La producción de fuentes no convencionales en Estados Unidos, a partir de empresas dedicadas al negocios de los shales, ha implicado un cambio en el perfil energético de Estados Unidos. La sorpresiva muerte de uno de sus impulsores, Aubrey MacClendon, y sus connotaciones, sugieren un debate puntual.

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Chesapeake y EL LEGADO DE AUBREY MAcCLENDON

La producción de fuentes no convencionales en Estados Unidos, a partir de empresas dedicadas al negocios de los shales, ha implicado un cambio en el perfil energético de Estados Unidos. La sorpresiva muerte de uno de sus impulsores, Aubrey MacClendon, y sus connotaciones, sugieren un debate puntual.

 

ENERGÍABolivia y agencias

 

Aubrey McClendon Kerr, fue parte de la impronta de los hidrocarburos no convencionales en Estados Unidos que le ha otorgado, a este país, la tan mentada autonomía energética; liberándolo de costosas importaciones de combustibles fósiles, desde los países miembros de la OPEP. Más allá de las observaciones medioambientalistas a la técnica del fracking, utilizada para la exploración del petróleo y gas de lutitas, este es el legado objetivo que McClendon le deja al país más poderoso de la tierra, después de su todavía no aclarada muerte el 2 de marzo de este año.

 

La producción de fuentes no convencionales en el país del norte por la vía del fracking, sustentada precisamente por Aunbrey McClendon, por medio de la empresa Chesapeake Energy, ha implicado un incremento del 85% de su producción en los últimos años convirtiéndolo de nuevo en el primer productor mundial de petróleo, después de 1975, pese a recurrentes noticias en sentido de que la industria del fracking está en crisis a consecuencia del derrumbe de los precios del petróleo convencional.

 

Expertos refieren que el aumento de la producción en Estados Unidos se ha concentrado en los estados de Texas, con la mitad, y Dakota del Norte, con un cuarto del incremento, indicando que las reservas técnicamente recuperables de petróleo de esquistos en Estados Unidos son inmensas. Según últimos estimados del BID, las ubican en más de 900 mil millones de barriles, cifra que es equivalente a las reservas probadas de todos los países de la OPEP en conjunto, por lo que muchos consideran que pese al derrumbe de los precios del petróleo convencional, los shales no están en crisis, menos en Estados Unidos.

 

 

Sin embargo, desde la otra orilla, reportes de prensa refieren que precisamente la empresa Chesapeake Energy atraviesa por serias dificultades financieras debido al desplome del precio del petróleo y del gas natural. Aseguran que las empresas energéticas dedicadas al negocio de los shales, que se hicieron fuertes durante la pasada década, están ahora pagando los excesos de los años pasados, cuando se endeudaron para poder hacer sus negocios. En este marco, indican que antes de derrumbarse el mercado, las acciones de la compañía Chesapeake se pagaban por encima de los 30 dólares y que ahora estaría en bancarrota.

 

LA EMPRESA

 

MacClendon, fue CEO de Chesapeake, la principal productora de hidrocarburos no convencionales de Estados Unidos, situándose a la altura de ExxonMobil; y luego también fundador de American Energy Partners, una especie de gestora de fondos de inversión y que al decir de algunos, el sólo nombre del empresario estadounidense abría puertas para jugosos negocios.

 

Según expertos del sector, el mismo auge del gas que él contribuyó a crear hizo que los precios cayeran en picada, reduciendo el valor de Chesapeake a menos de la mitad y desatando una rebelión entre los accionistas que llevó a su despido. Posteriormente fundó American Energy Partners, empresa con la que según Reuters, captó más de 10 mil millones de dólares para acumular derechos de explotación desde los Apalaches a Australia y Argentina.

 

Los ejecutivos que abusan de sus posiciones como líderes de las principales empresas para organizar actividad criminal debe rendir cuentas…”

 

MacClendon murió a los 56 años y queda como una leyenda del mundo energético empresarial, pese a haber sido implicado en la manipulación de ofertas por derechos de extracción a particulares, en un país cuya Constitución determina que los hidrocarburos son de quien posee la tierra, dejando muy pocos de estos recursos para la reserva Federal.

 

MacClendon, fue CEO de Chesapeake, la principal productora de hidrocarburos no convencionales...”

 


Seguramente las investigaciones aclararan si en efecto MacClendon incurrió o no en el delito de conspiración en la compra de reservas de petróleo y gas, haciendo uso del poder que ostentaba, a partir del arrendamiento de tierras y pozos de alta productividad, en prácticamente todas las principales áreas de gas de esquisto en Estados Unidos.

 

William J. Baer, asistente del fiscal general de la división antimonopolio del Departamento de Justicia de Estados

 

dijo: “sus acciones ponen los beneficios de la empresa por delante de los intereses de los arrendatarios que tienen derecho a ofertas competitivas para los derechos de petróleo y gas en sus tierras. Los ejecutivos que abusan de sus posiciones como líderes de las principales empresas para organizar actividad criminal debe rendir cuentas de sus actos “.

 

En 2011, Forbes lo encasilló como “el multimillonario más temerario de los Estados Unidos” y por tener una elevada tolerancia al riesgo. Fue el pionero de la perforación horizontal y la fracturación hidráulica, técnica que al momento recibe odas y recriminaciones de algunos empresarios del sector y críticas permanentes de los ambientalistas.

 

La prensa internacional ha señalado que bajo la dirección de McClendon, Chesapeake y un puñado de otras compañías se ha transformado el rostro de la energía en los Estados Unidos, convirtiendo a este país de importador de energía a exportador; y pionero de la fractura hidráulica en zonas de esquisto recientemente exploradas con amplia financiación global.

 

DATOS
En febrero de 2016, reportes especializados señalaban que la empresa Chesapeake Energy, la segunda mayor productora de gas natural de Estados Unidos, ha visto como sus acciones han llegado a caer en más de un 50% tras los rumores que apuntaban que la compañía podría haber contratado a un bufete de abogados especializados en reestructuración de deuda. A finales de marzo las acciones de Chesapeake Energy, habían caído un 38% hasta los 1,88 dólares por títulos, su cotización más baja desde 1999.
Chesepeake arrastra en sus balances al 2016 más de 10.000 millones de dólares en deuda. A finales del año pasado, afrontó un ajuste de su plantilla que provocó el despido del 15% de sus empleados, así como la depreciación de numerosos activos por el desplome de los precios del crudo.
Chesapeake Energy se convirtió, al influjo de MacClendon, en una compañía de 37 mil 500 millones de dólares, a partir de su incidencia en los shales y la defensa de la polémica fractura hidráulica.