La participación del sector transporte en el consumo final de energía ha subido desde el año 2000 en más de la mitad en los países participantes en el Programa Base de Indicadores de Eficiencia Energética para América Latina y el Caribe (BIEE), según un informe de la CEPAL concluido en septiembre de 2016, lo que explícitamente está hablando de prácticas poco conducentes en materia de cuidados ambientales.

El documento Monitoreando la eficiencia energética en América Latina, detalla que esta participación varía entre 27% (Nicaragua) a más del 55% (Ecuador), remarcando la importancia de este sector en los consumos energéticos en la región. 

La CEPAL asegura que esta tendencia fue de más del 1% por año en la República Dominicana, Argentina y Chile, acotando que debido a varios factores, la propensión fue a la inversa en Paraguay, México, Ecuador, Brasil y Panamá, con un aumento en el número de vehículos motorizados, especialmente automóviles, a una mayor tasa que el crecimiento económico, además de la baja disponibilidad del transporte público y un monopolio de caminos para bienes.

En esta línea, el transporte carretero termina siendo el principal modo de transporte y representa el 80% del consumo en todos los países de la región en 2012, con la excepción de Panamá, donde el consumo de transporte aéreo es significativo. Destaca que la participación del transporte carretero se mantuvo relativamente estable en la mayoría de los países desde 2000.

De acuerdo a este informe, el consumo de energía para el transporte carretero ha ido en aumento en todos los países desde 2000, reflejando un aumento significativo en cinco países: 11%/año en Paraguay, 5%/año en Panamá y Bolivia y más que 4%/año en Argentina y Costa Rica.

Remarca que existen discrepancias significativas en los índices de propiedad de automóviles entre países: 16 automóviles por 1.000 habitantes en Nicaragua, 123 en El Salvador y más de 150 en Costa Rica, Argentina y Uruguay. Agrega que el aumento en la propiedad de automóviles ha sido muy pronunciado en Costa Rica (5%/año), además de Chile, El Salvador, Argentina, Ecuador y Bolivia (aproximadamente 4%/año).

El informe puede ser una alerta si entendemos que la proliferación de movilidades en las ciudades de la región y particularmente en el país, al margen de generar un caos vehicular en horas pico, está también influyendo en la contaminación y aportando su cuota significativa de emisiones en contra del medio ambiente.

Ver la inacabable fila de movilidades a la hora de recoger a los niños de los colegios es un buen termómetro de lo que está ocurriendo en esta materia en la ciudades del país. Toca decir, por tanto, que si se regulara la dotación de buses escolares, ya sea estatales o privados, reduciría la ya insostenible concentración de movilidades parqueadas a todo lo largo y ancho de las calles aledañas a los colegios, perjudicando el paso del resto de ciudadanos que viven por el barrio o están circunstancialmente circulando por ahí en ese dramático momento.

Una regulación en este sentido permitiría, además, descongestionar calles y avenidas, ahorrar combustibles, iniciar prácticas favorables a la eficiencia energética, y reducir las emisiones. Lograría, por otro lado, que los padres de familia se concentren en un lugar cercano a sus viviendas para despedir o recoger a sus retoños- como ocurre en Estados Unidos por ejemplo-harían algo de ejercicio, conversarían con los otros vecinos y, probablemente, se olvidarían del celular por un tiempo significativo.

FUENTE: EL DÍA
AUTORA: VESNA MARINKOVIC