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Una revolución de datos para el desarrollo(*)

 

Jeffrey Sachs (**)

 

La revolución de los datos está transformando rápidamente cada parte de la sociedad. Las elecciones se gestionan con biométrica, los pronósticos se monitorean con imágenes vía satélite, la banca migró de las sucursales bancarias a los teléfonos inteligentes y los rayos X médicos se examinan en casi todo el mundo.

 

Con un poco de inversión yprevisión, que se detalla enun nuevo informe, preparado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (SDSN por su sigla en inglés), sobre Datos para el Desarrollo, esta revolución puede impulsar una revolución y acelerar el progreso para poner fin a la pobreza, promover la inclusión social y proteger el medio ambiente.

 

Los gobiernos del mundo adoptarán los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en una cumbre especial de las Naciones Unidas el 25 de septiembre. La ocasión probablemente sea la mayor reunión de líderes mundiales en la historia.

 

Unos 170 jefes de Estado y de Gobierno adoptarán objetivos compartidos que guiarán los esfuerzos de desarrollo globales hasta 2030. Por supuesto, los objetivos son más fáciles de adoptar que de alcanzar. De manera que nos harán falta nuevas herramientas, entre ellas nuevos sistemas de datos, para convertir los ODS en una realidad. Al desarrollar estos nuevos sistemas de datos, los gobiernos, las empresas y los grupos de la sociedad civil deberían promover cuatro objetivos diferentes.

 

 

El primero, y el más importante, son los datos para el suministro de servicios. La revolución de los datos les da a los gobiernos y a las empresas maneras nuevas y sumamente mejoradas de proveer servicios, combatir la corrupción, recortar la burocracia y garantizar el acceso en lugares anteriormente aislados. La tecnología de la información ya está revolucionando el suministro de atención médica, educación, gobernancia, infraestructura (por ejemplo, electricidad prepago), servicios bancarios, respuesta de emergencia y mucho más.

 

El segundo objetivo son los datos para la gestión pública. Los funcionarios hoy pueden mantener paneles en tiempo real que les informan sobre el estado de las instalaciones de gobierno, las redes de transporte, las operaciones de rescate de emergencia, la vigilancia de la salud pública, los delitos violentos y mucho más. Los comentarios de los ciudadanos también puede mejorar el funcionamiento, por ejemplo si se procesa la información del tránsito que envían los conductores. Los sistemas de información geográfica (SIG) permiten un monitoreo en tiempo real de todos los gobiernos y distritos locales en regiones muy alejadas.

 

El tercer objetivo son los datos que apuntan a la responsabilidad de los gobiernos y las empresas. Es una obviedad que las burocracias gubernamentales cortan presupuestos, ocultan brechas en el suministro de servicios, exageran el desempeño o, en el peor de los casos, simplemente roban cuando pueden hacerlo. Muchas empresas no son mucho mejores. La revolución de los datos puede ayudar a asegurar que el público general y los destinatarios previstos de los servicios públicos y privados tengan acceso a información verificable. Cuando los servicios no llegan a tiempo (digamos, por ejemplo, un cuello de botella en la construcción, o corrupción en la cadena de suministro), el sistema de datos le permitirá a la población detectar problemas y hacer responsables a los gobiernos y las empresas.

 

Finalmente, la revolución de los datos debería permitirle a la población saber si un objetivo global en realidad se alcanzó o no. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que se fijaron en el año 2000, establecieron metas cuantitativas para el año 2015. Pero, si bien ahora estamos en el año final de los ODM, todavía no sabemos a ciencia cierta si algunos de ellos se alcanzaron o no, debido a la falta de datos oportunos y de alta calidad. Algunos de los ODM más importantes, según se informa, sufren un retraso de varios años. El Banco Mundial, por ejemplo, no ha publicado datos detallados sobre la pobreza desde 2010.

 

La revolución de los datos puede terminar con los retrasos prolongados y mejorar drásticamente la calidad de la información. Por ejemplo, en lugar de depender de encuestas de hogares cada equis cantidad de años para calcular la tasa de mortalidad, los sistemas de registro civil y estadísticas vitales pueden recoger estadística sobre las muertes en tiempo real, con el beneficio adicional de brindar información sobre la causa del fallecimiento.

 

De la misma manera, se podrían recoger datos sobre la pobreza a un costo relativamente bajo y con una frecuencia mucho más alta que hoy, utilizando teléfonos inteligentes en reemplazo de las encuestas basadas en papel. Algunos analistas sugirieron que el uso de teléfonos móviles podría reducir el costo de los sondeos en un 60% en algunos países del este de África en un período de diez años. Empresas privadas, como Gallup International, podrían trabajar junto con las oficinas de estadísticas más tradicionales del sector público para acelerar la recopilación de datos. La revolución de los datos ofrece una oportunidad significativa para la provisión, gestión y validación de los servicios, y la responsabilidad frente a ellos, gracias a un denso ecosistema de tecnologías que recogen información de múltiples maneras: detección remota e imágenes satelitales, datos biométricos, rastreo por SIG, datos basados en instalaciones, encuestas de hogares, medios sociales, colaboración abierta y otros canales.

 

Para respaldar los ODS, esos datos deberían estar a disposición de la población para todos los países con una frecuencia elevada por lo menos en el lapso de un año para los objetivos esenciales, y en tiempo real en sectores donde el suministro de servicios es vital (salud, educación y cosas por el estilo). Las empresas privadas, incluidas las compañías de telecomunicaciones, de marketing social, los diseñadores de sistemas, las firmas

 

encuestadoras y otros proveedores de información, deberían estar integrados en el ecosistema de datos. Para preparar el nuevo informe, la SDSN trabajó en conjunto con varias agencias asociadas para preparar una “evaluación de necesidades” sobre cómo lanzar la revolución de los datos para los ODS. El informe ofrece un plan de acción que se basa en asociaciones entre sistemas estadísticos nacionales y firmas de información privadas y otros proveedores de datos no gubernamentales. Como destaca el informe, los países de bajos ingresos y de ingresos medios-bajos necesitarán ayuda financiera para crear estos nuevos sistemas de datos.

 

Si bien las estimaciones de costos son necesariamente provisorias, especialmente en esta era de cambio tecnológico disruptivo, el nuevo estudio sugiere que los sistemas de datos apropiados para los ODS requerirán por lo menos 1.000 millones de dólares por año para cubrir los 77 países de ingresos más bajos. De esa suma, aproximadamente la mitad debería financiarse a través de asistencia oficial para el desarrollo, lo cual implica un incremento de por lo menos 200 millones de dólares por año por sobre los flujos actuales de donaciones.

 

Ahora es el momento para un mayor compromiso de financiamiento de este tipo. En julio, el mundo se reunirá en Addis Ababa para laConferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo, y unas pocas semanas después, en la sede central de las Naciones Unidas para adoptar los ODS a fines de septiembre. Con una acción rápida antes de estas dos cumbres, el mundo estará listo para lanzar los ODS con los sistemas de datos que necesitan para resultar exitosos.

 

(*)Copyright: Project Syndicate, 2015. www.project-syndicate.org http://elpais.com/elpais/2015/05/12/planeta_ futuro/1431443742_460851.html

 

(**) Es profesor de Desarrollo Sostenible, de Políticas y Gestión de Salud y director del Earth Institute en la Universidad de Columbia. También es asesor especial del secretario general de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio.