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El director del Instituto de Planificación e Investigación del sector metalúrgico de China, Li Xinchuang, advirtió a finales de 2014 que la demanda de su país seguiría creciendo a un nivel interanual de 1,4%. En 2015, el grande asiático consumiría 720 millones de toneladas de acero. Sin embargo, la sobreproducción por el bajo consumo a razón de la crisis económica internacional sigue siendo un problema para la economía de la muralla y para la americana.

Las perspectivas de crecimiento para China, según el Fondo Monetario Internacional, no son las más alentadoras, pues aunque seguirá una tendencia positiva, no lo hará al ritmo de 2013 y 2014. Los pronósticos hablan de un PIB que quedará en 6,8% este año y el siguiente será de 6,3%. Esta situación, como dijo Xinchuang, afectará la construcción y la infraestructura, los mayores consumidores de acero.

Según el Análisis del Mercado Internacional de Hierro y Acero: evolución reciente y dinámicas regionales, elaborado por Camacol, finalizando 2014 “el precio del hierro se ubicó alrededor de los U$130 por tonelada métrica secs (TMS), luego de alcanzar un máximo de U$172,4 (TMS) en diciembre de 2011. Si bien esta cifra es superior al promedio nominal desde enero de 2000 (U$64,3/TMS) es opuesta a la tendencia positiva que mostraba en periodos anteriores al 2011”.

Esta situación amenaza a los productores del continente, quienes se pronunciaron recientemente frente a la revisión de la política de ajuste a la industria siderúrgica hecha por el Gobierno chino que “contempla la continuidad del vasto control y la dirección gubernamental sobre la industria”.

El rechazo a esta decisión radica en que este sector, con respecto al de los demás países productores del mundo, cuenta con un apoyo desbordado del Estado, siendo éste propietario de gran parte de las empresas que trabajan con el metal. Y sumado a ello, “la política requiere la creación de tres a cinco grupos siderúrgicos “ultragrandes” que sean competitivos a nivel global, así como también un grupo de “competidores regionales y competidores por segmento de mercado”.

El presidente de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero), Rafael Rubio, le dijo a El Espectador que “la industria del acero de China la conforman empresas que son propiedad del Estado. El Gobierno es dueño del sistema bancario y define cuáles son los planes de financiación. También es dueño de toda la infraestructura de transporte y puede establecer cuánto pagan las empresas por utilizarla”. Esta situación pone a los competidores en condiciones desiguales de competencia.

Además, Rubio manifestó que “ese gobierno reconoce que tiene una capacidad de sobreproducción de 425 millones de toneladas de hierro. Al mes de febrero recibimos 1,7 millones de toneladas de acero de China, que es un 41% por arriba de lo que exportó en 2014. La rentabilidad que tienen es cero, pero no les preocupa porque el Gobierno es el prestamista de último recurso”.

Es decir, el dumping — que es en esencia lo que denuncia Alacero— radica en que los precios que ofrece China para los países de la región estén por debajo hasta 6% de lo que cobra en otros mercados, siendo esta una de las razones por las que desde 2010 las importaciones desde China se multiplicaron 2,23 veces.

Brasil y México tienen el 5% de la participación en el mercado mundial y, por ende, son los más afectados por la política china. Sin embargo, Colombia no ha estado exenta de las consecuencias. El presidente de Andi-Fedemetal, Juan M. Lesmes, dijo que “la industria metalmecánica, a pesar de lo que está pasando con China, hace un gran esfuerzo a través del Programa de Transformación Productiva. Trabajamos para que se construya más en acero en el país”.

“La construcción de las 4G y las obras de infraestructura son una oportunidad para el crecimiento de la industria. Estamos presionando al Gobierno para que compre nacional en condiciones de legalidad. Las perspectivas de la metalmecánica de Colombia son positivas y en la medida de que llegue a encadenarse internacionalmente se pueden aprovechar los tratados de libre comercio”.

Al igual que la industria nacional, las de América buscan fortalecerse para competir a nivel global y por eso el ajuste de China a esta dinámica es vital, pero de no lograrse dejan claro los gremios del continente la petición de una investigación ante la Organización Mundial del Comercio sería una de las reacciones.

FUENTE: AMERICA ECONOMÍA