Una lluvia extraordinaria de 13 horas”, nuevamente puso de relieve que por los canales de la ciudad, que sirven para descongestionar la salida del agua, no pasó el personal de limpieza de la Honorable Alcaldía Municipal y, que por “un nuevo descuido vecinal”, numerosos barrios de Santa Cruz, vértice económico del desarrollo nacional, se vieron dramáticamente inundados con las recientes lluvias de mayo.


Y es que si bien son los vecinos quienes deben cuidar sus barrios, es el gobierno municipal el responsable de tener un plan de desarrollo urbano que prevenga o cuando menos coadyuve este tipo de situaciones eliminando obras puramente de impacto visual para atender las necesidad más agobiantes de la población dirigidas a reducir su vulnerabilidad, por ejemplo, frente a eventos climáticos. En pocas palabras, es rol municipal mantener limpia la ciudad y libres de tierra, hojas, troncos y basura, los canales de drenaje, de lo contrario ¿para que sirven estos canales?
 
No es posible que vecinos angustiados tengan que recorrer las dependencias del gobierno municipal en busca de ayuda para  resolver esta situación o establecer un fondo común para limpiar los canales cuando esta es una obligación del gobierno local que debería tener, entre sus prioridades, al menos un plan de sistema integral de drenaje para la ciudad de Santa Cruz, en el marco de un proceso de planificación y no de improvisación.

Las facultades de arquitectura de Santa Cruz debían ser parte de este proceso de planificación para lograr un plan urbanístico que al margen de responder a necesidades de educación y salud, vía la construcción de módulos escolares y de salud que no está mal que existan, se cuente con este sistema de drenaje, permanentemente monitoreado por la H. Alcaldía y la ciudadanía en general.

No es posible que la ciudad capital del departamento que impulsó de manera significativa la formación bruta de capital en actividades como hidrocarburos, agropecuaria y entre otras industrial, anualmente deba enfrentar inundaciones y además no tenga la capacidad de reutilizar el agua de lluvia.

Este siglo, que nos trae aparejados grandes desafíos en torno al recurso agua, debe exigir cada vez más autoridades con plena disposición para encarar una gestión pública eficiente y exigente en el ámbito municipal, pues ello tendrá que ver en el futuro no solamente de la cobertura de nuestros servicios básicos, sino que tendrá que ver también con la paz y la guerra.

No dejemos de ver, por ejemplo, lo que está ocurriendo en este momento en San Paulo, Brasil donde la emergencia hídrica ha significado convocar también a las Fuerzas Armadas en el entendido de que los racionamientos de agua podrían implicar situaciones de conflictividad social y acaso más adelante, guerras, en este nuestro mundo tan amigo de la violencia.

De manera que es deber de los medios y de la población promover una institucionalidad municipal eficiente y responsable de su rol en la gestión de una ciudad saludable, amable, comunicada y con la infraestructura necesaria también para enfrentar eventos climáticos, sin deslindar sus responsabilidades al colectivo de vecinos.


FUENTE: EL DÍA 

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UTORA: VESNA MARINKOVIC