Los países que invierten en empleo de calidad son los que más progresan, señala el Informe 2014 sobre el trabajo en el mundo, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al precisar que la magnitud de los esfuerzos que han hecho los países para mejorar la calidad del empleo explica, en cierta medida, los modelos de crecimiento que se observan.

“Los países que más han invertido en empleos de calidad desde principios del decenio de 2000, el nivel de vida (medido por el crecimiento de la renta media anual por habitante) mejoró más que en las economías en desarrollo y las economías emergentes que destinaron menos recursos”, dice el Informe.

Asimismo, sostiene que en los países en los que el número de trabajadores pobres – incluyendo los trabajadores que ganan menos de 2 dólares al día – disminuyó más fuertemente desde principios del decenio de 2000, la renta por habitante aumentó un 3,5 por ciento de media entre 2007 y 2012 acotando que en el caso de los países en los que desde principios del decenio de 2000 la disminución de trabajadores pobres fue menor, la cifra fue sólo del 2,4 por ciento.

Agrega que, de igual modo, los países que tuvieron especial éxito en reducir el efecto del empleo vulnerable a principios del decenio de 2000 registraron un notable crecimiento económico tras 2007. Refiere que en estos países el crecimiento por habitante fue de casi un 3 por ciento anual entre 2007 y 2012, prácticamente un punto porcentual por encima de los países que menos progresaron en reducir el efecto del empleo vulnerable, el cual incluye el empleo por cuenta propia y el trabajo familiar no remunerado.

Sin embargo, el informe reconoce que a pesar de estas tendencias positivas, los problemas sociales y de empleo siguen siendo agudos en la mayor parte de los países emergentes y países en desarrollo. En esta línea explica que más de la mitad de los trabajadores del mundo en desarrollo, cerca de 1.500 millones de personas, se encuentran en situación laboral vulnerable.

“Estos trabajadores tienen menos posibilidades que los trabajadores asalariados de acceder a modalidades de trabajo formales, contar con protección social, o tener ingresos regulares”, dice al destacar que esta situación también afecta el desarrollo general y las perspectivas de crecimiento mientras el número de trabajadores pobres sigue siendo alto a pesar de los muchos progresos alcanzados.

Considera que para afrontar estos desafíos, es fundamental promover una capacidad productiva diversificada. Asegura que en lugar de limitarse a liberalizar el comercio es crucial evitar la concentración de crecimiento económico en unos pocos sectores orientados a la exportación y poco vinculados al resto de la economía, afirmando que las políticas de diversificación económica, las medidas para facilitar la formalización y la expansión de las empresas, y el cumplimiento de las normas del trabajo pueden contribuir a un desarrollo de amplio alcance y a la promoción del trabajo decente.

Para la OIT el establecimiento de una base de financiación eficiente es fundamental para la protección social y toma como referencia la creación del impuesto sobre las exportaciones de petróleo y gas en Bolivia afirmando que “fue decisiva para garantizar una financiación sostenible de las pensiones de jubilación no contributivas”. Sin embargo, no deja de precisar que la transformación productiva también debe sustentarse en un entorno favorable a las empresas, que incluya políticas de apoyo, en un contexto mundial donde el desempleo también está perjudicando el propio crecimiento económico.

FUENTE: EL DÍA

AUTORA: VESNA MARINKOVIC