Algo se ha comenzado a hablar sobre Eficiencia Energética en el país y se ha establecido que ésta significa optimizar el manejo de la energía consumida diariamente en las actividades cotidianas como el transporte, la construcción y la industria extractiva en general. Sin embargo, poco se ha dicho sobre los efectos de esta medida de gestión de la energía.

Es decir, no se habla mucho sobre la incidencia de la Eficiencia Energética en la reducción de las necesidades de generación y, especialmente, reducción de la presión sobre la explotación, generalmente irracional, de recursos energéticos como el petróleo y el gas y; es prácticamente inexistente el debate sobre qué medidas de Eficiencia Energética, tienen un efecto directo en la contracción de la contaminación, en la reducción del costo de los servicios eléctricos, y hasta en el presupuesto familiar y el desarrollo nacional.

El mayor problema, sin embargo, no es que los medios no aludan al tema de la Eficiencia Energética y a los efectos de la misma en el propio desarrollo familiar y del conjunto del país; sino que la tendencia en la región es, al parecer, ignorar la importancia de contar con políticas nacionales de Eficiencia Energética.

Consiguientemente, se hace imprescindible asumir, por parte de los Estados, políticas dirigidas a encarar la reducción de las necesidades de generación, para una utilización eficiente de los recursos energéticos, a tiempo de reducir la contaminación por efecto del uso inadecuado y/o indiscriminado de recursos energéticos. Las tendencias de crecimiento poblacional en el mundo no solo deben ser un referente para el nivel de consumo energético que se proyecta sino, fundamentalmente, un mensaje para una mejor gestión de los recursos que generan energía.

Esto pasa por estudiar, por ejemplo, los potenciales de eficiencia en los diversos sectores que consumen energía: Transporte, Industria y Minería; Edificación, Artefactos y Sector eléctrico y, cómo conseguir los beneficios económicos, sociales y ambientales que dichas acciones generan.

Esta decisión sin duda que también debería contemplar áreas transversales a todos los sectores involucrados en la generación y el consumo de energía, tales como la Educación, la Comunicación, Capacitación e Investigación, con la idea de mejorar el conocimiento y la gestión cultural de la ciudadanía en materia de uso y cuidado de los recursos energéticos; así como el monitoreo de la propia iniciativa.

La interpelación ciudadana en materia energética ha comenzado a ser parte del nuevo discurso por la apropiación de los derechos humanos de manera que, cada vez con mayor frecuencia, los distintos gobiernos están comenzando a encarar demandas puntuales sobre la naturaleza y la gestión de la matriz energética de los pueblos, con mayor aporte ciudadano. En estas condiciones, el tema energético, que es transversal a la agenda económica y política de los países, ha comenzado a cobrar una nueva connotación en la agenda de los Estados, al punto que ya no podrá ser manejado de manera unilateral como hasta hace poco tiempo.

Estamos seguros que esto demandará una relectura del sector a tiempo de una nueva forma de gestionar la energía y su uso en el desarrollo, ademas de reconocer las barreras culturales, económicas, tecnológicas e institucionales existentes en el mercado para el desarrollo de la Eficiencia Energética, no solo en países altamente consumidores de energía, sino también en aquellos proveedores de recursos energéticos.

FUENTE:http://www.eldia.com.bo/index.php?cat=162&pla=3&id_articulo=111945