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“MADE IN” MADRE TIERRA


Raúl Pérez Albrecht (*)

A partir de la Ley 300 de la Madre Tierra, se ha establecido una figura legal, que establece las formas de relacionarnos con ella. Esta norma, trata de explicar que todo lo que conocemos como naturaleza, biodiversidad, medio ambiente está cobijado por esta gran figura materna.

La Madre Tierra en resumen, nos brinda bienes y servicios. Los bienes podrán ser renovables y no renovables; entre los bienes no  renovables destacan claramente los minerales y el gas; entre los renovables tenemos la madera, los alimentos de la tierra entre  otros. Y en el caso de los servicios, tenemos la generación de lluvia, la purificación del aire, la nutrición del suelo, sólo por citar algunos.

Ahora bien, cuando el Estado realiza una operación de extracción de gas, por ejemplo, está haciendo uso de bienes no renovables, es decir que una vez explotado el recurso no puede ser restituido. Esta operación, de acuerdo a la vocación de nuestro país, es considerada estratégica por la generación de recursos económicos y por el enfoque de desarrollo que actualmente lleva adelante nuestro actual gobierno.

En el marco de sus etapas de construcción, operación o mantenimiento, en general todas las empresas transnacionales, nacionales privadas y estatales, establecen altos estándares de cuidado y mitigación de las operaciones extractivas o de transformación que desarrollan para evitar graves impactos en el medio ambiente y la biodiversidad. En este punto no estableceré ningún juicio o  valoración al respecto.

Sobre el impacto social, las empresas han ido desarrollando durante el último tiempo, acciones de Responsabilidad Social Empresarial, que buscan compensar y promover el desarrollo humano de las comunidades que son afectadas por la operación extractiva. Al igual que el punto anterior no expresaré ningún tipo de valoración al respecto de ello.

Pero a continuación, me detengo a reflexionar sobre algunos puntos específicos que hacen al negocio energético boliviano. ¿Cuáles son?

Por un lado, la Madre Tierra ahora es un ser jurídico, que es protegido por el Estado para que este tipo de operacionesno dañe sus  componentes y funciones, por otro lado, el Estado promueve una política anticapitalista, pero al mismo tiempo fomenta una industria estratégica para el modelo de acumulación del capital, adicionalmente la energía generada tanto por fábricas, plantas de energía, y automóviles del mundo, generan los más de 4.000 millones de toneladas de CO2 por año, suficientes para derretir nuestro planeta.

Sumado a estos factores, la Ley de la Madre Tierra establece que las funciones de los ecosistemas de Bolivia, y haré una  puntualización en aquellos, que tienen la tarea de absorber el CO2 generado por las grandes industrias y automóviles, son funciones esenciales que “no deben ser mercantilizadas” ¿Eso qué significa? Que hay un modelo en el mundo que se llama el mercado de  carbono, mismo que en palabras sencillas, hace que por ejemplo un país que genera CO2 en la atmosfera, puede compensar esas emisiones, comprando en efectivo bonos en países cuyas costas o bosques sean capaces de absorber lo generado.

Ese mecanismo,  es totalmente repudiado por el Estado boliviano, razón por la cual la Ley establece claramente la prohibición de generar lucro a  través de las funciones de la naturaleza, pero esta posición es contradictoria, porque con la extracción de la industria del gas,  estamos contribuyendo y alimentando a las principales industrias generadoras de los gases que calientan nuestro planeta.

Ahora  bien, sabiendo que vamos a convivir con esta contradicción con la actual normativa nacional, viene la pregunta: ¿cómo podemos  conservar los ecosistemas que nos brindan aire puro, agua limpia y suelos fértiles? ; ¿Acaso en la distribución del ingreso por  hidrocarburos, no debería considerarse un monto destinado a la conservación y protección de los ecosistemas que nos generan los  beneficios esenciales del “buen vivir”?

Si queremos ser justos y coherentes con el respeto de la Madre Tierra y mantenernos firmes en oponernos en traer fondos por el  mercado de los bonos de carbón, lo lógico sería generar un fondo proveniente de la industria hidrocarburífera y minera capaz de compensar y retribuir a la naturaleza, todo lo extraído.

En fácil, si usted tiene un departamento en un condominio y vive en él, lo mínimo que usted debe hacer para que se mantenga bien, es pagar las expensas, este monto servirá para cosas como limpiar y mantenerlo en las mejores condiciones posibles.

Con la misma lógica, el Estado debería actuar con la Madre Tierra, de tal manera que se pueda pagar una expensa capaz de cuidar los ecosistemas de los cuales se extrae el recurso natural y para conservar los otros ecosistemas que están día a día purificando el  aire, de los gases de efecto invernadero, que lo único que hacen es agravar la actual situación del calentamiento global.

Pagar esa expensa es lo mínimo que se debe hacer en especial si, la realidad nos muestra que todos los recursos que sustentan la economía, nuestro medio ambiente, la salud y el modo de vida de todos los bolivianos y bolivianas, son “made in”  Madre Tierra.

(*)Raúl Pérez Albrecht
Comunicador social, especialista en educación ambiental y desarrollo. Consultor en comunicación para el Desarrollo, trabajo en  organizaciones del Estado, no gubernamentales y empresas privadas de Bolivia, actualmente forma parte de la Comisión Mundial de Educación y Comunicación de la Unión Mundial de la Naturaleza.

…generar un fondo proveniente de la industria hidrocarburífera y minera capaz de compensar y retribuir a la naturaleza…”