El proyecto hidroeléctrico El Bala tiene la virtud de despertar innumerables como exaltadas discusiones; generalmente polarizadas y, hasta el momento, sin información suficiente.

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ANALICE: EL BALA, en medio de POLARIZADAS DISCUSIONES

El proyecto hidroeléctrico El Bala tiene la virtud de despertar innumerables como exaltadas discusiones; generalmente polarizadas y, hasta el momento, sin información suficiente. Además de las personas invitadas a nuestro ya tradicional coloquio, se consultó a otros expertos para ofrecer a los lectores una gráfica lo más próxima posible sobre el estado del debate en este tema que, sin duda, es de importancia nacional.

 

Vesna Marinkovic U.

 

El gobierno de Evo Morales ha formalizado, después de varias dubitaciones, su interés por encarar la construcción de una gran hidroeléctrica en Bolivia. Lo hizo en julio pasado a partir de la firma del contrato de Estudio de Identificación del Proyecto hidroeléctrico El Bala, con la empresa italiana Geodata Engineering S.A., generando un vendaval de opiniones tanto en contra como a favor de un proyecto que data desde hace más de 60 años.

 

El ministro del área, Luis Alberto Sánchez dijo que después de 64 años sin ningún estudio formal sobre esta hidroeléctrica, y en la dirección de convertir a Bolivia en el Corazón Energético de Sudamérica, se dio luz verde al estudio de identificación de este proyecto largamente anhelado por los paceños y por el conjunto del país, toda vez que implicaría una generación de entre 1.600 a 4.000 megavatios (MW) de energía eléctrica para abastecer el mercado interno; eliminando sobresaltos a nivel de la oferta y la demanda, e instituyendo una importante línea de exportación de energía, más allá del gas.

 

La visión gubernamental en materia de proyectos hidroeléctricos se ha visto reforzada en agosto de este año con la presentación primicial del estudio de Interconexión Eléctrica elaborado por la CAF, que confirma la factibilidad técnica y económica de las líneas de transmisión que viabilizarán los proyectos de exportación de energía a Brasil y Argentina.

 

Asimismo y según la presidenta de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía, Claudia Cronembold, las nuevas políticas estatales, los volúmenes de inversión comprometidos y los ambiciosos proyectos eléctricos, referidos por el Gobierno, “hacen que Bolivia comience a palpitar como nuevo corazón energético de la región. Un anhelo nacional cuyo horizonte podría estar cercano y que permitiría al país gozar de mayores ingresos provenientes del pilar energético”.

 

NORMATIVA ACTUALIZADA

 

Los expertos invitados al coloquio de ENERGÍABolivia, Oscar Ichazo Aguilera y José Padilla consideran que la puesta en marcha del proyecto El Bala, debería establecer una normativa actualizada para que, entre otras cosas, los departamentos involucrados así como el conjunto del país, reciban impuestos y/o regalías por concepto de exportación de energía. En su criterio, esto implicaría trabajar una visión de país integrado, a partir de políticas de Estado planificadas de manera permanente y participativa.

 

Manifestaron que la atención a este proyecto es más complejo que el solo deseo de tener una hidroeléctrica. En su criterio, el asunto tiene que ver también con la armonización de los mercados y de la legislación no sólo a nivel nacional sino con la de los países de la región involucrados en la compra y venta de energía, así como acuerdos entre operadores del sistema y el establecimiento de tratados entre los Estados.

 

Afirman que la construcción de un marco institucional con reglas transparentes, coherentes y consistentes se torna crucial para la realización de estos proyectos; tanto como el mantenimiento y la expansión de las inversiones en los sectores eléctricos de la región.

 

El costo estimado por el Gobierno para la realización de esta mega obra bordea los $us 7.000 millones y resolvería la demanda de energía eléctrica en el país establecida en 1.300 MW frente a una generación que bordea los 1.600 MW. Según el primer mandatario si este proyecto se inicia en lo que queda de este año, podría estar concluido el 2023, respondiendo a la planificación de la Agenda Patriótica 2025, aunque los entendidos han rechazado que la puesta en marcha de este proyecto pueda arrancar este año.

 

UNA BUENA INICIATIVA

 

Echazo insistió en que el nuevo panorama del sector eléctrico boliviano debe contar con un nuevo marco regulatorio toda vez que el actual está vigente desde 1994 y ya no se ajusta a la actual coyuntura del sector, mientras José Padilla piensa que sin duda es una buena iniciativa utilizar los recursos con los que se cuenta para resolver los problemas de la demanda energética en Bolivia y al mismo tiempo generar economía.

 

En este marco trajo a colación el emblemático tema de la hidroeléctrica Rositas para Santa Cruz y su ensamble a procesos productivos e industriales insistiendo en que las hidroeléctricas deben cumplir una función de impacto socioeconómico, como afirman fuentes gubernamentales.

 

En relación al proyecto hidroeléctrico El Bala, dijo que este también debería tener una visión vinculada al turismo que permita reducir las posibilidades de impacto medioambiental, resaltando la urgencia de contar con equipos multidiciplinarios para efectivizar adecuadamente la puesta en marcha de estos proyectos de generación de energía, en base al recurso agua.

 

Tanto Echazo como Padilla coincidieron en que si bien en Bolivia no se ha levantado el veto medioambiental a las hidroeléctricas, es importante contar con información suficiente para una adecuada percepción de la magnitud de estas obras, señalando que la información sobre el proyecto El Bala y lo que significaría su implementación, debe ser ampliamente difundido.

 

PERO, EL ESTIGMA NO ESTÁ MUERTO

 

Según Jorge Molina Carpio, docente-investigador del Instituto de Hidráulica e Hidrología-UMSA de La Paz, el contrato suscrito entre el Gobierno y Geodata Engineering S.A., es por estudios a diseño final del nuevo proyecto El Bala, no para la construcción. “De todas maneras es una decisión apresurada, basada en información incompleta y al parecer desconocida por casi todos los ministros. Cabe preguntarse en base a qué se puede tomar una decisión sobre un proyecto de tal magnitud, en el que puede jugarse el futuro de una generación”, dice.

 

Molina Carpio explica que el denominado “nuevo proyecto El Bala”, es la alternativa más reciente mencionada por el presidente; haciendo referencia a los estudios de identificación llevados a cabo por Geodata Engineering S.A. y afirma que todas las alternativas anteriores (sobre El Bala) no pasaron de perfiles o ideas básicas.

 

Consultado si bajo cualquier alternativa este proyecto supone un impacto ambiental “inaceptable”, aprovecha para decir que toda la información de la que dispone sobre la alternativa actual es la contenida en una ficha ambiental de marzo de 2016, asegurando que:”El Gobierno no ha hecho públicos los estudios de Geodata”, pero afirma que los impactos ambientales serían de magnitud.

 

Precisa que la ficha ambiental muestra que la alternativa actual (Geodata) tendría impactos ambientales de enorme magnitud, que cambiarían para siempre la región, el río Beni y los parques Madidi y Pilón Lajas. “El proyecto no pasaría los criterios ambientales del Banco Mundial y por tanto no sería sujeto de crédito para ese organismo”, acota.

 

“Por otro lado, mencionan que se inundaría “solamente” 1.9% de las áreas protegidas frente al 16% de alguna alternativa anterior (esto fue repetido por varios ministros y el director del SERNAP), es decir 8 o 9 veces menos. Según la ficha, solamente la represa del Chepete inundaría 677 km2 (no toda la superficie inundada estaría dentro de los parques). La peor alternativa anterior inundaba una superficie de 2500 km2 en total, es decir 3.8 veces lo que menciona la ficha. Entonces, ¿de qué están hablando?”, cuestiona.

 

Además, Molina agrega que la inundación es solo uno de los impactos asociados al proyecto. “Hay otros impactos sociales y ambientales potencialmente desastrosos, como los asociados al camino de acceso a la represa, que es de gran longitud, llegaría al corazón del parque Madidi atravesando zonas prístinas con un trazado muy riesgoso, lo que podría significar el “principio del fin” del parque. O, entre otros, la posibilidad cierta de que el embalse deteriore la calidad del agua hasta un nivel tal que sea inviable como hábitat acuático”, agrega.

 

Como puede verse, el proyecto El Bala no se ha desligado de estigmas por sus posibles impactos medioambientales principalmente en el Parque Nacional Madidi y la Reserva de Pailón. La postura gubernamental de dar luz verde a proyectos hidroeléctricos y de manera particular a este proyecto, que le permitan fomentar la idea de convertirse en un exportador de electricidad, a partir de la hidroelectricidad, ha despertado nuevas y antiguas controversias que según los expertos deben ser resueltas en base a una mayor información por parte del Gobierno.