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LOS PRINCIPIOS en la gestión

 

Lic. Anibal Jerez Lezana (*)

 

 

La importancia y trascendencia de tomar en cuenta los principios en cualquier gestion pública o privada y, desde el principio, más aún si se trata de sectores estratégicos como el de los hidrocarburos y el energético en general, señala al inicio el autor del presente artículo que habla de respeto y transparencia.

 

Al respecto, es común encontrar en los estatutos, reglamentos o procedimientos de las empresas un enumerado con el nombre de principios (los hay también en el inicio de leyes y decretos), destacan –entre otros- los identificados con los nombres de integridad, excelencia, honestidad, respeto, transparencia, eficiencia, equidad, etc.

 

 

Se dice que los principios son enunciados normativos generales y que, a pesar de no estar integrados en cada artículo de una norma, se entiende que son parte implícita de ella porque sirven de fundamento a otros enunciados normativos específicos; en consecuencia, los principios son preceptos fundamentales que rigen el pensamiento o la conducta de las personas en torno a las acciones para alcanzar los objetivos; también se puede decir que los principios definen las orientaciones rectoras en el ejercicio de una disciplina, una actividad o una profesión.

 

Los principios en general se consideran orientaciones de vida inmutables a través del tiempo, cambiar los principios es como salirse de los buenos comportamientos, como irse para otros rumbos fuera de la responsabilidad en el marco competencial de un puesto o de un cargo, como ser incoherentes en la vida misma; por eso en la sabiduría popular se escucha afirmaciones imperativas de algunas personas diciendo “yo soy de principios” o “yo actúo por principio”.

 

Los principios en general se consideran orientaciones de vida inmutables a través del tiempo...”

 



En muchos casos, a la hora de aplicar o poner en práctica las normas de una ley, de un sistema o específicamente de un reglamento operativo, omiten que el principio hace parte del contexto mayor del artículo y que este sirve de fundamento al enunciado normativo particular, -salvando excepciones a una gran mayoría solo les interesa lo procedimental y aplican el artículo de la norma como un acto litúrgico repetitivo, absoluto, cerrado y de memoria.

 

Omitir o relajar el cumplimiento de los principios en la aplicación de una norma es sacarla al vacío de las conveniencias, por ejemplo, si la norma tiene como principios la integridad, la honestidad y la transparencia (valores relacionados con la conducta de la persona en relación con una característica de la gestión de una empresa y sus operaciones), independientemente de circunstancias variables, estos principios interpelan a los sujetos usuarios a ser honestos en el pensamiento, la acción y el ejemplo de sus actos…no debería haber formas ni sofismas para justificar la transgresión al principio y entrar en zonas de riesgos.

 

Conducirse con principios es un prerrequisito obligatorio, es como una vacuna que si lo vives en lo cotidiano te inmuniza ante los peligros que asedian a tu conducta, el principio te dice como ser desde el inicio hasta el final, es una condición de contenido, su nivel es alto, transversal y de suprema responsabilidad de los actos, es un lindero de ejemplo en los hechos, un principio es una cualidad de cumplimiento y, si no cumples los principios entras en una zona de riesgo tanto para la persona como para el ente donde trabajas o vives institucionalmente.

 

Conducirse con principios es un prerrequisito obligatorio, es como una vacuna...”

 



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