Latinoamérica y el Caribe serán una de las regiones más afectadas por el cambio climático, sentencian algunos organismos internacionales. Por el momento, varios países de la región como República Dominicana, han comenzado a sentir que el agua está desapareciendo y se critica la precaria gestión de los recursos hídricos. ###

El agua que desaparece, en República Dominicana

 

Latinoamérica y el Caribe serán una de las regiones más afectadas por el cambio climático, sentencian algunos organismos internacionales. Por el momento, varios países de la región como República Dominicana, han comenzado a sentir que el agua está desapareciendo y se critica la precaria gestión de los recursos hídricos.

 

Vesna Marinkovic U.

República Dominicana(RD) es la segunda islaen tamaño de las Antillas mayores compartiendo territorio con Haití. Su nombre está asociado internacionalmente al turismo, a hoteles de ensueño y a vacaciones de lujo, sin embargo, últimamente atraviesa una crisis hídrica de tal magnitud que ha puesto en el centro del debate la gestión del agua en América Latina y el Caribe.

 

Posee más de 1,000 ríos que son parte de su diversidad climática y orográfica que la catapulta como “tierra de agua” y pese a ello, RD es uno de los países con menor acceso al agua potable en América Latina y el Caribe. Las cuencas de mayor importancia en todo el territorio son siete: Yaque del Sur, Yaque del Norte, Ozama, Nizao, Yuna, Haina e Higuamo.

 

El agua en República Dominicana tiene, como origen, las lluvias provocadas por los vientos del norte del continente y tormentas huracanadas, pero este año no ha llovido y ha sido escaso en vientos lo que ha puesto en evidencia la ausencia de una legislación actualizada en materia de recursos hídricos, la falta de definición de políticas sostenibles y la desorganización que existe en materia de gestión del agua.

 

LA CRISIS HÍDRICA

 

La crisis hídrica que soporta actualmente este país caribe- ño, para muchos la peor en 20 años, ha comenzado a poner en riesgo la situación de uno de sus cultivos ancestrales como lo es el tabaco cuya industria exporta anualmente 350 millones de puros, y por supuesto ha agudizado la precariedad en la que viven muchos de los aproximadamente diez millones de habitantes, distribuidos en los 48,670 kilómetros cuadrados que tiene la isla de aguas marinas color turquesa y donde cada vez más niños deben recorrer grandes distancias en busca de agua dulce.

 

Expertos del Banco Mundial señalan que es por culpa de la deforestación y el calentamiento global mientras los embalses de reserva de agua no salina registran una situación aún más crítica: se está comenzando “a mirar el fondo” y la prensa afirma que debería pasar un mes entero lloviendo para salir de esta crisis hídrica.

 

La sequía ya se siente, especialmente en las caras de las personas de barrios pobres que han comenzado a hacer nuevas colas; esta vez para obtener un poco de agua distribuida por algunos miembros de organismos internacionales, recolectada en oxidados barriles de petróleo que abundan como chatarra en los barrios pobres a donde no llega el lujo de los hoteles cinco estrellas de este país caribeño.

 

En el norte del país, donde radican los mayores cultivos de tabaco para la industria del puro que es exportado, la vegetación ha ido perdiendo su habitual exuberancia y los pastizales donde habita el ganado vacuno, comienza a dar signos de desertificación. Los incendios forestales tampoco han dejado de manifestarse contribuyendo a crear focos de calor que están poniendo en apuros a sus autoridades.

 

En los lugares más publicitados del turismo de RD, los consorcios hoteleros, no han sido todavía golpeados por la crisis pero ya hay restricciones y avisos de corte de agua en los barrios donde circulan camiones cisterna para dotar de agua a los vecinos que están comenzando a sentir la gravedad de vivir un día sin agua.

 

¿DÍAS AMARGOS?

 

Acaso este panorama sea el prolegómeno de días amargos en la región por falta de agua. El Banco Mundial considera que a pesar de contar con alrededor del 31 por ciento de las fuentes de agua dulce en el mundo, Latinoamérica y el Caribe serán una de las regiones más afectadas por el cambio climático, por el posible aumento de las inundaciones y sequías, la reducción de la superficie agrícola y una posible pérdida de terrenos ubicados en zonas de baja altitud.

 

Agrega que si bien aún no se conoce el impacto de estos cambios en toda su magnitud, al menos coinciden en que la disminución de las reservas de agua será uno de los primeros efectos en manifestarse, y uno de los más dramáticos.

 

Como en toda situación de crisis, han proliferado lecturas dirigidas a cambiar tendencias que señalan a la clase dirigente de República Dominicana como la culpable de no haber tomado decisiones de acción inmediata con miras a cambiar esta situación y/o a estabilizar la gestión del agua que; como en la mayoría de los países de la región, más allá de la retórica política, no cuenta con planes concretos.

 

ABASTECIMIENTO PERO NO CALIDAD

 

Hasta el momento la gestión local del agua no ha superado enfoques que, en el mejor de los casos, priorizan el abastecimiento pero no establecen niveles de calidad y cantidad, es decir que no responde a una necesidad potencialmente identificada y/o a un planeamiento integral.

 

 

Se ha optado por obras de infraestructura hidraúlica, como grandes represas, pero resulta que actualmente muchas de ellas están con niveles de agua por debajo de lo establecido e imposibilitadas a satisfacer demandas de riego y electrificación porque simplemente no hay agua para abastecer a una población donde el 59% son mulatos y mestizos con una mayoría de mulatos; 27% blancos, de ascendencia mayoritariamente española; 12% negros y 2% asiáticos/otros.

 

Por tanto, si bien el aporte de la hidroelectricidad era de un reducido 15% en la matriz energética de RD; sustentada principalmente en los combustibles fósiles como el petróleo y el gas, actualmente esta contribución ha disminuido a mí- nimos históricos en este país insular, debido a fenómenos climáticos.

 

Esto lleva a deducir que los combustibles fósiles, que ya ocupan gran parte de la matriz energética de República Dominicana: 53% petróleo, 21% gas natural, 11% carbón mineral; tienen para rato en este país.

 

Lo propio ocurre con el uso de la leña que continua siendo la fuente primaria para la cocción de alimentos. El porcentaje de uso de este combustible en usos locales era de 18.6% en 2010 y prevén reducirlo a un 10% en 2016.

 

Lo que está claro es que sin grandes fuentes de energías fó- siles y/o hídricas, la situación de RD no deja de ser preocupante pese al gran potencial de fuentes de energía sostenible como la solar y la eólica que presenta pero que actualmente no va más allá de ser una referencia “valiosa”.

 

 

NECESIDADES DE ENERGÍA

 

Por el momento, los sectores turísticos, comerciales, industriales, y agrícolas, tienen acceso a las redes eléctricas del Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI) de República Dominicana; casi de manera universal, la demanda máxima del SENI en 2011 fue de 1,827 MW.

 

Sin embargo, en el caso del sector turístico muchos de los hoteles y sitios turísticos-inmobiliarios son servidos por uno de los cuatro sistemas aislados no interconectados al SENI existentes en el país, que alimentan cuatro polos turísticos importantes: Bávaro-Punta Cana y Bayahibe en la provincia La Altagracia, Las Terrenas en la provincia de Samaná y Playa Dorada en la Provincia de Puerto Plata.

 

La demanda máxima de estos sistemas combinados asciende a unos 135 MW aproximadamente; aunque el costo de la energía en dichos sectores es más caro, en muchos casos hasta en un 50% y 60% que las que rigen en el SENI atendido por las tres distribuidoras estatales que generan principalmente a petróleo.

 

En esta misma línea, si tomamos en cuenta lo que está ocurriendo en Sao Paulo, Brasil, que enfrenta una de las mayores crisis hídricas de su historia, tenemos un escenario conflictuado en materia del manejo de los recursos hídricos que ha comenzado a exigir su abordaje por parte de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil.