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¿Buenos tiempos para la industrialización del gas?

El presente dossier destaca algunas de las gestiones que se han venido realizando para la puesta en marcha de la industrialización del gas en Bolivia, principalmente a partir de sus condiciones de producción y de algunos planes de financiamiento para los proyectos que existen en esa dirección.

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¿Buenos tiempos para la industrialización del gas?

¿Buenos tiempos para la industrialización del gas?


Asimismo, pasa revista al rol que estaría cumpliendo en la relación entre consumo interno y exportación de gas natural y; no deja de observar la sorpresiva baja de los precios del petróleo que terminaría favoreciendo algunos proyectos como el de la petroquímica, debido al abaratamiento del gas. En esta línea, la ruta de la industrialización del gas, referida a la primera etapa de su implementación, parece gozar de buenos augurios.

 

ENERGÍABolivia

 

C omo resultado de la intervención del Estado en la regulación y la economía del país, la industrialización del gas continua siendo uno de los puntos neurálgicos de la agenda económica y política de Bolivia, a requerimiento de la denominada Agenda de Octubre de 2003, cuando se establece el punto de partida para una nueva correlación de fuerzas que irá a gobernar el país a partir de 2006 a la cabeza de Evo Morales Ayma.

 

El Gobierno señala, en su Plan de Industrialización del Gas Natural 2011-2016, que su objetivo es transformar al país de su condición de exportador de materias primas por la de productor de derivados del gas natural con valor agregado y, al mismo tiempo, generador de ingresos, de divisas e impulsor de la creación de fuentes de trabajo. Unos objetivos que han sido perseguidos durante mucho tiempo en uno de los países más pobres de la región y que contaría con la segunda reserva más grande de gas en Latinoamérica.

 

¿QUÉ SE REQUIERE PARA INDUSTRIALIZAR EL GAS?

 

Todos los expertos coinciden en señalar que para industrializar el gas es necesaria la certificación de reservas (disponibilidad de gas natural) y; de mercados, variable esta última que hará posible la inversión para la existencia de reservas dirigidas prioritariamente para la exportación, el consumo interno y la industrialización. Un triángulo no necesariamente virtuoso que tradicionalmente se ha inclinado hacia la exportación de la materia prima en bruto.

“Se dependerá de nuevos descubrimientos de reservas para asegurar la industrializació n y la satisfacció n de la demanda del mercado interno, y para desarrollar nuevos pozos se depende del cumplimiento de las inversiones por parte de los operadores”, decía Cristian Inchauste en 2010, actual gerente general de YPFB Transporte, en la presentación de su libro Hacia una política de la industrialización del gas.

Según el Plan de Industrialización del Gas Natural 2011-2016, se requiere contar, además, con puertos marítimos de exportación, ubicación geográfica estratégica y logística para la construcción de los proyectos, es decir, carreteras, puentes e hidrovías disponibles en el país; paralelamente a evaluar la conveniencia de ensamblar los equipos en las plantas que se vayan a desarrollar.

 

Todos los expertos coinciden en señalar que para industrializar el gas es necesaria la certificación de reservas”.

 

RESERVAS DE GAS

 

Si bien Bolivia no ha cumplido la premisa de encontrar nuevos descubrimientos para encarar la industrialización del gas, ha oficializado que cuenta con 13,65 TCF de reservas probadas y probables de gas natural hasta finales de 2014, que le permite disponer de gas natural seco; principalmente metano, que sale de la misma corriente de las plantas de separación de líquidos del gas natural; desde donde puede producirse amoniaco-urea, metanol y diésel sintético, entre otros productos petroquímicos.

 

Esta decisión política, convertida en un movimiento de cintura que no había sido considerado por gestiones anteriores, le ha permitido al país alcanzar lo que el Gobierno de Morales califica la “primera fase de industrialización del gas” que no requeriría de más gas sino de una tecnología que le permita simplemente la separación de líquidos de la corriente de gas que se está procesando.

 

En esta línea, el Gobierno ha puesto en marcha la planta separadora de líquidos de Gran Chaco en Tarija, con una inversión de 643.8 millones de dólares dirigida a procesar 32 millones de metros cúbicos día (MMmcd) de gas natural, para producir 2.247 toneladas métricas/día (TMD) de Gas Licuado de Petróleo (GLP); 1.658 barriles por día (BDP) de gasolina; 1.044 BDP de pentano y 3.144 TMD de etano.

 

Asimismo, ha dispuesto la construcción de la planta de separación de líquidos de Río Grande en el departamento de Santa Cruz que, según YPFB, permitirá solucionar el abastecimiento de GLP y convertirá al país en productor y exportador neto en Latinoamérica.

 

Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la empresa operativa del sector más estratégico del país, ha informado que este complejo hidrocarburífero procesará un caudal de 5,6 MMmcd para obtener 361 TMD de GLP, 350 barriles por día de gasolina estabilizada y 195 barriles por día de gasolina rica en iso-pentano.

 

Ha indicado, asimismo, que estos productos serán procesados por las refinerías Guillermo Elder Bell (Santa Cruz) y Gualberto Villaróel (Cochabamba), para satisfacer la demanda del mercado interno, con una inversión de 159,4 millones de dólares.

 

Dentro de esta estrategia por agregar valor a la corriente de gas que se procesa, el Gobierno ha suscrito un millonario contrato con la empresa Coreana Samsum para la construcción de una planta de amoniaco y urea en Bulo Bulo, en el Chapare de Cochabamba, con una inversión de 843,9 millones de dólares acreditando el ingreso de Bolivia a la industria petroquímica con una capacidad de producción de 756.000 toneladas métricas año (TMA) de urea y con un consumo de 1,4 millones de metros cúbicos por día de gas natural.

 

HITO TRASCENDENTAL

 

Según el viceministro de Industrialización, Comercialización, Transporte y Almacenaje de Hidrocarburos, Álvaro Arnéz, “la entrega de la Planta Separadora de Líquidos de Gran Chaco en octubre de 2014, marcó un hito trascendental en la política industrializadora de Bolivia; pues si bien con la Planta de Río Grande pasamos a ser soberanos en la producción de gas licuado de petróleo (GLP), con la extracción de licuables de la corriente de exportación de gas natural a la Argentina en la Planta de Gran Chaco, seremos exportadores netos de GLP en la región y nos llevará a romper la inercia natural de los megaproyectos poliméricos”.

 

...la región en general tiene un elevado consumo de productos petroquímicos...”

 

Explicó a ENERGÍABolivia que el proyecto de polipropileno, cuya construcción se iniciará en la gestión 2016 en el departamento de Tarija, generará una cadena productiva sin precedentes en la historia del país, no sólo debido a la inversión aproximada de 2.100 MM$US sino también por lo intensivo en empleos en el procesamiento del producto final.

 

“El complejo polimérico de Polietileno que se encuentra en la actualidad en una etapa de estudios, se materializará a través de nuestra empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en el departamento de Santa Cruz. Este es un proyecto que a nivel técnico es similar al antes mencionado, pero requerirá de una mayor inversión por lo que se avizora una alianza estratégica técnica y financiera para hacer de éste un proyecto completamente rentable”, dijo la autoridad.

 

PERSPECTIVAS DE LA PETROQUÍMICA

 

Las perspectivas industriales y de negocios en Bolivia, derivadas de la industrialización del gas, han sido calificadas de “altamente significativas”, principalmente en atención a las balanzas negativas de producción de productos petroquímicos en América del Sur, por el experto argentino Jorge De Zabaleta, presidente del Instituto Petroquímico Argentino (IPA), invitado a una cita entre empresarios privados de Santa Cruz y el Gobierno, a finales de 2014.

 

De manera coincidente con otros analistas del sector, afirmó que “para involucrarse en un proyecto de industrialización del gas, es prioritario tener materia prima y mercado”. En este marco, manifestó que Bolivia no sólo tiene reservas de gas sino que también cuenta con mercados importantes de gas natural que le permitirán sustentar sus proyectos de industrialización, principalmente el de la petroquímica.

 

Dijo que tanto Argentina como Brasil, los vecinos más próximos de Bolivia, tienen una “balanza negativa” en materia de productos petroquímicos; acotando que Argentina importa más de lo que exporta y que en estas condiciones no dejará de ser un buen mercado para los productos provenientes de Bolivia, principalmente fosfatos, urea y plásticos.

 

En relación a Brasil, sostuvo que “este país tiene una balanza negativa fenomenal en petroquímica, de casi 40 mil millones de dólares este año”, afirmando que le faltan químicos, fertilizantes y plásticos también. Bajo estas consideraciones opinó, ante un lleno de empresarios convocados por la CAINCO y la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE), que la ruta marcada por Bolivia en dirección a la petroquímica estaba con buenas perspectivas.

 

Aseguró que la región en general tiene un elevado consumo de productos petroquímicos, más allá de que la demanda mundial de petroquímica aumentó del año 2000 al 2014 en casi el 50% por la cantidad de uso que tienen sus derivados, en el marco del mayor confort que exigen los niveles de crecimiento especialmente de los países emergentes. En su criterio, el desacople de los precios del gas respecto del petróleo también es un factor que ayudaría a proyectos de industrialización del gas.

 

“Están en una buena ruta, están haciendo lo que deberían hacer”, dijo De Zabaleta al subrayar que “todo tiene que ver con la petroquímica” y que la demanda mundial de estos productos está en alrededor de los 150 millones de toneladas y donde la capacidad de producción latinoamericana cubriría apenas el 5% de esta demanda.

 

Reconoció que son proyectos que implican grandes inversiones señalando que debido a ello, “generalmente el primer empujón lo pone el Estado y trata después que haya un satélite de plantas que trabajen alrededor”, precisando que se debe agregar valor y ser competitivos en usos finales.

 

Como recomendación concluyente, dijo que “no hay que preocuparse por la tecnología pues ésta se compra”. De esta forma respondió a las expectativas de un auditorio compuesto por empresarios privados interesados en conocer las perspectivas del proceso de inicio de industrialización anunciado por el Gobierno, a partir de las plantas de Amoniaco y Urea de Bulo-Bulo y las plantas de separación de líquidos de Gran Chaco en Tarija y Río Grande en Santa Cruz.

 

El presidente de CAINCO, Luis Barberí, inauguró el evento señalando que “dado que estas plantas han sido iniciadas con una visión exportadora, es propicio conocer cómo se desarrolla el mercado internacional; y, en el actual contexto, cuál el futuro de los productos que Bolivia exportaría una vez terminados estos proyectos”.

 

Acotó que los mismos tienen la posibilidad de potenciar y dinamizar la economía, generar fuentes adicionales de ingresos de divisas y fuentes de empleos y, sobre todo, abrir nuevos negocios para una diversidad de sectores.

 

PARA EL DESARROLLO

 

El Gobierno considera que la industrialización del gas contribuirá, puntualmente al desarrollo del potencial agrícola de Bolivia, permitiendo una mejora en el rendimiento de los cultivos de hasta un 40 por ciento por hectárea, gracias al uso de fertilizantes que también serán exportados a otros países.

 

Frente a algunas críticas de que estos proyectos no son en esencia de industrialización del gas; el que fuera presidente a.i. de YPFB, 2014, Carlos Villegas (Q.E.P.D.), salió al paso señalando que, en efecto, se trata de una fase inicial donde la planta petroquímica de polietileno, por ejemplo, es un componente adicional de la industrialización, luego de la separación de las corrientes del gas boliviano, sin embargo, fue categórico al afirmar que esta dinámica concluiría con una segunda fase de proyectos más ambiciosos como una planta de GTL.

 

El Gobierno ha identificado, además, los siguientes proyectos como parte de la segunda fase de industrialización del gas: La Termoeléctrica Pantanal, en Puerto Suárez, departamento de Santa Cruz, para exportar electricidad al Brasil y alimentar eventualmente el Proyecto Mutún, con una inversión de 400 millones de dólares y; el proyecto de fabricación de policloruro de vinilo en el salar de Uyuni, departamento de Potosí, con un monto de 200 millones de dólares

 

PENDIENTES
De la lectura de Inchauste se desprende que los temas pendientes de este proceso de industrialización del gas a principios de este 2015 serían:
 
La adecuación de leyes y reglamentos de subsidios a los combustibles líquidos y gaseosos por parte del Gobierno, y su impacto en las cuentas fiscales.
Resolver la “doble tuición” de la Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos, hasta ahora inoperante.
 
Establecer el precio del gas para la industrialización, fijado en el Art 363 de la CPE, hasta en 50% del valor de la canasta de exportación de gas natural.
 
Lograr una “adecuación realista” de la Ley 3065 a los proyectos de industrialización y su potencial extensión a los ocho departamentos.

 

Las mayores críticas a esta gestión gubernamental a favor de la industrialización del gas natural, han estado dirigidas a los niveles de inversión en exploración, después de conocerse que tanto YPFB como las empresas operadoras que tienen contratos con el Estado boliviano, programaron una inversión histórica de más de 2 millones de dólares en 2014, para incrementar las reservas hidrocarburíferas, pero, destinaron apenas 286,2 millones de dólares a la exploración.

 

AHORA SÍ, MERCADOS

 

El ex superintendente de Hidrocarburos y analista energético, Carlos Miranda Pacheco, dijo a ENERGÍABolivia que: “la industrialización del gas está siendo llevada a cabo apresuradamente, aparentemente cumpliendo un calendario político más que para responder a oportunidades de mercado. Se vaticina serias dificultades económicas en estas plantas porque el mercado interno tan solo consumirá de 10 a 15% de la producción anual y el resto, aproximadamente 2 millones de toneladas/año, deberá ser exportado sin tener mercados asegurados”.

 

“El Estado no apuntala los proyectos que llama de industrialización, los financia totalmente con reservas del Banco Central de Bolivia. Como lo anterior es consecuencia de una decisión política, aunque no es nada prudente, probablemente se mantenga. Si los proyectos no son rentables, por su magnitud, el continuar financiándolos con reservas del BCB sería una mala y peligrosa decisión. En caso que los precios del petróleo continúen reducidos, las reservas del BCB serán necesarias para importaciones urgentes a fin de mantener el bienestar nacional”, dijo Miranda.

 

Consultado sobre si la baja en los precios del petróleo tendrá alguna incidencia sobre las condiciones de producción del gas natural en el corto, mediano y/o largo plazo, Miranda indicó que: “de acuerdo a nuestra legislación, 40 por ciento de los ingresos por ventas se asignan para cubrir costos de operación e inversiones en la producción de hidrocarburos. Con la rebaja de precios del petróleo el porcentaje sigue siendo el mismo, pero en dinero representa la mitad. Las inversiones mayores deben estar casi totalmente amortizadas”.

 

Señala que en el corto plazo, hasta el 2020, la asignación reducida será suficiente para cubrir los costos de producción para los volúmenes necesarios destinados al mercado interno y contratos de exportación a la Argentina y el Brasil.

 

Considera que “a mediano y largo plazo, la reducción es un impacto mortal para inversiones extranjeras en el sector. Casi no existía interés en inversiones a 100 dólares el barril de petróleo. A 50 dólares, el país no es nada atractivo. YPFB solitaria tendrá que lograr la producción necesaria a mediano y largo plazo”.

 

Ricardo Michel, ex gerente general de YPFB, afirma que ese es precisamente el rol de YPFB. Es decir, la exploración intensiva bajo el alero del Estado para asegurar el caudal de reservas que le permita al país afianzar los planes de industrialización del gas y garantizar los mercados “cautivos” como serían la Argentina y Brasil. Michel considera que a partir de la crisis actual de los precios del petróleo, estos mercados dependerán de Bolivia por mucho tiempo más del previsto.

 

DATOS
El arranque para la puesta en marcha de este proceso industrializador del gas, tiene los siguientes referentes:
Octubre 2003: Guerra del Gas.
Julio 2004: Referéndum del Gas.
Julio 2005: Aprobación de la Ley 3065 de Hidrocarburos, en sustitución a la 1689 conocida como la de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Mayo 2006: Materialización de la tercera nacionalización de los hidrocarburos.
Mayo 2008: Compra de las acciones de las empresas capitali zadas de la industria del gas y el petróleo bajo los decretos de la nacionalización.
Febrero de 2009: Promulgación de la nueva Constitución Po lítica del Estado.
Octubre de 2009: Propuesta de “reflexión” para una ley de Hidrocarburos que se mantiene en compás de espera.
Fuente: “Hacia una política de la industrialización del gas natural”.

 

Para Michel es el Estado y no la empresa privada, la instancia que debe apuntalar la inversión para una mayor exploración de reservas de gas, convencido de que Bolivia no es, además, un país petrolero.

 

Los que consideran que Bolivia no tiene la espalda para afrontar el caudal de inversiones que implica la exploración intensiva en busca de reservas, como Iván Rodríguez; ligado por mucho tiempo al sector privado de la industria petrolera, recomiendan al Gobierno concentrarse en conseguir un régimen fiscal atractivo para la inversión de capitales extranjeros.

 

LOS FRENOS A LA INDUSTRIALIZACIÓN

 

En el marco de la dinámica impresa por el Gobierno a la industrialización del gas, los frenos tradicionalmente observados para su puesta en marcha; como por ejemplo la inversión-mencionada por Miranda y Rodríguez-y el limitado consumo interno de productos petroquímicos (fertilizantes, etc.), a consecuencia del precario desarrollo de las áreas rurales, parecería que pretende ser resuelta principalmente en función

 

a la importante demanda de productos petroquímicos en la región. Sin embargo, sigue siendo importante observar la necesidad de contar con una adecuada infraestructura y el suministro eléctrico a gran escala, para apuntalar estos y nuevos proyectos en el país. Consecuentemente, la idea de utilizar el gas y más aun su industrialización, como palanca para el desarrollo nacional, no ha sido alterada en el imaginario colectivo de los bolivianos.

 

Casi no existía interés en inversiones a 100 dólares el barril de petróleo. A 50 dólares, el país no es nada atractivo. YPFB solitaria tendrá que lograr la producción necesaria...”

 

“El cierre del circulo virtuoso del proceso industrializador en Bolivia que garantizará su éxito, es el talento humano a ser capacitado con las becas de post grado ofertadas por el presidente Evo Morales a jóvenes destacados, los cuales al ser incorporados en las empresas estratégicas y en la futura ciudadela Científica y de Investigación en Cochabamba, consolidarán la visión de una Bolivia industrializada”, dijo Álvaro Arnéz a ENERGÍABolivia como cierre a una visión optimista sobre la industrialización del gas natural.

 

Al momento de concluir este Informe, el balance del consumo interno (incluyendo la industrialización del gas) da que dos tercios son para el mercado externo y sin valor agregado, manteniendo una situación de “desequilibrio”, como señalaba Inchauste en su análisis de 2010 cuando afirmaba que casi el 85% está dedicado a la exportación hacia Argentina y Brasil, y que el resto es para el consumo interno y la industrialización del gas (entre 1,5 y 2 millones de metros cúbicos al día para las termoeléctricas).