En Siria están en disputa mucho más que los intereses étnicos, religiosos, políticos regionales y locales; de hecho, los intereses energéticos y económicos de las potencias económicas mundiales también están en juego y, ambos, son los detonantes de la guerra civil en ese país.

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Siria y los factores energéticos de la guerra civil

En Siria están en disputa mucho más que los intereses étnicos, religiosos, políticos regionales y locales; de hecho, los intereses energéticos y económicos de las potencias económicas mundiales también están en juego y, ambos, son los detonantes de la guerra civil en ese país.

 

Energía Bolivia

 

Miles de familias huyendo dela guerra civil siria e intentando (por medios santos yno santos, pero igual de peligrosos) llegar las fronteras europeas y atravesarlas con el fin de lograr una mejor calidad de vida, han conmovido a todo el mundo.

 

La gravedad del hecho, los problemas y los riesgos que implica para los países receptores de migrantes sirios, sumado a la presión político social generada por las miles de imágenes, noticias y reportajes que ha habido sobre esta tragedia humana, han obligado a que diferentes gobiernos, especialmente europeos, abran sus fronteras para acogerlos y a que diferentes personalidades e instituciones se pronuncien sobre lo acontecido en Siria.

 

La gran mayoría de esos pronunciamientos, al igual que la mayoría de los análisis sobre la guerra, centran su atención, principalmente, en los factores étnicos y religiosos como los causantes del enfrentamiento. Sin duda, ese tipo de factores son determinantes en Siria, como en todo conflicto de este tipo en el mundo árabe; empero, en la actual guerra civil también están imbricados factores político económicos.

 

SIN RELEVANCIA EN LA PRODUCCIÓN DE HIDROCARBUROS

 

Siria es un país que a pesar de encontrarse en el medio oriente no posee ingentes cantidades de petróleo y gas natural, como es el caso de algunos de sus vecinos. De acuerdo a la BP Statistical Review of World Energy de junio de 2015, para finales de 2014 Siria poseía reservas probadas de 2.500 millones de barriles de petróleo y 10,1 billones de pies cúbicos de gas natural. Ambas cantidades equivalentes tan sólo al 0,2% de las reservas mundiales de dichos energéticos.

 

Tampoco sus niveles de producción de hidrocarburos han sido elevados. Si bien su producción de petróleo aumentó sustancialmente a partir de 1990, llegando a un pico máximo de 676.678 barriles por día el año 2002 (Ver Gráfico Nº 1), la misma no fue equiparable a la producción de Arabia Saudita que en dicho año producía 8,9 y actualmente produce 11,5 millones de barriles por día.

 

… en la actual guerra civil en Siria, también están imbricados factores político económicos

 



Su producción de gas natural también aumentó a partir de 1990, llegando a un pico máximo de 8.047 millones de metros cúbicos el año 2010 (Ver Gráfico Nº 1). Sin embargo, dicha producción tampoco fue comparable a la de algunos países de la región, por ejemplo, Qatar o Irán que ya en 2010 producían 126.311 y 152.367 millones de metros cúbicos por año, respectivamente.

 

Esos niveles de producción descendieron dramáticamente a partir del año 2011 cuando inició la guerra civil en Siria. De acuerdo a los informes oficiales, la producción de petróleo bajó hasta 33.016 barriles por día; y la de gas natural hasta 4.353 millones de metros cúbicos al año (Ver Gráfico Nº 1).

 

GEOGRÁFICAMENTE ESTRATÉGICA

 

Si bien en la producción de hidrocarburos Siria no es relevante, geográficamente es de importancia decisiva para el transporte de gas natural hacia Europa y, por ende, para los equilibrios de poder que pueden darse a partir de ese hecho.

 

En julio de 2011 Irán, Iraq y Siria firmaban el protocolo de acuerdo para la construcción de un gasoducto que transportará el gas natural desde el yacimiento iraní de South Pars, hacia Iraq, de ahí hacia Turquía y el Líbano, pero también hacia las costas sirias en el mediterráneo, es decir, a las puertas mismas de Europa. Este proyecto, que fue denominado como “Gasoducto Islámico”, también tendría la posibilidad de extenderse más hacia el oriente y desde el yacimiento de South Pars y otros de la región abastecer también a la India y China. (Ver gráfico Nº 2)

 

De concretarse el mismo, sería claramente contrario a los intereses geopolíticos y la preeminencia económica de Arabia Saudí y Qatar en la región; quienes son actualmente los principales proveedores de petróleo y gas a Occidente, con cuyo apoyo son, por decirlo de algún modo, los regentes del Golfo Pérsico.

 

Algunas informaciones, que no han podido ser corroboradas por este medio, indican también que el Gasoducto Islámico sería opuesto al proyecto de gasoducto que pretende transportar el gas natural desde el lado qatarí del yacimiento de South Pars, hasta Arabia Saudita, de ahí a Jordania e Israel, y posteriormente Europa. (Ver Gráfico Nº 2)

 

 

Teniendo en cuenta esta “carrera” por abastecer de gas natural a Europa y a ciertos países de la región, puede comprenderse que existen razones más allá de las étnicas y religiosas para que Arabia Saudí y Qatar apoyen al Ejército Libre de Siria y para que parte de ese apoyo sea desviado hacia los grupos terroristas.

 

Si se toma en cuenta que Turquía, sin ser gran productor de hidrocarburos, quiere convertirse en el lugar por donde transite un gasoducto que una el Golfo Pérsico, Asia y Europa; por ejemplo, con proyectos como el Gasoducto Nabucco (Ver Gráfico Nº 2), cuyo inicio se ha postergado; también puede comprenderse que en el apoyo turco a los rebeldes sirios hay más que motivos religiosos y étnicos.

 

LOS INTERESES DE LAS GRANDES POTENCIAS EN SIRIA

 

Desde la perspectiva energética, el principal objetivo que persigue Europa hoy, es reducir su dependencia del gas natural ruso. De hecho, a partir del conflicto en Ucrania se ha detenido la construcción del proyecto de gasoducto South Stream, que pretendía transportar el gas ruso pasando por el Mar Negro hasta Bulgaria, y de ahí hacia el sur rumbo a Grecia e Italia, y hacia el norte rumbo a Serbia, Hungría, Eslovenia, Croacia y Austria.

 

 

Ante esa directriz y la actual correlación de fuerzas en el Golfo Pérsico, lo más conveniente para Europa sería concretar el proyecto Nabucco (Ver Gráfico Nº 2); caso contrario, si fuese inevitable que su abastecimiento de gas natural dependiera de un gasoducto que pasase por Siria, por supuesto que sería preferible que en dicho país, en vez del actual gobierno existiera un gobierno prooccidental. De ahí su apoyo a los opositores del actual presidente sirio.

 

Estado Unidos, que ya el año 1980 había definido que el Golfo Pérsico está entre sus “intereses vitales” (Doctrina Carter), no puede menos que apoyar a Arabia Saudita y a Qatar, no sólo porque son sus actuales aliados en la región, sino también a fin de contener un posible avance Iraní en este campo.

 

Rusia tiene en Siria a su aliado más antiguo en la región; un aliado que no sólo le permite una base militar en el Mediterráneo, sino también incidencia en lo que acontece en el Golfo Pérsico. De ahí las operaciones militares que realiza en contra de los grupos terroristas que se oponen al régimen de Bashar al Asad.

 

Por último China, también juega sus cartas en el Golfo Pérsico, aunque no directamente. Hasta ahora se ha limitado a vetar las resoluciones del Concejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas para que las fuerzas internacionales intervengan en Siria. Esto, paralelamente a la consolidación de sus relaciones con Irán.