Muchos coinciden en que estamos viviendo en un mundo frágil. El Banco Mundial acaba de señalar que la economía global se recupera pero sus proyecciones no son muy halagüeñas. Sostiene que este año habrá un crecimiento al 2,7% a partir de la mejora del comercio y la estabilización en el precio de las materias primas.

Proyecta un crecimiento para el próximo año de 2,9%, tres décimas más que en 2016 pero termina reconociendo que la recuperación de la economía mundial continua siendo “frágil” en un mundo donde hay algunos cambios concretos como, por ejemplo, el liderazgo de Estados Unidos frente a una OPEP por primera vez neutralizada, a partir de la revolución de los shales.

En efecto, la controvertida técnica del fracking, que le ha permitido a Estados Unidos autoabastecerse de combustibles fósiles e incluso trazar metas para su exportación, ha ocasionado un movimiento casi tectónico en el mundo energético generando el derrumbe en el precio del petróleo con un efecto dominó en el conjunto de la economía global que se ha declarado en crisis.

Posicionado el fracking y la irrupción de los shales, conocidos también como los combustibles no convencionales, las cosas ya no volverán a ser las de antes; ni para Estados Unidos, ni para la OPEP, ni para el resto de los países de la comunidad mundial. Ese es un tema concreto en el actual escenario de incertidumbres.

Esto quiere decir que el precio del petróleo tenderá a mantenerse en la franja de los 50 dólares el barril, un poco más un poco menos pero no estará en condiciones de alcanzar los 100 dólares de antes del decenso de los precios en junio de 2014.

En este escenario, el Banco Mundial proyecta también para América Latina escenarios de inestabilidad. Sostiene que este año la región volverá a crecer un 0,8% considerando que Brasil y Argentina, sobre todo, salen de la recesión, pese a la lectura de otros organismos internacionales que observan que la crisis económica en Brasil no tiene buen prospecto.

Con todo, el Banco Mundial indica que la expansión en Argentina será del 2,7% este año y del 3,2% el que viene, mientras que Chile crecería un 1,8% este año y un 2% el 2018. Para México observa una tendencia a la inversa pues refiere un crecimiento moderado del 1,8% para este año repuntando al 2,2% el próximo año.

México tiene, en este marco, proyecciones más conservadoras, según este organismo. Indica que el crecimiento se moderará del 2,3% el año pasado al 1,8% que se proyecta para 2017, aunque volverá a subir al 2,2% en 2018 y al 2,5% en 2019.

En relación a Bolivia, Enrique García, expresidente de CAF, indica en una entrevista con ENERGÍABolivia, que si bien el país es una de las economías regionales que ha estado con un crecimiento comparativamente alto -que podría cerrar este año al borde del 4% de evolución anual-, no debe perder la vista la importancia de la inversión, del aumento de la productividad y la complementación público-privada.

A nivel general, hay voces que hablan de una tendencia a la baja productividad y, por el momento, el panorama no ha dejado de ser delicado. Los países emergentes y en desarrollo no han superado tampoco su deuda creciente que puede resultar perjudicial para el conjunto, mientras algunas empresas, como las de la industria de los hidrocarburos, están apelando a la eficiencia, reducción de costos y a la innovación, como señal de esfuerzo y mucha imaginación. Sin embargo, la incertidumbre no ha dejado de ganar terreno.

FUENTE: EL DÍA 

AUTORA: VESNA MARINKOVIC