El aumento de la producción de crudo y el derrumbe de los precios del petróleo han afectado negativamente la estabilidad de Canadá. Después de ser el mayor proveedor de energía de Estados Unidos, este mercado le ha cerrado las puertas afectando su economía, fuertemente dependiente de las exportaciones de recursos energéticos como petróleo, gas, uranio y energía eléctrica.

Consiguientemente, la situación energética de Canadá mueve a la reflexión. Durante los últimos 15 años este país sostuvo el tercer lugar en reservas de petróleo a nivel mundial, pasando de 10.000 millones de barriles en 2000, a 173.000 MMb en 2014 y es el sexto mayor productor global.

En gas natural ocupa el puesto número 20 a escala mundial en reservas y es el cuarto productor global, pero, al momento enfrenta varios riesgos principalmente debido al aumento de la producción de crudo y al derrumbe de los precios del petróleo, de acuerdo a la Asociación Canadiense de Productores de Petróleo (CAPP).

En conjunto, se puede ver que la baja demanda de petróleo debido a la débil recuperación económica mundial, la sobreoferta de crudo en el mercado global a causa del boom de los shales en Estados Unidos y la negativa de la OPEC a ajustar su producción que la mantiene oscilante y sin superar los 50 mbpd, han llevado a Canadá a reestructurar sus planes de inversión y a reconocer que está en una situación delicada.

En esta línea, ha frenado el desarrollo de sus reservas, ha bajado la producción de hidrocarburos no convencionales y entre otras cosas, ha diferido importantes proyectos de infraestructura como son los oleoductos y gasoductos, mostrando inestabilidad macroeconómica y desequilibrios fiscales en provincias productoras de hidrocarburos como Alberta, según análisis del propio gobierno.

Está claro que el auge de los shales, de manera particular, ha ocasionado un remezón en la política energética de Canadá y no ha dejado de alterar la relación de buena vecindad existente con Estados Unidos, aunque Justin Trudeau hubiera dicho en su reciente visita a Barak Obama que “la relación entre las dos naciones no se puede comparar con ninguna otra del mundo”.

Con todo, Canadá tiene problemas. De ser el mayor proveedor de energía de Estados Unidos; con más del 16% de las importaciones de petróleo estadounidenses y aproximadamente el 15% del consumo de gas natural, hoy este país ha dejado de ser un mercado cautivo de sus energéticos al punto que Canadá está buscando nuevas plazas, fuera de Estados Unidos, pues su economía depende fuertemente de las exportaciones de recursos energéticos. Si algo parecido le pasara a nuestro país, tradicionalmente exportador de materia prima, sin duda que estaríamos en problemas mayores.

En este marco, los canadienses están a la espera de que el gobierno de Trudeau cumpla sus promesas electorales de invertir de manera intensiva en exploración y en el desarrollo de infraestructura energética y, prioritariamente, diversificar su economía y reactivarla. Por ahora, se anuncia un aumento de sus déficits públicos en los próximos años, de acuerdo a distintas fuentes del sector que señalan que “la economía canadiense tiene dificultades para recuperarse tras la recesión mundial”. Los expertos observan que el crecimiento solo fue de 1% en 2015 y sería poco probable que mejore antes de 2019.


FUENTE: EL DÌA 

AUTORA: VESNA MARINKOVIC