El gas natural, pero sobre todo el GNL, se presenta como combustible estrella para la integración en América Latina, de acuerdo a varios expertos que participaron en la quinta versión  de la Conferencia de Petróleo y Gas ARPEL 2017 “La nueva realidad energética, desafíos y oportunidades”,  que se realizó del 25 al 27 de abril en Punta del Este, Uruguay.

El evento, que congrega bianualmente a los actores más importantes de la industria energética para analizar la situación global pero de manera particular la de la región, puso el acento en las ventajas del gas natural en un continente rico en recursos y donde este combustible puede, además, convertirse en “promotor clave para el desarrollo energético y la integración.”

En una coyuntura que no ha dejado de ser compleja y complicada para el sector debido al actual escenario de precios de las materias primas, el gas irrumpe con paso propio y de la mano de sus cualidades menos contaminantes en el escenario que busca posicionarlo como una energía de transición entre los combustibles fósiles y las renovables.

En ARPEL 2017 se aseguró que el gas no solo ayuda a la descarbonización del medio ambiente, sino que permite un mayor acceso y democratización de la energía, en un continente que ha sido focalizado por sus significativos recursos convencionales como no convencionales tanto en tierra firme como aguas profundas, en criterio de Luis Bertrán, secretario general de la International Gas Unio (IGU).

Sin embargo, la atención estuvo nítidamente dirigida al Gas Natural Licuado (GNL), en el marco de la dinámica de integración que estaría jugando en la región, a partir de la instalación de plantas flotantes de almacenamiento y regasificación, con significativa incidencia en la matriz energética regional y en una clara competencia con el gas natural. Ergo, el LNG fue presentado, nuevamente, como un combustible en franca competencia con el gas natural que proviene de países productores como Bolivia, concretamente.

Pese a ello, las buenas perspectivas para el gas natural boliviano no han cedido espacio, principalmente debido a sus precios notoriamente más competitivos que el del GNL. El gerente de operaciones de YPFB, Luis Carlos Sánchez, presente en dicho evento, sostuvo, además, que en Bolivia existe un potencial exploratorio muy importante, remarcando que el 50% del territorio nacional está catalogado de interés hidrocarburífero, relativizando la competencia del GNL en la región.

Sin embargo, la incertidumbre, debido a la falta de inversiones, agudizada por la debacle de los precios del crudo, no ha disminuido en el sector a nivel regional. Unos más unos menos, ponen el acento en la importancia de contar con sistemas impositivos y de regulación que faciliten y seduzcan a los inversionistas para potenciar la industria que se mantiene cauta luego de una drástica reducción en los precios del petróleo que significó serias medidas de reestructuración interna que tuvo su faceta más amarga en el cierre de algunas empresas y el despido de cientos de empleados.

En una coyuntura donde el precio internacional del petróleo bordea los US$ 50 por barril y no se esperan cambios en por lo menos dos años, las inversiones se mantienen “esquivas”, especialmente en sectores de alto riesgo como en efecto resultan ser las de la industria de los hidrocarburos.

Con todo, el vicepresidente de Investigación Fiscal Global de la consultora Wood Mackenzie, Graham Kellas, sostuvo en la sesión de apertura de ARPEL 2017 que “Los inversionistas del upstream están retornando de la hibernación”, lo que podría aportar a reducir el clima de incertidumbre actual que persiste al interior de la industria más poderosa del planeta.

FUENTE: EL DIA

AUTORA: VESNA MARINKOVIC