Las perspectivas industriales y de negocios en Bolivia, derivados de la industrialización del gas, serían altamente significativas, principalmente en atención a las balanzas negativas de producción de productos petroquímicos en América del Sur, sostuvo el experto argentino Jorge De Zabaleta, presidente del Instituto Petroquímico Argentino (IPA).

Indicó que para involucrarse en un proyecto de industrialización del gas, es prioritario tener materia prima y mercado. Manifestó que Bolivia no solo tiene reservas de gas sino que también cuenta con mercados importantes de gas natural que le permitirán mover el mismo y sustentar sus proyectos de industrialización, principalmente la petroquímica.

Dijo que tanto Argentina como Brasil, los vecinos más próximos de Bolivia, tienen una balanza negativa en materia de productos petroquímicos; en este marco, informó que Argentina importa más de lo que exporta y que en estas condiciones no dejará de ser un buen mercado para los productos provenientes de Bolivia, principalmente fosfatos, urea y plásticos.

En relación a Brasil, sostuvo que "este país tiene una balanza negativa fenomenal en petroquímica, de casi 40 mil millones de dólares este año", afirmando que le faltan químicos, fertilizantes y plásticos también. Bajo estas consideraciones opinó, ante un lleno de empresarios convocados por Cainco y la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE), que la ruta marcada por Bolivia en dirección a la petroquímica estaba con buenas perspectivas.

Aseguró que la región en general tiene un elevado consumo de productos petroquímicos, más allá de que la demanda mundial de petroquímica aumentó del año 2000 a la fecha en casi el 50% por la cantidad de uso que tienen sus derivados, en el marco del mayor confort que exigen los niveles de crecimiento especialmente de los países emergentes. En su criterio, el desacople de los precios del gas respecto del petróleo también es un factor que ayudaría a proyectos de industrialización del gas.

"Están en una buena ruta, están haciendo lo que deberían hacer", dijo De Zabaleta al subrayar que "todo tiene que ver con la petroquímica" y que la demanda mundial de estos productos está en alrededor de los 150 millones de toneladas y donde la capacidad de producción latinoamericana cubriría apenas el  5% de esta demanda.

Reconoció que son proyectos que implican grandes inversiones señalando que debido a ello, "generalmente el primer empujón lo pone el Estado y trata después que haya un satélite de plantas que trabajen alrededor", precisando que se debe agregar valor y ser competitivos en usos finales.

Como recomendación concluyente, dijo que "no hay que preocuparse por la tecnología pues esta se compra". De esta forma, expuso ante un auditorio compuesto por empresarios privados interesados en conocer las perspectivas del proceso de inicio de industrialización anunciado por el Gobierno, a partir de las plantas de Amoniaco y Urea de Bulo-Bulo y la planta Gran Chaco de Tarija.

El presidente de Cainco, Luis Barberí, inauguró el evento señalando que dado que "estas plantas han sido iniciadas con una visión exportadora, es propicio conocer cómo se desarrolla el mercado internacional; y en el actual contexto, cuál el futuro de los productos que Bolivia exportaría una vez terminados estos proyectos". Acotó que "estos proyectos tienen la posibilidad de potenciar y dinamizar nuestra economía, generar fuentes adicionales de ingresos de divisas y fuentes de empleos  y, sobre todo, abrir nuevos negocios para una diversidad de sectores".


FUENTE: EL DÍA 
AUTORA: Vesna Marinkovic