El tema del desempleo no deja de crear turbulencias a nivel mundial. A inicios de 2015 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señalaba que si bien la economía mundial sigue progresando, no permite colmar las amplias brechas laborales y sociales que han surgido  en todo el mundo y precisaba que si bien la situación del empleo estaba mejorando en algunas economías avanzadas, seguía siendo un tema difícil de resolver en gran parte de Europa y empeorando en economías emergentes y en desarrollo.

Revelaba que las perspectivas laborales en el mundo declinarán durante los próximos cinco años, proyectando que el desempleo mundial aumente en 3 millones de personas en 2015 y en 8 millones durante los siguientes cuatro años.

Según sus pronósticos, la brecha mundial de empleo, que mide el número de puestos de trabajo perdidos desde el inicio de la crisis, se situaba, a inicios de 2015, en 61 millones de personas, precisando que si se incluye a las que se incorporarán al mercado de trabajo durante los próximos cinco años, para colmar la brecha en el empleo que ha generado la crisis, será preciso crear 280 millones de empleos nuevos para 2019.

El organismo consideraba que tras un período de mejores resultados en comparación con la media global, la situación se estaba deteriorando en algunas regiones y economías de ingresos medianos y en desarrollo, como América Latina y el Caribe, China, Federación de Rusia y algunos países árabes y proyectaba que en la mayoría de esos países, el subempleo y el empleo informal se mantendrían persistentemente altos durante los próximos cinco años.

“La considerable caída de los precios del petróleo que ha continuado a principios de 2015, de mantenerse, mejorará algo las perspectivas de empleo en los países importadores. No obstante, es poco probable que compense las repercusiones de una recuperación todavía frágil y desigual que no favorecerá a los exportadores de petróleo”, señalaba precisando que “se han ralentizado los progresos para reducir el número de trabajadores pobres”.

Para la OIT este panorama puede cambiar si se abordan las principales deficiencias subyacentes. En este marco, refiere que es preciso impulsar la demanda agregada y la inversión empresarial, inclusive mediante políticas laborales, de ingresos, empresariales y sociales. Considera que los sistemas crediticios deben reorientarse para apoyar la economía real, en particular las pequeñas empresas y que es necesario hacer frente con convicción a las deficiencias de la zona del euro y las crecientes desigualdades deben abordarse con políticas del mercado de trabajo y fiscales bien diseñadas.

“También hay que afrontar las persistentes vulnerabilidades sociales vinculadas a la frágil recuperación laboral, principalmente el elevado desempleo de los jóvenes, el desempleo de larga duración y el abandono del mercado de trabajo, sobre todo entre las mujeres. Para ello es preciso emprender reformas del mercado de trabajo inclusivas con objeto de apoyar la participación, promover la calidad del empleo y actualizar las calificaciones”, anotaba como punto central de sus recomendaciones.

A finales de 2015, este mismo organismo informa que este año se cerrara con 73.4% millones de jóvenes desempleados a nivel mundial, lo que grafica la situación de precariedad del empleo y afirma que “no es fácil ser joven e incorporarse en el mercado laboral hoy en día”. Un balance tan desalentador, sin duda que es también una llamada de atención a los líderes que gestionan la economía mundial y no solo a “la automatización de los procesos” como una causa del desempleo galopante en la sociedad contemporánea. El tema da para más, pero las cifras son un buen comienzo para empezar a abordarlo. Por lo menos eso espero.

FUENTE: EL DIA

AUTORA: Vesna Marinkovic U.