México ha decidido aprovechar el auge del gas natural para impulsar la producción petroquímica en su país, y Bolivia señala que el proyecto de construcción y equipamiento de la planta de urea y amoniaco de Bulo Bulo en el Chapare tiene un 72 por ciento de avance, según el director de Hidrocarburos de la Gobernación de Cochabamba, Óscar Covarrubias.

La proyección estaría en base a la revisión de datos recién provistos por la Gerencia de Proyectos de Plantas y Petroquímica de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que indicaría que la ingeniería básica y de detalle del megaproyecto, que ronda los 900 millones de dólares y está considerado como uno de los emprendimientos más significativos de la industria energética en el país,  fue culminada en un 100 por ciento y que la construcción de la estructura de la planta tendría un 42 por ciento de avance.

El proyecto no ha sido regularmente publicitado en los medios, pero, sus perspectivas industriales y de negocios en Bolivia parecen estar blindadas de todas formas debido a la materia prima disponible con la que cuenta Bolivia: el gas y también en atención a las balanzas negativas de producción de productos petroquímicos en América del Sur, como sostuvo hace algún tiempo atrás el experto argentino Jorge De Zabaleta, presidente del Instituto Petroquímico Argentino (IPA).

De Zabaleta indicó que para involucrarse en un proyecto de industrialización del gas, es prioritario tener materia prima y mercado. En esta línea, manifestó que Bolivia no solo tiene reservas de gas sino que también cuenta con mercados importantes de gas natural que le permitirán mover el mismo y sustentar sus proyectos de industrialización, principalmente la petroquímica.

En efecto, el desarrollo de la petroquímica está ligado fuertemente al de la industria petrolera aunque también a la del carbón que le suministra las materias primas, para la producción de los principales productos como: plásticos, caucho, fibras, detergentes sintéticos, solventes, negro de humo, abonos nitrogenados y otros.

Habrá que recordar que la segunda guerra mundial incrementó en Estados Unidos el desarrollo de la petroquímica cuya producción pasó de 230.000 toneladas (excluidos los productos inorgánicos y los aromáticos) a 1.270.000 toneladas en 1944 y a 1.400.000 toneladas en 1945. La razón fue, precisamente, un gran mercado demandando productos indispensables para el esfuerzo bélico (caucho, explosivos, solventes, etc.) y, luego, necesidades que quedaron habilitadas como el requerimiento de plásticos e incluso cosméticos, dentro de los usos y consumos norteamericanos. 

Al momento y si bien no hay noticias permanentes sobre el desarrollo de este megaproyecto en el país, la empresa privada del país continúa a la espera de que la puesta en marcha de la industria petroquímica inaugure en Bolivia una mayor dinámica exportadora, puesto que según el presidente de Cainco, Luis Barbery, "estos proyectos tienen la posibilidad de potenciar y dinamizar nuestra economía, generar fuentes adicionales de ingresos de divisas y fuentes de empleos  y, sobre todo, abrir nuevos negocios para una diversidad de sectores". Por donde se lea, la industria del gas viene de la mano de las exportaciones.

FUENTE: EL DÍA

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UTORA: VESNA MARINKOVIC