y permanente al punto que la misma pueda ser institucionalizada y sea parte no solo de esfuerzos aislados, sino de un colectivo de instituciones directamente involucrado en crear hábitos de vida saludables entre la población, donde el Ministerio de Educación, gobiernos municipales, la prensa, y la empresa privada dedicada a este rubro, deberían ser los actores por excelencia.

FUENTE: EL DÍA
AUTORA: VESNA MARINKOVIC