La mayor amenaza a tantos proyectos que hoy dependen del gas sería un aumento futuro en el precio de este energético ###

Riesgosa APUESTA AL GAS NATURAL

 

La mayor amenaza a tantos proyectos que hoy dependen del gas sería un aumento futuro en el precio de este energético, refiere esta nota que grafica la demanda creciente de este combustible, especialmente en el campo de la generación eléctrica.

 

  David Shields (*)

 

 

La demanda creciente de gas natural, sobre todo para la generación eléctrica, ha sido el principal factor de impulso a las distintas reformas en materia de energía llevadas a cabo en México en el último cuarto de siglo. En este sexenio, el precio bajísimo del gas importado ha animado a la CFE a promover la construcción de 26 centrales de generación de gran tamaño a base de gas importado.

 

En momentos en que las autoridades presumen un “nuevo mercado” de gas más competitivo en el país, se prevé que CFE adjudicará esta semana la construcción del gasoducto submarino Texas-Tuxpán, el proyecto energético más grande del sexenio, que robustecerá el suministro de gas hacia el centro del país. También hay oportunidad para abrir nuevos nichos prometedores para el gas natural en los mercados de combustible vehicular y de distribución residencial.

 

No obstante, la industria del gas enfrenta múltiples riesgos a su desarrollo y ampliación en México. En primer lugar está el compromiso de México firmado en la COP-21 (junto con otros 188 países) de reducir emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual obliga a mirar hacia energías limpias no fósiles como sustento de los proyectos futuros de generación eléctrica en México.

 

Más aún, el sistema eléctrico nacional ya tiene capacidad sobrada, por lo cual tiene menos sentido invertir en grandes plantas de generación con gas y es más atractivo el desarrollo de proyectos con capacidad menor y sentido regional. Éste es un nicho óptimo para las energías renovables, sobre todo la solar y la eólica, además de que, como ya se vio en la primera subasta eléctrica de largo plazo, esas energías ya compiten en precio frente al gas.

 

La mayor amenaza a tantos proyectos que hoy dependen del gas sería un aumento futuro en el precio de este energético. Es muy difícil de hecho, imposible pronosticar precios, pero se observa que el sistema de gasoductos en el sur de Estados Unidos está en manos de unos cuantos dueños, quienes, ante un aumento de la demanda, podrían actuar como un cártel para manipular la oferta y los precios. Una demanda mucho mayor dentro de pocos años no es nada descabellado dado el auge de la exportación de gas a México, las conversiones masivas de carbón a gas en termoeléctricas de Estados Unidos, así como los proyectos de gas natural licuado (LNG) que se promueven en ese país.

 

Este panorama se agravaría en caso de un posible descenso en la producción de gas vía fracturamiento hidráulico (fracking) por razones de precios o agotamiento del recurso.México queda vulnerable a las condiciones que imperen en ese mercado y al riesgo de que Donald Trump, en caso de ser electo, aplique un gravamen xenofóbico a las ventas de gas a México.

 

Por cierto, el Departamento de Energía calcula que el fracking ahora aporta dos tercios del total de la producción de gas natural en Estados Unidos. Así, debemos reflexionar si en México no hemos cometido un error al dejar el fracking fuera de la Ronda Uno en hidrocarburos, ya que esta nueva técnica ofrece la mejor opción para detonar una mayor producción de gas en México.

 

La producción de gas por la vía convencional no sólo sigue bajando, sino que Pemex quema y ventea gas a la atmósfera y contamina sus reservas con nitrógeno, sin haber realizado las inversiones prometidas en plantas criogénicas para limpiar el gas. El resultado es que se comercializa gas de muy mala calidad en todo el sur de México.

 

Habrá, sin duda, mucha oposición bien o mal informada al fracking, si finalmente se promueve esta opción en la Ronda Dos, aunque se apliquen las más estrictas regulaciones técnicas y ambientales. En los hechos, lo único que esa oposición lograría es condenar a México a seguir importando gas masivamente en situación de vulnerabilidad ante decisiones políticas y de precios en Estados Unidos, en lugar de producirlo en el país. En fin, es prudente diversificar tecnologías para generar electricidad. 

 

...tiene menos sentido invertir en grandes plantas de generación con gas...”