Bolivia está mostrando, desde la iniciativa estatal, un acelerado desarrollo de proyectos de energías renovables, con mayor incidencia en la solar y la eólica;  una persistencia notoria a favor de la continuidad de los proyectos hidroeléctricos en pequeña escala y una mayor aceptación hacia las grandes hidroeléctricas, aunque para todos está claro que no se les ha levantado el veto medioambiental. La gestión gubernamental no destaca en la geotermia que, como en el resto de América del Sur, se mantiene estancada, aunque con un importante proyecto en carpeta como es el de Laguna Colorada.

De acuerdo a informes de expertos, la introducción de sistemas híbridos (foto-eólicos-termoeléctricos) en comunidades rurales sin acceso a energía eléctrica por red, es vista como una solución, pero, bajo un uso adecuado. Esto quiere decir que es necesario fiscalizar temas relativos al tipo de tecnología que se está implementando, y practicar el necesario monitoreo y mantenimiento de los equipos.

En términos generales, las comunidades rurales sin acceso a la red en Bolivia todavía mantienen una importante dependencia de la leña y el gas licuado; no cuentan con acceso a servicios eléctricos ni pueden generar su propia energía eléctrica, pese a un incremento sostenido de la cobertura eléctrica rural que habría pasado del 57,5 existente el 2012 al 68% actualmente en el área rural.

Podemos destacar proyectos estatales relevantes de energías renovables como el sistema híbrido-fotovoltaico-diésel de Cobija; el Parque Fotovoltaico de Oruro en Construcción (20 Mw) más otros proyectos similares para Tarija; el Parque Electro Eólico en Cochabamba (2 unidades en operación y varias en construcción hasta lograr 21 Mw de potencia); y, entre otros, las centrales hidroeléctricas de San José, Misicuni, Miguillas lo que para muchos expertos es un buen dato en materia de avances en el sector.

Desde el sector privado resalta la generación de energía eléctrica en los ingenios azucareros a partir del bagazo, caso La Bélgica (alrededor 20 Mw), para cubrir necesidades energéticas urbanas e industriales y en una perspectiva, señalan, de transformar a Bolivia en un país exportador de energía eléctrica.  Sin embargo, el sector privado asegura que la mayor limitación para estos emprendimientos es el precio de la electricidad, por la subvención al gas.

En este contexto, algunos especialistas consultados consideran que el sector de las renovables en Bolivia requiere no sólo financiamiento, sino un enfoque integral que implique seguimiento, asesoramiento y monitoreo para obtener mejores resultados que en el pasado, especialmente a nivel de las comunidades rurales.

Como dato al margen, es importante que los medios de comunicación puedan gozar de mayor información especializada desde el ámbito público y privado para realizar una mayor y mejor cobertura sobre las potencialidades de estas energías. Finalmente, es importante esperar que las gestiones a favor del desarrollo de las energías renovables en contextos rurales en América Latina no terminen como una simple “iniciativa precaria para gente precaria”. Esto quiere decir, que la gestión a favor de atender o como se suele decir “empoderar” a las comunidades rurales, a partir de un mayor acceso a la energía, vía las renovables, debe ser parte de una respuesta exhaustiva a un problema estructural.

FUENTE: EL DIA

AUTOR: VESNA MARINKOVIC