Alinear los intereses del Estado y de las empresas, comienza a ser el mensaje explicito en el mundo petrolero, en plena crisis del derrumbe de los precios del crudo. La idea parece ser enfrentar el temporal bajo la lógica de que la unión hace la fuerza entre dos sectores tradicionalmente vistos como antagónicos, especialmente durante los años '60 cuando los países de la OPEP nacionalizaron su industria petrolera y excluyeron a las extranjeras.

La coyuntura retrata a ambos sectores antagónicos en una situación complicada pero son los gobiernos, en respuesta a disposiciones asignadas por Ley, los que están dando una mayor pauta para establecer sinergias entre estos sectores que, por el momento, parecen convencidos de que  están involucrados en un negocio compartido donde si las petroleras pierden, el Estado también.

Da la impresión de que están en busca del equilibrio perfecto, en medio de un vendaval de proporciones que está durando más de lo que se tenía previsto. En esta línea, Steven Knabe, director en Halliburton Consulting sostiene que la mayoría de los Estados en América Latina, inclusive Bolivia, han reconocido la importancia de alinear los intereses del Estado, operadores y empresas de servicio para mantener las reservas y producir los hidrocarburos de una manera eficiente y segura.

“Los gobiernos y compañías nacionales de petróleo en América Latina como YPFB también reconocen y alientan el papel de las empresas de servicio en desarrollar y probar una gama amplia de nuevas tecnologías para aumentar la productividad de pozos, reducir los costos, y mantener los altos estándares ambientales”, dice para agregar que, “en el caso de Bolivia, estos esfuerzos para reforzar la alineación entre el Estado,  operadoras y empresas de servicios han compensado en parte las reducciones en los precios de gas y petróleo”.

El otro mensaje, implícito y explícito, expresado por los actores del sector petrolero en distintos foros es que frente a esta crisis sostenida; que ha desnudado la extrema dependencia de los Estados frente a los combustibles fósiles, existe la urgencia de mirar hacia la “reconversión”. Esto pasa por la diversificación de las economías, como una forma de hacer frente a la escasez de inversiones en el sector petrolero, especialmente en áreas como el upstream.

Hay países, de la fortaleza petrolera de Noruega, por ejemplo, que después de cuatro décadas de éxito en el sector de los hidrocarburos está buscando, por ejemplo, retomar la agricultura y la pesca, actividades tradicionales que sustentaban su economía antes del boom petrolero, sin dejar de recalar, y con mayor fuerza, en las renovables.

Otro atisbo de esta diversificación lo encontramos en la reciente compra de la petrolera francesa Total de la empresa Saft Group, fabricante de baterías con la idea de expandir sus operaciones hacia el diseño y fabricación de equipos de acumulación. Una gestión hacia sectores sostenibles que se suma a la adquisición, en 2011, de la SunPower, dedicada al rubro de los paneles solares. Sin duda que la crisis está “en su mejor momento”. Sin embargo, dicen, también, que de las situaciones complicadas nacen las mejores ideas, de manera que habrá que esperar que este nuevo trance que agita al sector petrolero, como consecuencia del derrumbe de los precios del crudo y que por supuesto también deriva de otros factores circundantes, permita en el corto, mediano y largo plazo, encontrar soluciones de mayor catadura.

FUENTE: EL DIA

AUTORA: VESNA MARINKOVIC