Lograr alternativas energéticas por la vía de los biocombustibles, debería merecer más debate en Bolivia, fue uno de los mensajes explícitos que dejaron los asistentes al reciente coloquio promovido por ENERGÍABolivia y al que asistieron Carlos Romero, actual ministro de Gobierno; Edilberto Osinaga, gerente general de la CAO y Gary Rodríguez, gerente general del IBCE.

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Empresarios proponen avanzar “cordialmente” por la ruta de los biocombustibles


Lograr alternativas energéticas por la vía de los biocombustibles, debería merecer más debate en Bolivia, fue uno de los mensajes explícitos que dejaron los asistentes al reciente coloquio promovido por ENERGÍABolivia y al que asistieron Carlos Romero, actual ministro de Gobierno; Edilberto Osinaga, gerente general de la CAO y Gary Rodríguez, gerente general del IBCE.

 

Vesna Marinkovic U

 

Desde 2006 venimos sugiriendo acometer con laproducción de agrocombustibles, sin la necesidad de que esto esté reñido con la producción de alimentos, dijo Gary Rodríguez convencido de que el movimiento económico que se podría generar con la producción de etanol o biodiésel provocaría una verdadera revolución económica al interior del país.

 

En la línea de que se requiere un plan integral de desarrollo rural, que implicaría la necesidad de un tratamiento energético, tanto Edilberto Osinaga como Gary Rodríguez compartieron el criterio de que es necesario diversificar las opciones energéticas en Bolivia apostando a los biocombustibles, persuadidos de que es posible la producción de etanol y al mismo tiempo la producción de alimentos.

 

“Una hectárea de agrocombustible, una hectárea de alimento, es la mejor forma de avanzar cordial y paralelamente en ambos sentidos”, dijo Rodríguez y aclaró que “nosotros no creemos que se pueda hacer etanol a partir del maíz, pero sí de la caña de azúcar”.

 

NADANDO EN AZÚCAR

 

Como una respuesta ecológica al uso de los hidrocarburos ambos sostienen que esta alternativa traería aparejada una serie de ventajas además de un desarrollo amigable con el medio ambiente pues consideran que producir caña para producir más azúcar; saturando el mercado interno, no es precisamente la mejor forma de alentar a las inversiones en el país.

 

“Ya tenemos un nuevo ingenio que se está incorporando desde junio produciendo azúcar como es Aguaí y al año tengo entendido que entra en funcionamiento San Buena Aventura; entonces, si no queremos terminar nadando en azúcar y desestimulando a los cañeros, tenemos que pensar necesariamente en el etanol, y el etanol significa para el mundo tener una energía que es mucho más amigable con el medio ambiente”, anotó Rodríguez.

 

En la postura a favor de los biocombustibles se destacó que cuando se quema gasolina lo único que se hace es contribuir con dióxido de carbono al medio ambiente sosteniendo que cuando se produce caña y a partir de ahí etanol, se tiene una cobertura vegetal durante unos seis meses que está retirando dióxido de carbono y está produciendo oxígeno. Para Rodrí- guez, “en el peor de los casos el balance energético que se logra es cero y en muchos casos es positivo por lo tanto no hay discusión”.

 

 

OPORTUNIDADES DE INGRESO

 

Osinaga precisó también que la idea es recurrir a materias primas agrícolas no comestibles como el piñón a efectos de producir, por ejemplo, biodiésel señalando que si se hubiera comenzado a desarrollar esta iniciativa en 2006 al momento se estaría aprovechando ya dos cosechas de este fruto, reduciendo con ello la dependencia de Bolivia respecto de los combustibles fósiles como el gas.

 

“Si nos avocamos a estudiar productos como el caso del pi- ñón y otros para zonas con escasa precipitación pluvial, como por ejemplo el Chaco, donde no se puede cultivar arroz ni soya, podríamos estar generando además oportunidades de ingreso para la población del lugar sin afectar la producción de alimentos”.

 

“En esto deberíamos proceder con la misma lógica que respecto a los transgénicos: tenemos que estudiar y prepararnos para los desafíos que vienen. Tenemos que hacer un trabajo anticipado para no improvisar cuando llegue el momento de buscar alternativas”, sostuvo Osinaga.

 

Como una respuesta ecológica al uso de los hidrocarburos, sostuvo que “en el corto plazo se debe buscar llenar el vacío que va a dejar el sector de los hidrocarburos y los sectores extractivos en general. Vemos con preocupación que al presente el 40 por ciento del PIB boliviano se origina en las exportaciones y que la mitad de las mismas se debe a un solo producto (gas) que tiene en concreto dos únicos mercados”.

 

Por el momento, algunos analistas como Laura Carlsen piensan que el sector de las empresas petroleras se inclina a pensar que los agrocombustibles pueden dilatar su vida a tiempo de diversificar sus negocios en la medida que al incorporar un 5-10% componente de etanol o biodiesel en la gasolina común, el uso de los combustibles fósiles puede prolongarse por varias generaciones y que no necesariamente requieren cambios en los patrones de consumo o en la reestructuración de la economía basada en los combustibles fósiles.

 

En realidad, la cumbre agropecuaria Sembrando Bolivia, realizada el mes de abril en Santa Cruz, promovió espectativas en sentido de que al derrumbe de los precios del petróleo, el país debía comenzar a diversificar sus exportaciones a la vez de su matriz energética y que para ello debía mirar hacia el agro y probablemente también hacia los biocombustibles. Sin embargo, dicho evento no generó posturas concretas al respecto.

 

VOCACIÓN GASÍFERA

 

Carlos Romero reconoció que en casi todos los países de la región se ha optado por la mezcla del diésel con componentes de biocombustibles pero que el debate todavía no se ha desarrollado en el país.

 

…nosotros no creemos que se pueda hacer etanol a partir del maíz, pero sí de la caña de azúcar…”

 

“Nosotros somos conscientes de que Bolivia es básicamente un país de vocación gasífera en cuanto a reservas energéticas, que es lo que tenemos a disposición. Si bien las exploraciones en Liquimuni en el norte de La Paz, alientan las esperanzas de que podamos encontrar reservas de petróleo, de líquidos, esto es sólo una esperanza”, dijo asegurando que no hay indicios suficientemente categóricos como para poder ratificar que esto sea efectivamente así y que en ese escenario, en los siguientes años era muy difícil que la cualidad gasífera de Bolivia sea sustantivamente modificada.

 

Para Romero, si bien el Estado ha trabajado en la proyección de algunas otras alternativas energéticas, no ha debatido el tema de los agrocombustibles, remarcando que en su momento hubieron manifestaciones contrarias a esta posibilidad y que en el contexto de la referida cumbre agropecuaria sólo ha quedado como tema de debate.

 

Reconoció que en el razonamiento del sector empresarial el tema de los biocombustibles puede ser una posibilidad aplicable, particularmente en el oriente por la capacidad de producción de alimentos que tiene la región, Santa Cruz prioritariamente, que actualmente abastece el 66% de la demanda alimentaria nacional, pero, dijo que esto podría tener otras orientaciones en el caso de la región andina y sub andina, aclarando que al momento no se estaba en condiciones de adoptar un posicionamiento definitivo al respecto.

 

En esta línea aclaró que: “hay un elemento que debe quedar bien establecido para enmarcar los términos del debate sobre los biocombustibles: la necesidad de diferenciar las políticas agrarias de acuerdo a las regiones del país. Está claro que no se pueden aplicar las mismas por igual en la región andina como en las tierras bajas. Los biocombustibles podrían ser viables en los llanos, dadas sus características”.

 

Admitió el interés del sector empresarial en la implementación de los biocombustibles y consideró que en el caso de algunos cultivos como el de la soya que al ser un producto predominantemente de exportación y/o de la caña de azúcar; destinar un porcentaje de su producción al desarrollo de biocombustibles no comprometería el tema de los alimentos, sin embargo, y retomando la vocación gasífera del país, afirmó que no parece existir la posibilidad de optar por ellos, al menos en el corto plazo.

 

EL PROBLEMA ES LA INVERSIÓN

 

En cambio si admitió que se ha considerado la posibilidad de ampliar estudios sobre las hidroeléctricas y la energía eólica. El obstáculo a este tipo de proyectos sería la inversión que, como en el caso de la hidroeléctrica El Bala, superaría los $us 7 mil millones de dólares y Rositas con un rango menor de $us 2 mil millones, reconociendo la ausencia de estudios de factibilidad.

 

al momento el desarrollo de los biocombustibles en Bolivia no ha alcanzado consenso político...”

 

Romero destacó la complejidad del asunto afirmando que en algún momento el Estado tendra que fijar posiciones al respecto pues resultaría difícil implementar todos estos proyectos de manera simultánea recordando que el Ministerio de Hidrocarburos, a través del Viceministerio de Energía, ha proyectado que la demanda de energía del país en los próximos años se va a incrementar en 3 mil megavatios y que la activación de estos proyectos hidroeléctricos podría producir 6 mil megavatios y tener un 50% de margen de exportación.

 

Con todo, remarcó que al momento son estimaciones que deberán ser sustentadas en estudios de factibilidad reales viendo como posible una priorización del proyecto Rositas, a nivel de inversión pública, y considerando las posibilidades de expansión agrícola que se han afincado en Santa Cruz.

 

Por lo expuesto, se puede deducir que al momento el desarrollo de los biocombustibles en Bolivia no ha alcanzado consenso político suficiente, probablemente debido al caudal de observaciones que existen al respecto por parte de los colectivos medioambientalistas mientras sectores como la CAO y el IBCE continúan promoviendo la necesidad de iniciar el debate.

 

SE HA TRAZADO UNA RUTA

 

Con todo, el coloquio descolgó visiones y ordenó posturas relativas al esfuerzo de establecer un plan de desarrollo agropecuario vinculado al impulso de los biocombustibles, frente a la posibilidad de solamente potenciar el sector agropecuario de manera aislada. Sin embargo, dejo claro que los cambios en el uso de la tierra bajo la estrategia de estos combustibles, no es todavía un tema de agenda.

 

A título de evaluación de la cumbre del sector, Romero dijo que “el haber posicionado el debate en torno a una posible expansión de la frontera agrícola es un tema muy significativo porque representa una potencialidad estructural del país, tanto en relación a los mercados externos como para dar cumplimiento a lo indicado en la Constitución Política del Estado. El abordaje integral de esta temática es de por sí un logro importante”.

 

...cuando se quema gasolina lo único que se hace es contribuir con dióxido de carbono...”

 

Asimismo, señaló que fue un acierto “lograr que converjan en una misma mesa de trabajo los distintos sujetos agrarios, que muchas veces en Bolivia y en otros países del mundo se han visto enfrentados en posiciones polarizadas, incluso en medio de violentas disputas por la tierra, para discutir sus diversas agendas”, exponiendo de manera dialógica sus preocupaciones e intereses.

 

“Se ha trazado una ruta que contempla cinco pilares, que son aquellos que a la vez constituyeron los tópicos de las mesas temáticas de la cumbre. Los mismos que son: tierra y estructura agraria, relacionado con la seguridad jurídica; producción y productividad; mercados, precios y exportaciones; diversificación e industrialización; infraestructura y riego”, precisó Romero.

 

A su turno, Osinaga mantuvo el criterio de la integralidad que debe existir en los planteamientos del sector, remarcando la importancia de temas que tienen que ver con la producción básica como mecanización y riego, hasta el tema de industrialización y mercados, priorizando la necesidad de considerar el proyecto hidroeléctrico Rositas para riego y generación electrica, el mismo que hasta el momento se mantiene como un ícono de la demanda cruceña en la línea de hacer más atractivo el sector agropecuario y también para convertir cultivos en combustible, incrementando cosechas y reduciendo costos.