Por dos días consecutivos se reunieron, en Santa Cruz de la Sierra, representantes del ámbito petrolero para hablar de los límites del sector en un momento en que el derrumbe de los precios del petróleo continua generando incertidumbres ###

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Por dos días consecutivos se reunieron, en Santa Cruz de la Sierra, representantes del ámbito petrolero para hablar de los límites del sector en un momento en que el derrumbe de los precios del petróleo continua generando incertidumbres; en medio de una objetiva postergación y reducción de las inversiones.

 

  Vesna Marinkovic U.

 

 

Los actores del sector petrolero mundial han comenzado a hablar de “fronteras” lo cual debe entenderse como los límites reales que tienen en materia de suministro y medio ambiente a tiempo de enfrentar retos sociales y económicos que no formaban parte de sus prioridades hace una década nada más, cuando las economías globales eran definidas solamente por cuanto combustible fósil tenían acumulado para saber cuan poderosas o débiles se encontraban en la correlación de fuerzas del mercado internacionalizado.

 

Actualmente, como lo dijo Claudia Cronembold, presidenta de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE), en su discurso inaugural del IX Congreso Internacional Bolivia Gas & Energía “Nuevas fronteras energéticas: Los desafíos de Bolivia en este contexto”, el sector se encuentra en un punto de inflexión que al parecer lo está llevando a cavilaciones profundas.

 

“Estamos ante nuevas fronteras en el campo de la energía y esas nuevas fronteras marcan nuevos desafíos para los gobiernos, las empresas, y la sociedad”, dijo en lo que también puede significar una llamada de atención a modos de consumo energético exorbitantes, a economías marcadamente dependientes de la explotación de sus recursos fósiles, y a una actitud definitivamente inclemente con el medio ambiente.

 

 

La ejecutiva no dejó de mostrar un escenario todavía plagado de incertidumbres, como consecuencia del derrumbe de los precios del crudo que terminó siendo más largo de lo que inicialmente se tenía previsto. En esa línea, dijo que todavía persisten “incertezas” respecto al precio del petróleo y manifestó que como se trata de un sector de ciclos largos, las decisiones que se están tomando hoy en materia de postergación y reducción de las inversiones, por ejemplo, solo se harán visibles en los próximos años.

 

Sin duda que lo dicho por Cronembold grafica precisamente que “muchas incertidumbres aun siguen en el aire”. Sin embargo, su lectura no es precisamente apocalíptica. También alude a que la presente situación de crisis, por efecto de los precios bajos, está impulsando una transición energética hacia procesos innovadores que busquen más eficiencia y hacia fuentes menos contaminantes y más sostenibles. Consecuentemente, afirma que las nuevas fronteras de la energía marcan el futuro del suministro, incluyendo la superación de retos en los ámbitos económico, social y ambiental.

 

LA SOMBRA DEL TRILEMA

 

En este escenario ella considera que el equilibrio necesario para la sostenibilidad está marcado por lo que el Consejo Mundial de Energía llama el Trilema Energético, centrado en garantizar la rentabilidad de las inversiones necesarias para contar con seguridad en el suministro energético; asegurar el acceso a la energía para todos y; avalar el cuidado del medioambiente.

 

Algunos analistas piensan que este paradigma al momento se muestra contradictorio en la medida que se sustenta en la seguridad de suministro que llega por la vía de los combustibles fósiles, fundamentalmente; y porque la rentabilidad de las inversiones se ha hecho compleja debido al derrumbe de precios del crudo. Con todo, Cronembold dijo que este es un triple desafío que reta al sector de manera permanente.

 

En la inauguración del evento, el vicepresidente Álvaro García Linera pidió a las empresas petroleras acelerar las inversiones, priorizando la exploración de hidrocarburos para encontrar nuevas reservas, reiterando que más allá de los 11 Trillones de Pies Cúbicos (TCF por su sigla en inglés), el país está buscando incrementar sus reservas para planificar los siguientes 30 años, en base al gas.

 

DEL OBJETIVO BOLIVIANO

 

Bajo este paraguas, la ejecutiva de la CBHE graficó el objetivo del gobierno de Morales, de convertirse en el centro energético de la región vía la exportación de electricidad, como una decisión que “marca la agenda del desarrollo sectorial en medio de un cambiante escenario en el Cono Sur donde cada país también tiene sus propias decisiones y políticas al respecto”.

 

“Hoy el país consume alrededor de 1400 megavatios de electricidad y los planes del Estado boliviano buscan la exportación de 8.000 megavatios en los próximos años”, dijo agregando que este es un escenario desafiante que conlleva construir una serie de hilos conductores desde la parte técnica hasta la legal y comercial, precisando que “es un tiempo de precios muy difíciles para rentabilizar los proyectos”.

 

No dejó de aludir en su discurso a las empresas de servicios del sector petrolero y eléctrico, destacando que ellas hacen posible la ejecución de los proyectos “en este nuevo escenario de precios bajos y de relaciones comunitarias complejas, con una fuerte presión para optimizar los costos”.

 

Cronembold cerró su participación reconociendo que las nuevas fronteras del sector hoy tienen nuevos nombres como, por ejemplo, las energías renovables. Impulsar la transición energética “hacia procesos innovadores que busquen más eficiencia y hacia fuentes menos contaminantes y más sostenibles”, ya está siendo parte recurrente del discurso del sector petrolero que hasta hace algunos años no consideraba necesario incorporarlas entre sus prioridades.

 

“La caída del precio de los hidrocarburos, las decisiones globales respecto al Cambio Climático y la desaceleración económica mundial”, serían la causa mayor para una especie de proceso de “apropiación” de las renovables, dentro del sector petrolero. Proceso este que se conoce bajo el rótulo de transición y forma parte de la reconfiguración del mercado petrolero mundial y regional. Una reconfiguración que, según los expertos, estará determinada por una fase de estabilización de los precios internacionales del petróleo por encima de los 50 dólares el barril, por lo menos de aquí a tres años, según pronósticos del propio sector.

 

PERO EL GAS NO ESTÁ MUERTO

 

Sin embargo, las peculiaridades del gas natural, lo mantienen como el combustible fósil menos contaminante, en plena crisis de los precios del crudo. En efecto, gran parte de las disertaciones de los conferencistas que se dieron cita bajo el paraguas de la CBHE, que congrega a las empresas privadas del sector, colocaron al gas en un lugar expectante y a Bolivia como un actor importante en atención a su condición de país gasífero en América del Sur.

 

Se ha reconocido la clara demanda de Brasil y Argentina del gas boliviano aunque disertantes como la brasilera Silvie D´Apote señalaron que Bolivia “se encuentra ante el reto de fortalecer su posición tanto en precio, como en volúmenes y contrato”, reclamando del país una mayor “flexibilidad” y no descuidó señalar que otros actores que también producen gas están mirando con buenos ojos al mercado brasileño, destacando la demanda creciente de GNL en la región.

 

Según D’ Apote hay una gran cantidad de proyectos para la instalación de plantas de licuefacción en la región y dijo que era probable que hasta el 2020 la capacidad instalada se incremente en un 60%, permitiendo llegar a 800 millones de toneladas al año. Con todo, refirió entre un 15 y un 20% de capacidad instalada ociosa al momento y que este porcentaje podría llegar a un 30% hasta 2030.

 

En esta línea, la petroquímica, recibió nuevos aplausos en la región. Se concluyó en que su desarrollo puede aumentar el valor del gas, lo que además vendría aparejado a una comercialización en mercados que se caracterizan por ser maduros y estables. “La urea, el metanol y la cadena de plásticos pueden alcanzar valores de mercado promedio bastante mayores a los del precio del gas natural”, dijeron.

 

LAS PERSPECTIVAS DEL SHALE GAS

 

Según el gerente para América Latina de Drillinginfo, Scott Stewart, las perspectivas para los shales no son al momento de las mejores. Sostuvo que la producción de gas y petróleo de esquisto seguirá declinando en lo que queda de este año, para nivelarse en el primer semestre del 2017 y aseguró que el sector requerirá una inversión de $us 2.500 millones en capital de riesgo, aunque avances en la tecnología permitirían bajar costos y tener mejores resultados.

 

Aseguró que en lo que va del primer trimestre de este año, muchos operadores “no están logrando cubrir sus costos” y que decenas de empresas dedicadas a la producción de reservorios de esquisto se declararon en bancarrota, pero que se están reorganizando.

 

En este escenario, las oportunidades de la Argentina en la explotación del yacimiento Vaca Muerta, tampoco se mostraron auspiciosas. Según Daniel Gerold de G&G Energy Consultants, quien sostiene de manera recurrente que este yacimiento no es “hiperrentable”, la Argentina es un país que tiene recursos energéticos pero que no cuenta al momento con recursos técnicos fáciles para encarar este yacimiento que contendría reservas de shale gas equivalentes a 800 TCF, según la Agencia Internacional de Energía (EIA).

 

Pese a ello, los disertantes coincidieron en las perspectivas favorables del gas natural asegurando que jugará un rol clave durante las siguientes tres o cuatro décadas “hasta que se establezca una adecuada articulación de una política energética sustentable, ya que la mitigación del cambio climático no será posible en un proceso de sustitución de mediano plazo”.

 

…una llamada de atención a modos de consumo energético exorbitantes, a economías marcadamente dependientes de la explotación de sus recursos fósiles…”