Los pronósticos de crecimiento global están a la baja y la economía mundial está en complicaciones. Para graficar esto último que observo basta ver que Estados Unidos lleva dos trimestres con 1% de crecimiento promedio mientras en la mayoría de los países el crecimiento potencial sigue muy por debajo de 1%, debido fundamentalmente al derrumbe de los precios del petróleo.


Para gran parte de los países denominados emergentes, las cosas no están mejor, Rusia y Brasil están confrontando situaciones de recesión y la desaceleración estructural de la China ocupa titulares mundiales junto al abaratamiento de los comodities; consiguientemente, estamos dentro de una situación de crisis mundial imposible de invisibilizar.

 

A diferencia del año pasado, el 2016 arranca con mayor certidumbre de que la tendencia a la baja en los precios del petróleo es una disposición de largo plazo y está claro que es en este escenario donde las economías deben acomodar sus planes económicos y sus previsiones de futuro; seguir negando esta situación es como pretender tapar el sol con un dedo.

En este contexto, la oferta realizada por la petrolera francesa Total E&P de $ 1.1 billón en efectivo para comprar la empresa Saft Groupe, fabricante de baterías, da cuenta que, como señalan los medios de prensa, “la francesa se mueve más en serio en el espacio de la energía renovable”. El anuncio permitiría corroborar que los paradigmas sostenidos por los combustibles fósiles están cambiando, como precisamente lo señalamos la semana pasada a partir del anuncio de Arabia Saudi de diversificar su economía totalmente dependiente del petróleo.

En su informe trimestral de inicio de 2016 Total E&P informó sobre sus esfuerzos de diversificación anunciando la creación de una nueva unidad vinculada al gas natural, energías renovables y electricidad, como una forma de alejar la compañía de su dependencia del petróleo, en medio de un ambiente de bajos precios. Esta sería la cuarta división de la compañía frente a sus otras unidades tradicionalmente dedicadas a la exploración y producción, comercialización, y servicios de refinación y petroquímica, que comenzaría a operar en septiembre de este año.

Sin embargo, está claro que los procesos de transición no son fáciles. La ruta de las renovables está plagada de limitaciones vinculadas también a temas de inversión en tecnología de punta, a su complicada sostenibilidad y monitoreo en un planeta acostumbrado al desperdicio de los recursos naturales y al poco cuidado del medio ambiente, principalmente. Con todo, no dejan de ser noticias que refieren un cambio en el modo de hacer las cosas.

Por el momento, produce desazón que pese a esta nueva crisis que exige reformas estructurales para activar el crecimiento, no se advierte una voluntad política dentro de las economías en desarrollo ni tampoco entre las emergentes para encarar la situación que puede durar no menos de una década. Los desafíos con seguridad están a la espera...

FUENTE: EL DÍA

Autora: Vesna Marinkovic