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El presidente Barack Obama logró este jueves en el Senado una de sus mayores victorias en política exterior. Los senadores republicanos se quedaron a dos votos de los necesarios para poder rechazar el pacto nuclear con Irán. El demócrata Obama se garantizó la semana pasada los votos para que el Senado no pudiera anular un veto suyo contra una resolución de rechazo, con lo que se aseguró la implementación del acuerdo entre seis potencias e Irán.

El pacto, alcanzado en julio en Viena, limita la capacidad nuclear de Teherán a cambio de un levantamiento de las sanciones internacionales y un estricto sistema de inspecciones. El acuerdo, que definirá el legado del presidente, ha desatado una intensa pugna en Estados Unidos entre partidarios y detractores. El objetivo común era convencer a los congresistas, en el debate en política exterior más intenso en este país desde la invasión de Irak en 2003.

El Gobierno y gran parte del Partido Demócrata esgrimen que el pacto es la mejor vía para garantizar que Irán no desarrollará una bomba atómica. Los detractores del acuerdo, con el Partido Republicano e Israel a la cabeza, desconfían de que Irán —con el que EE UU no mantiene relaciones diplomáticas desde hace tres décadas— aparque sus ambiciones nucleares y temen que el pacto suponga un espaldarazo al régimen de los ayatolás que lo lleve a redoblar sus injerencias regionales.

“Este voto es una victoria para la diplomacia, para la seguridad nacional estadounidense, y para la seguridad del mundo”, dijo Obama en un comunicado tras la votación del Senado, que le allana el camino para evitar tener que vetar una resolución de rechazo.

“Mirando al futuro, pasaremos al trabajo crítico de implementar y verificar el acuerdo para que Irán no pueda conseguir un arma nuclear, mientras buscamos una política exterior que haga a nuestro país -y el mundo- un lugar más seguro”, agregó.

El texto de Viena establece que el acuerdo se adoptará formalmente el 19 de octubre, a los 90 días de ser aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Oficialmente, el Congreso estadounidense tiene hasta el 17 de septiembre para votar sobre el pacto o para no hacer nada.

Consciente desde la semana pasada de que no podrá bloquear el acuerdo, la mayoría republicana del Congreso trata ahora de alargar lo máximo posible su capacidad de entorpecerlo. La votación de este jueves supone un severo varapalo a ese intento, pese a que oficialmente promete mantener la batalla.

El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, anunció que trataría de repetir la votación preliminar la próxima semana. Sin embargo, la derrota de este jueves hace presagiar que entonces tampoco contaría con los votos suficientes.

La iniciativa republicana para someter a una futura votación una resolución de rechazo del acuerdo recibió 58 votos a favor y 42 en contra. Para haber avanzado necesitaba asegurarse 60 votos a favor, pero lo impidió la oposición casi unánime de los senadores demócratas. Todos los senadores republicanos y cuatro demócratas votaron a favor.

En caso de haber avanzado y esquivado un veto presidencial, la resolución de rechazo habría impedido a Obama levantar todas las sanciones a Irán, lo que de facto habría anulado el pacto.

En paralelo, la Cámara de Representantes —la otra cámara que integra el Congreso— debate varias iniciativas sobre el acuerdo iraní. Y su presidente, John Boehner, no descarta tomar acciones legales contra Obama aduciendo que ocultó detalles clave del pacto.

En caso de ser aprobadas esas iniciativas, deberían ser revalidadas por el Senado, lo que parece improbable dado el voto de este jueves. Y Obama, además, tiene garantizado su poder de veto en ambos hemiciclos.


FUENTE: EL PAÍS