Habrá que reconocer que si bien se han desarrollado algunos eventos aislados sobre recursos gasíferos no convencionales en Bolivia, como el promovido por ARPEL el año 2013 en Santa Cruz de la Sierra, no hay un debate formal, socializado por los medios y con participación de actores públicos y privados, del que podamos extraer información técnica, actualizada y consistente para abordar con seriedad las posibilidades o limitaciones de su exploración y desarrollo en el país, como parte de una política energética sustentable.


En esa oportunidad se pudo establecer, mediante una entrevista al en ese entonces gerente de Recursos Hidrocarburífersos de YPFB Corporación, Luis Carlos Sánchez, publicada por ENERGÍABolivia, que la sola presencia de reservorios convencionales daba una mayor probabilidad para la existencia de reservorios no convencionales lo cual, y tratándose de Bolivia, podía dar una panorama interesante en materia de proyecciones sobre este recurso en el país.  Sin embargo, aclaraba que en el país se mantenía la opción del gas natural, más allá de que los "shales" estuvieran en la agenda de discusión y fueran parte de tendencias mundiales.
 
Explicaba, en aquella entrevista, que una de las peculiaridades más controvertidas de la explotación de los recursos no convencionales es que se trata de una actividad "intensivista", es decir, que requiere perforar muchos pozos de manera sincronizada y que necesita una mayor extensión de terreno que la utilizada en los yacimientos convencionales para efectivizarse, dejando entender que se trataba de una actividad que implicaba más desafíos que el gas convencional.

Precisaba que en el caso de Estados Unidos, Argentina e incluso Bolivia, se trata de un hidrocarburo asociado a aquellas rocas que poseen características petrofísicas distintas a las comúnmente explotadas con facilidad técnica y económica. Refería que en el caso boliviano se  ha estado realizando investigaciones al respecto pero que aun quedaban muchos recursos de tipo convencional que son más fáciles de explotar desde el punto de vista técnico y económico.

Señalaba, asimismo, que otro aspecto a considerar es la disponibilidad de altos volúmenes de agua requeridos para poder  efectuar los fracturamientos hidráulicos o fracking para mejorar la permeabilidad de la roca; un tema que le ha significado, a esta modalidad de intervención, variadas y permanentes críticas de movimientos ambientalistas en todas partes del mundo donde se ha desarrollado y continúa siendo un tema no resuelto, por lo menos a nivel de información.

Sánchez explicaba, en aquella oportunidad, que en Bolivia se tienen estudios realizados en todas las regiones de contenidos orgánicos totales, asegurando que "evidentemente nos encontramos con algunas zonas donde este indicador es favorable", y citaba como ejemplo la zona norte del país. Sin embargo, no dejó de recomendar la necesidad de observar muchas variables frente a una metodología de explotación que demanda un número mayor de equipos y elevados costos operativos.

En esta línea dejó entender que no era lo más adecuado sujetar una política energética a lo que está de moda sino a lo que es correcto hacer, de acuerdo a la visión de cada país y a sus necesidades concretas, remarcando que en ese momento los no convencionales "no eran una prioridad" para el Estado boliviano. En la coyuntura actual, la prudencia parece señalar que, principalmente en materia de no convencionales, el país debe ser extremadamente cuidadoso en sus apreciaciones, por lo menos hasta cuando los costos y la tecnología permitan actuar con menores riesgos.

FUENTE: EL DÍA

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UTORA: VESNA MARINKOVIC