Debe un departamento como Tarija elaborar una política energética, en atención a su perfil hidrocarburífero?, ¿Qué debe entenderse prioritariamente como política?, es la segunda pregunta derivada de la demanda tarijeña que busca participar de varios de los proyectos del sector que estarían comenzando a ser ejecutados por el actual Gobierno.

En términos estrictamente académicos, una política es una norma y quien da las normas es el propio Estado, mediante su instancia administrativa que es el Gobierno. A partir de ello, deberían ser los gobiernos departamentales los encargados de elaborar estrategias, derivadas de la norma mayor, establecida por el Estado.

En este marco, surge nuevamente la urgencia de contar con una política energética nacional que permita la elaboración de estrategias departamentales sobre esta materia, y en franca relación con el perfil de cada uno de los departamentos. La estrategia por tanto, es la operativización de la norma, con características de la región que las elabora. No es, sin embargo, una política.

Hecha esta aclaración, es probable que la necesidad que tienen los tarijeños de realizar una cumbre energética se mantenga y, sobre todo, se fortalezca, a partir de una normativa estatal con visión de país. La respuesta está tanto en el gobierno central- operador principal en materia de políticas de Estado-, como en las gobernaciones que deberían ver la forma de hacer efectivas sus demandas, dentro de una lectura de conjunto, a partir de sus peculiaridades energéticas.

Habrá que decir que al margen del interés departamental por temas del sector energético, importa su adecuada atención y para ello es importante tener delimitadas las funciones y atribuciones de los departamentos en materia de políticas de Estado. Por el momento, el tema parece haber derivado en una dinámica de acusaciones entre miembros del oficialismo y de la oposición cuando el verdadero problema es encontrar el método pertinente para contar con políticas de Estado, estrategias, planes, actividades y tareas que dinamicen las actividades del sector energético en el país.

El Gobierno cuenta, al momento, con importante documentación que podría servir de base para iniciar la planificación de una política nacional del sector, viabilizar la ley que se espera desde hace bastante tiempo y, entre otras cosas, posibilitar que los departamentos elaboren sus propias estrategias de desarrollo energético, sin divorciarse de la norma nacional, emitida por el Estado, como establece la Constitución.

Por ahora, es evidente que la ausencia de una política de Estado, que conduzca de forma integral la gestión de los recursos naturales renovables y no renovables en el país, resulta impostergable sobre todo si “per se” puede convertirse en factor geopolítico de impulso al desarrollo socioeconómico de la Nación.

Sería importante, también, que en atención a su condición de productor de gas y, su interesante potencial en energías alternativas, el país pueda ser un receptor importante de planes de cooperación vinculados a la formulación de políticas energéticas, financiación y aplicaciones de proyectos de desarrollo del sector.

FUENTE:
http://eldia.com.bo/index.php?c=Opini%F3n&articulo=De-Tarija-y-las-politicas-energeticas&cat=162&pla=3&id_articulo=113567