Más allá de los sucesos políticos que en este momento están convulsionando Brasil, me permito destacar su énfasis en materia de planificación energética. En efecto, este país que ostenta una de las matrices energéticas más limpias del mundo, ha reestructurado su planeamiento energético a partir de 2003 con la creación de la Empresa de Pesquisa Energética-EPE, un ente estatal vinculado al Ministerio de Minas y Energía, con la atribución institucional de realizar los estudios de soporte para encarar una gestión lo más eficiente posible en el sector.

 

Amilcar Guerreiro, director de EPE, entrevistado por ENERGÍABolivia, sostiene que se trata de una empresa de planeamiento energético integral, lo que implica considerar entre sus planes tanto el sector eléctrico, como el del petróleo y el gas, además de los biocombustibles, en un país que mantiene una directriz clara en sentido de priorizar proyectos que puedan mantener la elevada participación de fuentes renovables.

Esta postura refleja que, por el momento, al menos, los hidrocarburos son los hidrocarburos y mantienen su peso. Por ello Guerreiro afirma que “no se debe minimizar la importancia de aumentar la producción de petróleo y gas”,  asegurando que de esta forma Brasil se puede tornar en un país exportador de petróleo con una elevada participación de las renovables en su matriz energética, lo que le conferiría, en su criterio, una condición muy particular en el panorama energético mundial, a partir de una planificación integral y permanente del sector.

Por el momento, Guerreiro sustenta la postura de que la energía hidráulica es una de las fuentes más baratas para producir electricidad y en este sentido Brasil ejerce esta opción con vuelo propio, remarcando que esta fuente de generación de energía tiene, al mismo tiempo, una elevada eficiencia de conversión por lo que proyecta continuar haciéndolo también a partir de convenios binacionales que le permitan afianzar esta opción a nivel regional.

“El nivel de emisiones de gases de efecto invernadero es muy bajo. Además de eso, Brasil al momento tiene poco más de un tercio de su potencial eléctrico aprovechado que lo convierte en el tercer mayor productor de hidroelectricidad, apenas detrás de China y Rusia. Todos los países desarrollados, incluso aquellos que no son notables por su potencial hidroeléctrico, presentan una tasa de aprovechamiento de este su potencial superior a 60 por ciento”, refiere precisando que la energía hidroeléctrica responde actualmente por aproximadamente el 11 ó 12% de toda la matriz energética del país y que en la matriz eléctrica, la relación está entre 65 y 75 %.

Lo importante de esta gestión planificada en el sector energético es que se ha comprendido que se trata de un sector transversal a la economía de los Estados y que debe ser un tema de gestión integral y permanente; lo cual me mueve a insistir en que si la institucionalidad estatal boliviana contara con un ente como el Consejo de Estado, planteado para tener atribuciones principalmente de planificación de políticas públicas, en forma participativa y permanente, el sector energético podría tener mayor solvencia, fortaleza y continuidad.

Sin duda que estamos hablando de un sector, particularmente el eléctrico, como dice Guerreiro, intensivo en capital y con proyectos de larga maduración. De manera que si se entendiera que no se busca un Estado interventor sino un Estado inteligentemente normativo pero también administrador, estaríamos lejos de la figura del Estado autoritario “per se” y construyendo una instancia estatal que incluso podría tener atribuciones para “crear mercados” (Mazzucato Mariana) y no solo subsidiarizarse a la lógica de mercado. 

La prerrogativa para construir un armazón estatal de nuevo tipo sin duda que es atribución de los que administran el Estado, es decir, de los gobiernos. En esa línea, se debe esperar, al menos, que la gestión gubernamental pueda estar a la altura de esta misión y encararla de manera proactiva. Sin embargo, también es tuición ciudadana y todos estaríamos obligados a construir una arquitectura estatal que responda de mejor manera no solo a temas de gestión pública; que tiene que ver con nuestra matriz energética y su sostenibilidad, sino también con nuestro legado ético y de eficiencia para las nuevas generaciones.


FUENTE: EL DÍA