Bolivia requiere debatir a profundidad la pertinencia de las hidroeléctricas, fue uno de los consensos en el último coloquio promovido por la revista.

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Las hidroeléctricas NO SOLO DEBEN GENERAR DIVISAS sino cubrir las necesidades energéticas

EDICIÓN-48 | ABRIL 2017


Bolivia requiere debatir a profundidad la pertinencia de las hidroeléctricas, fue uno de los consensos en el último coloquio promovido por la revista. La idea es apuntalar la puesta en marcha de la alternativa hídrica con información y recursos humanos cualificados.

 

Vesna Marinkovic U.

 

La pertinencia, costos, beneficios e impactos ambientales de las hidroeléctricas en Bolivia y  de manera particular en la zona de la Amazonía, no ha cobrado aun carta de ciudadanía en el país que se apresta a poner en marcha varios proyectos hidroeléctricos con el propósito de cambiar la matriz energética y transitar desde los combustibles fósiles a la generación de energía alternativa, renovable, con perspectivas que para muchos expertos no dejan de ser interesantes.

 

El potencial hidroeléctrico de Bolivia, estimado en 40.000 megavatios (MW), ha permitido considerar en la cartera de proyectos de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE), Proyectos Hidroeléctricos en Ejecución, Proyectos Hidroeléctricos en Estudio a Diseño Final, Proyectos Hidroeléctricos en Estudios Básicos y, Pequeñas Centrales Hidroeléctricas, cuya potencia de generación sumada llega a los 8.575 MW con una inversión estimada de $us21.350 millones, según informes oficiales.

 

El veto mayor que enfrentan estos proyectos continua siendo el referido al impacto ambiental que al momento no ha podido ser despejado, y concentra la mayor cantidad de críticas vinculadas a su puesta en marcha mientras el Gobierno de Evo Morales se muestra decidido a efectivizarlos principalmente con la idea de aprovechar los significativos réditos por concepto de exportación de electricidad al Brasil, a partir de la construcción de dos importantes hidroeléctricas como son Cachuela Esperanza y El Bala, en la cuenca amazónica.

 

Alrededor de esta problemática, la revista convocó a su coloquio mensual a Jorge Franco Maldor, director de energía y electrificación en el Gobierno Autónomo Departamental, y a Johan Cabrera, presidente del Colegio de Ingenieros Electricistas y Electrónicos de Santa Cruz de la Sierra, para conversar sobre las incidencias de esta iniciativa gubernamental.

 

POLITICA NACIONAL

 

Tanto Franco como Cabrera señalaron que Bolivia requiere de una política nacional que permita hacer de la energía un elemento vital para el desarrollo productivo del país y para incentivar el turismo en departamentos como Santa Cruz. Remarcaron que la prioridad no debería ser solamente el de generador de divisas sino cubrir las necesidades energéticas del país.

 

 

Destacaron nuevamente la importancia de la hidroeléctrica Rositas, un ícono de los intereses del departamento cruceño manifestando, sin embargo, que toda iniciativa en esta dirección no debía dejar de considerar el tema del impacto medioambiental. Franco remarcó que en estas circunstancias era urgente socializar los alcances del proyecto y la iniciativa gubernamental en relación a su apuesta por las hidroeléctricas en Bolivia.

 

En este marco, señalaron que era importante conocer más sobre las tendencias y desafíos para el desarrollo del sector eléctrico en general, así como el estado de la planificación energética en Bolivia, sin descartar las implicaciones medioambientales de la política energética del actual gobierno.

Si bien reconocieron que Bolivia no aprovecha el gran potencial hidroeléctrico que posee-apenas utiliza el 1,19% de su capacidad hídrica, sugirieron la importancia de contar con una mayor información sobre los proyectos existentes además de contar con profesionales capacitados en esta forma de generación de energía.

 

Por el momento, manifestaron su preocupación por la forma como se habría licitado el proyecto Rositas, remarcando que se debió haber licitado el estudio completo del proyecto que engloba siete componentes y no solamente el estudio de la construcción, para tener una clara idea de costos, beneficios y del tipo de hidroeléctrica que se piensa ejecutar.

 

HACIA UNA NUEVA MATRIZ

 

En criterio de las autoridades de gobierno, se espera que para el año 2020 la matriz energética nacional esté conformada en un 70% por hidroelectricidad. En esta dirección, prevé la instalación y desarrollo de varias microcentrales hidroeléctricas, centrales medianas y megaproyectos, tanto para abastecer la demanda interna como la exportación de electricidad en un contexto complejo que hace parte de la diversidad política, institucional de los países involucrados en el marco de procesos de integración.

 

Para expertos en la integración del sector, como los brasileros Nivalde de Castro y Rubens Rosental, ”la gran ventaja de la interconexión eléctrica es la posibilidad de transmitir energía eléctrica de un país a otro aprovechando diferencias y complementariedades de los sistemas eléctricos, hábitos de consumo, estacionalidad y temperaturas”, en la línea de aprovechar un gran potencial hidroeléctrico aún no explotado.

 

Consideran que la integración eléctrica entre países permite alcanzar una mayor confiabilidad de los sistemas para enfrentar adversidades climáticas, problemas técnicos y picos de consumo. Además, señalan que como los sistemas eléctricos deben ser dimensionados no sólo para atender la demanda media, pero, sobre todo los momentos de pico de consumo, la posibilidad de compensar y complementar las instalaciones de varias regiones que permite aprovechar mejor las inversiones realizadas.

 

LA CUESTIÓN AMBIENTAL

 

Señalan que actualmente la cuestión ambiental está presente en todos los emprendimientos del sector eléctrico, imponiendo, la mayoría de las veces, grandes barreras y obstáculos a ser vencidos para que sean construidos. Son temas que, sin duda, Bolivia debe debatir de manera institucionalizada, según los participantes al coloquio

 

Por el momento, Franco y Cabrera piensan que la consideración de las hidroeléctricas en Bolivia pasa por priorizar inversiones pero también información y formación técnica de recursos humanos para atender adecuadamente las dinámicas emergentes de esta forma de generación de energía que tiene como requisito la disponibilidad de recursos naturales; el factor tecnológico; la presencia clave de mercados; y un marco institucional referido a reglas, leyes y mecanismos de regulación.

 

Los pendientes derivados de la puesta en marcha de proyectos hidroeléctricos son varios y entre estos destacan: la inundación de bosques y áreas agrícolas; disminución y/o extinción de especies acuáticas y afectación a ecosistemas; inundaciones en las áreas de influencia de los proyectos hidroeléctricos y; entre otros, conflictos sociales, y la migración de las poblaciones indígenas y campesinas, vinculadas a las áreas de estos proyectos, al parecer uno de los temas más senibles en este tipo de proyectos.