Un análisis del BID en el documento “Nuevo modelo, viejo precio”, propone una lectura particular sobre lo que sería en este momento la irrupción de la nueva producción de petróleo no-convencional en Estados Unidos, que estaría cambiando la fisonomía del mercado petrólero mundial.

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La IMPRONTA NORTEAMERICANA de los shales, incidirá en los nuevos precios del petróleo

Un análisis del BID en el documento “Nuevo modelo, viejo precio”, propone una lectura particular sobre lo que sería en este momento la irrupción de la nueva producción de petróleo no-convencional en Estados Unidos, que estaría cambiando la fisonomía del mercado petrólero mundial.

 

ENERGÍABolivia

 

La magnitud de las reservas de crudo no-convencional de Estados Unidos, la organización de su industria y el permanente desarrollo tecnológico, presagian que el actual nivel de producción de este hidrocarburo se puede mantener y aumentar en respuesta a las condiciones del mercado, señala un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que, sin embargo, no considera el riesgo medioambiental de este nuevo modelo de producción hidrocarburífera.

 

El documento, que pasa revista a la presente crisis de los precios del petróleo, acusa al shock permanente de oferta de este combustible, como la causa mayor para estar confrontando esta situación que se inicia a finales del tercer trimestre de 2014, que se acentúa a lo largo de 2015 y continua en los primeros meses de 2016.

 

“El shock de oferta se origina en un aumento sostenido de la producción de Estados Unidos a partir de 2008 que ha aumentado en más de 85% (Figura 1) en los últimos siete años y vuelve a ser el primer productor mundial de petróleo”, señala este balance sobre la impronta norteamericana que ha removido el tablero de los precios de los hidrocarburos con resultados para muchos todavía imprevisibles, en base a una combinación novedosa de tecnologías conocidas como en efecto termina siendo el fracking.

 

Reconoce lo dicho por varios analistas en sentido de que el shock de oferta que se origina en Estados Unidos aumenta en la medida que la OPEP no ha reducido su producción para acomodar la producción incremental norteamericana, desatando una guerra de precios con la idea de mantener espacios de mercado, a partir del último trimestre del año pasado.

 

Por tanto, refiere que en la medida que el nivel actual de precios cubre costos operacionales, la producción del resto del mundo tampoco ha disminuido, agravando la situación de sobreoferta.

 

 

Concluyentemente, ante un colapso de precios, que se origina en un escenario de sobreoferta, la producción mundial de petróleo lejos de disminuir ha aumentado, que es precisamente el caso de Estados Unidos y la OPEP.

 

El análisis del BID, que no difiere de muchas lecturas al respecto, muestra su acuerdo en que la desaceleración de la economía mundial y con ella la de la demanda de petróleo, han agudizado el colapso de los precios, pero, adelanta que el raquitismo en los precios seguirá muy débil, “al menos en 2016, por la holgura que hay en algunos países de la OPEP y el altísimo de nivel de inventarios comerciales”.

 

“Si persiste este nivel de precios la producción de Estados Unidos caerá gradualmente a lo largo de 2016”, precisa. Sin embargo, destaca que dada la ingeniería y la organización industrial de la producción de petróleo no-convencional en este país, la producción puede responder muy rápido a señales positivas de precio y aumentar en pocos meses.

 

Es más, hace ver que por la magnitud de las reservas y la velocidad de respuesta, los costos de producción de crudo no-convencional en Estados Unidos fijarán un techo al precio mundial del petróleo, pronosticando que en los próximos cinco años este techo puede estar alrededor de 50 dólares por barril.

 

“Por la dinámica de precios de enero de 2016 parecería que el precio tiene un piso en la mente de los inversionistas de alrededor de 30 dólares por barril”, precisa a tiempo de proponer un escenario de trabajo para los precios en los próximos cinco años con un piso de 30 y un techo de 50 dólares por barril.

 

UN PISO PSICOLÓGICO

 

Para el BID lo más relevante del mes de enero de 2016 es la sostenida caída del precio que promedia a final del mes 31.5 $/b para el crudo marcador estadounidense, el WTI que representa una caída de 16% respecto al promedio de diciembre de 2015 de 37.2 $/b.

 

Desde esta visión, el precio de enero es el promedio mensual más bajo de los últimos doce años, desde noviembre de 2003 cuando promedió 31.1 $/b. Sin embargo, remarca que si se descuenta por inflación, y se compara el precio del barril por su poder adquisitivo, nos tenemos que remontar hasta febrero de 2002 para conseguir un precio más bajo que el de enero de 2016.

 

“Es el precio más bajo de los últimos catorce años. Sin embargo, el precio de enero de 2016 es apenas 6% más bajo que el que prevaleció durante quince años entre 1985 y 2000, con un promedio en dólares de hoy de 33.4 $/b”, precisa para recordar que durante cuatro días entre el 15 y el 21 de enero el precio cayó por debajo de 30 $/b, hasta un mínimo de 26.7 $/b, para rebotar a 32 $/b en la última semana del mes de enero.

 

En este marco considera que: ”aunque especulativo esto parece indicar que hay un piso psicológico del mercado para el precio del petróleo de alrededor de 30 $/b, pero esto no significa que este piso pueda volver a ser perforado en el futuro”.

 

De esta forma toma una base de 30 $/b para el precio del petróleo en el escenario de mediano plazo que propone y considera que debido al carácter más competitivo del mercado petrolero mundial, y la flexibilidad y la velocidad de respuesta del mercado de Estados Unidos; el más grande y el más competitivo de los países petroleros, es posible considerar un techo de precios para los próximos cinco años de 50 $/b,. Este escenario en el contexto de precios de los últimos treinta años se muestra en la figura 2.

 

NUEVO MODELO DE MERCADO

 

Todo este análisis es sustentado en la idea de que la irrupción de la nueva producción de petróleo no convencional en Estados Unidos está cambiando la fisonomía del mercado petrólero mundial. Esto le permite recordar que desde la creación del conglomerado de la Standard Oil en 1880, este mercado ha estado controlado, o en todo caso su funcionamiento ha estado muy influido, por la acción de oligopolios de grandes productores que controlaron el grueso de la oferta mundial.

 

“Después de la Standard Oil la cual controló la producción en Estados Unidos hasta su disolución en 1911, se estableció el oligopolio del cartel internacional de petróleo (compuesto por las llamadas Siete Hermanas) el cual controló la producción en los principales países exportadores desde principios de la década de los treinta hasta mediados de los setenta del siglo pasado. Momento en el cual los principales países exportadores de petróleo agrupados en la OPEP pasaron a controlar la producción en sus territorios y siguieron actuando como un oligopolio hasta la actualidad”, indica.

 

Para el BID, esta sucesión de oligopolios ha influido la formación de precios, regulando la producción, generando ganancias monopólicas a lo largo de décadas durante el último siglo y medio. Asegura que una característica común de estos oligopolios fue que el productor más eficiente regulara su oferta para provocar la entrada de productores cada vez menos eficientes, con más altos costos de producción y menores volúmenes.

 

Según el documento el cambio que ahora se está produciendo es que los nuevos productores marginales, desarrollando las reservas de petróleo no-convencional en Estados Unidos, lo van a hacer en plena competencia y disminuyendo costos.

 

Adicionalmente plantea que dada la vastedad de las reservas de petróleo no convencional en Estados Unidos, este país puede aumentar su producción considerablemente a precios de competencia. Tan es así que cualquier reducción de producción por parte de los países de la OPEP, en particular de Arabia Saudita, para defender precios, puede ser tomada por producción incremental en Estados Unidos lo que estaría impidiento que la Organización y en particular los sauditas estén dispuestos a reducir su producción.

 

Esto sería algo similar a lo que sucedió cuando la OPEP y especialmente Arabia Saudita, redujeron su producción para defender infructuosamente los altos precios en la primera mitad de la década de los ochenta y ese espacio de mercado fue tomado por la nueva producción de México y del Mar del Norte, mientras los precios siguieron cayendo.

 

“Esta es la lección que los sauditas aprendieron y el error que no quieren volver a cometer”, dice el BID al sostener que la situación ahora es aún peor para los sauditas y el resto de la OPEP, por la magnitud de las reservas recuperables en Estados Unidos y la capacidad de este país de aumentar y sostener su producción de no convencionales.

 

De hecho, plantea que el aumento de la producción de Estados Unidos a partir de 2011 es ya superior a lo que en su momento llegaron a producir México y el Mar del Norte combinados, y este aumento puede ser más sostenido por la magnitud de las reservas estadounidenses de petróleo no convencional.

 

En esta línea piensa que la consolidación de Estados Unidos como primer productor mundial, sustentado en la acción de compañíñías individuales produciendo en forma conjunta grandes volúmenes, está cambiando la fisonomía del mercado petrolero internacional, asegurando que la competencia entre productores, como nunca antes en siglo y medio de existencia del mercado de petróleo, es la que fijará el precio en el futuro.

 

En conclusión, plantea que el precio internacional dependerá, en la nueva era del mercado petrolero en la que estamos entrando, del costo marginal de producción en los campos de crudo no-convencional en Estados Unidos. Este costo dependerá de la productividad natural de estos yacimientos y de las tecnologías que se apliquen para su explotación. Por el momento, la resistencia que está mostrando la producción de petróleo no convencional en Estados Unidos muestra que el piso de precios está mucho más abajo que la mayoría de los analistas estimó a principios de 2015.

 

 

…el precio de enero es el promedio mensual más bajo de los últimos doce años, desde noviembre de 2003…”