La crisis de los precios del petróleo ha comenzado a plantear complejos cuestionamientos económicos y por supuesto morales. No es fácil, por ejemplo, constatar que aproximadamente unas 250.000 personas del sector han perdido su empleo y que muchas de ellas no saben que hacer pues se especializaron en el rubro petrolero y cambiar de actividad ya no les resulta fácil aunque están obligadas a hacerlo.

Las empresas petroleras han comenzado a deshacerse de su capital humano de primer y segundo orden.

Ejecutivos que miraban el mundo desde inmensas torres de cristal hoy están desempleados, mientras las empresas que ofrecen empleos se han reducido a prácticamente la mitad y esto ya es una tendencia global aunque según expertos Latinoamérica, África y Oriente Medio son los más afectados.

Gran parte de las empresas petroleras ha optado por limitar la exploración privilegiando la producción y la generación de ingresos, con una significativa paralización de salarios, después de que tradicionalmente el sector petrolero ostentara los mejores sueldos e incrementos anuales. Ergo, todo esto ha ocasionado un efecto dominó: la pérdida  de poder adquisitivo del sector no ha dejado de afectar a otros sectores de la industria y la empresa en general.

Según expertos, la situación del empleo en el sector no se muestra de fácil resolución pues se trata de una industria que planifica a largo plazo mientras los pronósticos para un incremento en los precios del crudo refieren, en el mejor de los casos, entre dos a tres años. Como dato complementario, decir que 2015 cerró con aproximadamente 197,1 millones de personas desempleadas a nivel global y en 2016 se prevé un aumento de alrededor de 2,3 millones para situarse en 199,4 millones, según cifras de la OIT.

En esta línea, este organismo señala como “poco probable” que la crisis mundial del empleo, agudizada por el trance de los precios del petróleo, se resuelva, especialmente en las economías emergentes. Para Guy Ryder, director general de la OIT, “La significativa desaceleración de las economías emergentes junto a una drástica disminución de los precios de las materias primas tiene un efecto negativo sobre el mundo del trabajo”. De mantenerse esta situación, las tensiones sociales por supuesto que no se harán esperar.

“La falta de empleos decentes hace que las personas recurran al empleo informal, que por lo general se caracteriza por baja productividad, bajos salarios y ninguna protección social. Esto debe cambiar. 

Responder de manera urgente y enérgica a la magnitud del desafío mundial del empleo es fundamental para la implementación exitosa de la recién adoptada Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible”, remarcó Ryder.

El mensaje, digamos formal, es que la economía mundial se ha debilitado y que nos falta un esfuerzo concertado a favor de nuevos y mejores empleos, como pilar central de una estrategia política y económica para un mundo mejor. El tema de fondo es que estamos conminados a resolver la asignatura del empleo decente a nivel mundial y para ello no ha habido resultados consistentes hasta el momento y parece ser que tampoco hay buenas perspectivas.


Fuente: El Dìa
Autora: Vesna MArinkovic

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