Bolivia : ¿hacia la generación hidráulica?

Pese al desarrollo masivo del gas natural como generador de energía en Bolivia, la tendencia gravitaría hacia la generación hidroeléctrica. Sin embargo, el elevado costo de la infraestructura, el tiempo que demanda la construcción de las represas y el fuerte impacto que estas causarían a las comunidades aledañas y al medio ambiente en general, continuan siendo los desafíos más importantes que deberá encarar la hidroeléctrica en el país.

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Bolivia : ¿hacia la generación hidráulica?

Bolivia :
¿hacia la generación hidráulica?:


Pese al desarrollo masivo del gas natural como generador de energía en Bolivia, la tendencia gravitaría hacia la generación hidroeléctrica. Sin embargo, el elevado costo de la infraestructura, el tiempo que demanda la construcción de las represas y el fuerte impacto que estas causarían a las comunidades aledañas y al medio ambiente en general, continuan siendo los desafíos más importantes que deberá encarar la hidroeléctrica en el país.

 

Pablo Javier Deheza

 

G ran parte de los países está intentando diversificar sus fuentes de energía por temas de seguridad energética, aspecto que es particularmente importante considerar en una economía como la boliviana donde hasta ahora se ha realizado una apuesta segura al desarrollo masivo de gas natural, en atención al nivel de reservas de este hidrocarburo.

 

Si bien se afirma que los recursos fósiles son cada vez más costosos de encontrar y explotar, su mayor problema está en los impactos que generan en contra del medioambiente y que deben ser mitigados. En ese contexto, en los últimos años las energías renovables no han dejado de concentrar la atención del sector energético mundial.

 

Esto se hace evidente si se observa que el año 2002 sólo el 0,8% del total de consumo de energía global provenía de fuentes sostenibles; mientras que hacia 2012 esta cifra subió a un 2,4%. Entre las alternativas que se tiene en ese sentido están principalmente las de fuentes energéticas como la hidráulica, eólica, solar y geotérmica.

 

LA HIDROELECTRICIDAD EN EL MUNDO

 

La energía hidroeléctrica es la fuente renovable que más ha proliferado en el mundo, con una capacidad instalada alrededor del globo que permitió la generación de 970 GW en 2011, según datos del Consejo Mundial de Energía. Esta cifra representa más del 16% de la producción neta de electricidad en el mundo y más del 65% de la energía mundial generada a partir de fuentes renovables(Ver Figura 1).

 

Figura -01

 

La forma más común para el aprovechamiento de la hidroenergía es mediante la construcción de represas en los ríos y la liberación de agua desde los diques, accionando un sistema de turbinas. Las plantas marinas de tipo bombeo, que se activan con el movimiento de las olas, también representan otro método de obtención de este tipo de energía. Con todo, sólo el 1,5% del total del consumo energético mundial es abastecido por esta fuente.

 

El crecimiento de la tendencia a utilizar este tipo de fuente energética radica principalmente en que se trata de un tipo de generación más limpia por lo que varios países optan por invertir en centrales hidroeléctricas; lo cual les permite administrar de mejor manera los recursos fósiles con que cuentan, ya sea gestionando mejor su escasez o aprovechando circunstancias favorables en los precios mundiales.

 

Los cinco complejos hidroenergéticos más grandes del mundo son: la presa de Las Tres Gargantas, en China, con una capacidad total de 22.500 MW; Itaipú, en la frontera de Paraguay y Brasil, con 14.000 MW; Simón Bolívar en Venezuela, con 10.200 MW; Tucurui en Brasil, con 8.400 MW; y Roosevelt en Estados Unidos, con 6.800 MW.

 

En 2011 los principales productores de hidroelectricidad en el mundo fueron China, Brasil, Unión Europea, Canadá y Estados Unidos. Todos estos países tienen significativas inversiones realizadas en generación hidroeléctrica, debido a los elevados costos en la construcción de las represas y pese a la fuerte controversia por los impactos ambientales que generan.

 

Se espera que hacia 2035 la hidroelectricidad resuelva el 3% del consumo mundial de energía. Esto quiere decir que esta fuente renovable continuará expandiéndose, no sólo equiparando el crecimiento de la demanda, sino ensanchando su participación mayor en la matriz energética mundial.

 

EL ESCENARIO BOLIVIANO

 

De acuerdo a lo indicado por Arturo Iporre, presidente de ENDE, “en Bolivia el aprovechamiento de las centrales hidroeléctricas en operación es total, en la medida que el despacho económico de carga del SIN les da preferencia para generar la totalidad de sus disponibilidades”. Esto indica claramente la importancia que tiene la electricidad producida, a partir del agua, en el conjunto del Sistema Interconectado Nacional (SIN).

 

De acuerdo a la información suministrada por el Comité Nacional de Despecho de Carga (CNDC), en 2013 se tuvo una producción total de energía eléctrica en Bolivia de 7.347,7 GWh, de los cuales 2.514,9 GWh corresponden a energía hidroeléctrica (34,2%) y 4.832,8 GWh a energía térmica (65,8%). En total se inyectaron al Sistema Troncal de Interconexión (STI) 7.149,3 GWh, siendo 2.442,2 originados en centrales hidroeléctricas (34,2%) y 4.707,1 en térmicas (65,8%). (Ver Figura 2)

 

Figura-02

 

El parque hidroeléctrico con el que cuenta Bolivia al 2014 está conformado por cuatro centrales de pasada (Yura, Zongo, Taquesi y Quehata), dos con embalse (Corani y Miguillas) y una que se alimenta de las caídas de agua que genera un conjunto de estanques que tiene Semapa para el suministro de agua potable en Cochabamba (Kanata). Las unidades de pasada o de agua fluyente operan en forma continua porque no tienen capacidad para almacenar agua, no disponen de embalse o éste es muy reducido. Turbinan el agua disponible en el momento.

 

Las empresas bolivianas que están presentes en el área de la generación de hidroelectricidad son Cobee, Corani, Hidroeléctrica Boliviana, Valle Hermoso, Synergia y Servicios de Desarrollo de Bolivia (Ver Cuadro 1).

 

Cuadro-01

 

El total de la producción de energía hidroeléctrica en Bolivia es aportado al SIN (Ver Figura 3). En 2010, Trinidad se incorporó a este tendido; para esto el Estado boliviano destino un crédito de la CAF por 32,2 millones de dólares. La conexión parte de Caranavi y pasa por las poblaciones de Yucumo, San Borja y San Ignacio de Moxos, Además de esta red troncal integrada existen los denominados sistemas aislados. Es el caso de poblaciones tales como Guayaramerín, Riberalta, Cobija y otras, donde es muy costoso y técnicamente demasiado complejo llegar con una línea del SIN. Estas redes se nutren, prácticamente en su totalidad, de centrales térmicas que funcionan con gas o diesel. En Cobija recientemente también se recurre al uso de energía solar a través de células fotovoltaicas.

 

En Bolivia, el Comité Nacional de Despacho de Carga (CNDC) es la entidad estratégica del sistema eléctrico nacional. Se trata de una unidad técnica altamente especializada, responsable de realizar la operación del SIN, coordinando de forma integral la operación de las instalaciones de generación y transmisión con el despacho de carga eléctrica en tiempo real. Tiene por objetivo concreto atender la demanda del país en los horarios pertinentes y de manera segura, minimizando los costos. El CNDC concentra los datos históricos del sector eléctrico.

 

TENDENCIAS Y DESAFÍOS

 

Revisando la producción de electricidad en Bolivia, se tiene que en 2001 el 59,7% era generado en hidroeléctricas y el restante 40,3% en centrales térmicas. Hacia 2013 la situación es muy diferente, sólo el 34,2% es producido en hidroeléctricas y el 65,8% en centrales térmicas. La situación se ha invertido en poco más de una década (Ver Cuadro 2).

 

Si bien el escenario de los últimos años muestra una importante tendencia a incorporar la hidroeléctrica en la matriz energética boliviana, el país presenta claramente una creciente participación de centrales térmicas que funcionan básicamente con gas o diésel. Para al menos aminorar el consumo de diésel, más caro y escaso, YPFB incluso ha planteado llevar gas natural licuado hasta las principales poblaciones con sistemas aislados.

 

Jerjes Mercado, ex gerente general de la generadora Guaracachi, señala que: “La última empresa en incorporarse a la producción de electricidad hidráulica fue Hidroeléctrica Boliviana, en 1998. Desde entonces se viene ampliando lo que ya existe”. En su visión, “las condiciones de costos y precios no hicieron atractiva la inversión en hidroeléctricas; la cual es de gran magnitud y su recuperación no es inmediata”.

 

Iván Matulic, también profesional del área y analista del sector, complementa indicando que “aproximadamente desde el año 2.000 se veía que la demanda del país crecía vigorosamente y que era necesario empezar a contemplar alternativas para generar mayores cantidades de electricidad”, en una clara mención a un contexto que reclamaba inversiones de manera urgente tanto de la empresa privada como del Estado, que hasta ese momento no habían sido realizadas.

 

“Se comenzó a optar por las centrales térmicas por dos razones principales: en primer lugar, porque estas soluciones son más rápidas; en contraste, desarrollar una central hidroeléctrica requiere entre cinco y diez años desde su concepción hasta su puesta en marcha, suponiendo que se tiene la decisión y los recursos disponibles. En segundo lugar, porque el costo unitario respecto a la inversión de cada unidad producida es menor en el caso de las centrales térmicas”.

 

Al presente, el gobierno boliviano está impulsando proyectos e inversiones para revertir la tendencia a la generación térmica en el país. En este marco, está previsto que en 2016 entre en funcionamiento la central hidroeléctrica San José, ubicada en Cochabamba.

 

La Corporación Andina de Fomento (CAF), informó que financió 94,8 millones de dólares de este proyecto, que en total demandará 244,3 siendo el saldo aportado por el Estado. Se espera que genere 123,5 MW adicionales para el SIN, a través de las unidades San José I y San José II, de 54,9 MW y 68,6 MW, respectivamente. Este proyecto aprovecha las aguas que inicialmente están embalsadas en Corani, que luego también pasan por la central Santa Isabel, hasta finalmente llegar a San José; de esta manera, forma parte del mismo complejo.

 

Misicuni es el otro proyecto que se espera se incorpore pronto a la generación de hidroenergía. Está ubicado en la provincia Quillacollo en Cochabamba. Viene afrontando una serie de cuestionamientos, dado el retraso que presenta en sus obras y el incremento en la inversión. A la fecha, de acuerdo a lo informado por el presidente de la Empresa Misicuni, Leonardo Anaya, la inversión total que se realizará para la puesta en marcha de la primera fase asciende a 130 millones de dólares.

 

ción de energía eléctrica, abastecimiento de agua potable a la ciudad de Cochabamba y riego para el valle central del departamento. Contempla una potencia instalada de 80 MW en una primera fase y 40 MW adicionales en una fase posterior aprovechando las cuencas Viscachas y Putucuni. Se estima que entre en operación, en su primera fase, en 2017.

 

Cuadro-02

 

CAMBIOS EN LA MATRIZ ENERGÉTICA DEL PAÍS

 

Mediante la RM 003-12, del 5 de enero de 2012, el ministerio de Hidrocarburos y Energía aprobó el Plan Óptimo de Expansión del SIN 2012 - 2022, cuyo fin es “cambiar la matriz energética del sector eléctrico en forma significativa, posibilitando un desarrollo sostenible”, de acuerdo a la información ministerial.

 

Además de los dos proyectos previamente mencionados, San José y Misicuni fase 1, la planificación presentada contempla inversiones para generación hidroeléctrica en Miguillas, Rositas, Unduavi y Misicuni fase 2. Como complemento, en cuanto a las fuentes renovables, también está la planta de generación geotérmica de Laguna Colorada.

 

En junio del presente año ENDE dio inicio al proceso de licitación para el proyecto Miguillas, ubicado en La Paz, con un monto referencial de 400 millones de dólares. Se espera contar con dos centrales hidroeléctricas encadenadas en cascada y que producirán en conjunto 200 MW. La primera, ubicada en Umapalca, tendrá una potencia instalada de 84 MW y la segunda, en Palillada, producirá 116 MW.

 

ROSITAS

 

El proyecto para la central hidroeléctrica Rositas se ubica en la región de Abapó, provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz.

 

tienen previstos para el corto y mediano plazo los siguientes proyectos de generación hidroeléctrica: Ivirizu, en la zona de Monte Punku en Cochabamba, con una capacidad de 164 MW; Carrizales, en sus fases 1, 2 y 3, sobre el río Camblaya en Tarija y Chuquisaca, con 347 MW; Icla, sobre río Pilcomayo en Chuquisaca y Potosí, con 102 MW; y Puesto Margarita, sobre el río Pilcomayo, en el chaco tarijeño, con 150 MW.

 

Claramente la orientación de las autoridades y entidades estatales del sector es cambiar la matriz de generación de electricidad en Bolivia, revirtiendo la tendencia al presente de incremento en la producción a partir de combustibles fósiles.

 

Según el CNDC, “al año 2025, se prevé que la generación hidroeléctrica sea un 70% y la generación mediante energías renovables no convencionales sea un 4% del total”. El momento de transición debe darse entre 2020 y 2025, de acuerdo los datos proyectados por el Ministerio de Hidrocarburos y Energía. Se entiende que esto es así porque es para entonces que se espera que entren en operación las inversiones más grandes, como el proyecto Rositas.

 

Figura-03

 

Es el componente de generación energética del Proyecto Múltiple Río Grande-Rositas, el cual consiste en el represamiento de las aguas del río Grande, cerca de su confluencia con el río Rositas. Los otros componentes son la provisión de agua para riego, control de inundaciones e instalación de agroindustrias.

 

Se espera además que este emprendimiento habilite alrededor de 200.000 hectáreas de tierras consideradas extremadamente fértiles y que actualmente no están siendo aprovechadas por falta de agua. La hidroeléctrica tendrá una potencia instalada de 400 MW.

 

“Fue formulado inicialmente en la década de 1970, luego se lo amplió y continuó estudiando durante los dos decenios siguientes. Hacia 2005 se habló de su puesta en marcha, por ese entonces se dijo que podría estar listo para 2015. Hoy nuevamente se lo menciona y se indica que entraría en operaciones hacia 2025”, precisa Jerjes Mercado al respecto.

 

Efectivamente, el proyecto Rositas tiene estudios de factibilidad que datan desde 1977. La Ley 940, del 5 de octubre de 1987, declara prioridad nacional y de necesidad y utilidad públicas la realización del Proyecto Múltiple Río Grande-Rositas.

 

A partir del año 2009, ENDE, CRE y la gobernación de Santa Cruz han desarrollado diferentes estudios para actualizar la factibilidad del componente hidroeléctrico del proyecto. En junio del presente año, mediante una licitación publicada en La Razón, ENDE convocó a empresas nacionales e internacionales a presentar sus propuestas para realizar los estudios de factibilidad sobre el Proyecto Hidroeléctrico Rositas, en Santa Cruz.

 

Al presente se están realizando los estudios correspondientes para el proyecto hidroeléctrico sobre el río Unduavi, en el departamento de La Paz.1984

 

En su informe de gestión del año 2013, el CNDC indica además que setienen previstos para el corto y mediano plazo los siguientes proyectos de generación hidroeléctrica: Ivirizu, en la zona de Monte Punku en Cochabamba, con una capacidad de 164 MW; Carrizales, en sus fases 1, 2 y 3, sobre el río Camblaya en Tarija y Chuquisaca, con 347 MW; Icla, sobre río Pilcomayo en Chuquisaca y Potosí, con 102 MW; y Puesto Margarita, sobre el río Pilcomayo, en el chaco tarijeño, con 150 MW.

 

EN EL HORIZONTE

 

Aunque no están contemplados en el Plan Óptimo de Expansión del SIN, a partir de lo cual se puede entender que no están entre las prioridades inmediatas, dos megaproyectos cautivan las expectativas de propios y extraños: Cachuela Esperanza y El Bala. Se espera que cada uno tenga una capacidad instalada por encima de los 1.000 MW y que al menos parte de su producción sea destinada a la exportación.

 

El proyecto hidroeléctrico Cachuela Esperanza se encuentra ubicado al noreste del territorio boliviano, sobre el río Beni que limita entre los departamentos de Beni y Pando. Aprovecha la condición natural de un salto de pocos metros en el curso del torrente, en un lugar denominado Cachuela Esperanza. En este punto el curso de las aguas se estabilizan por el afloramiento granítico del escudo brasileño.

 

...la orientación de las autoridades y entidades estatales del sector es cambiar la matriz de generación de electricidad en Bolivia”.

 

El potencial hidroeléctrico del río Beni, que nace a una altitud de más de 5.000 msnm y desemboca en el Mamoré a 130 msnm, es de alrededor de 70.000 GWh anuales, concentrándose principalmente en la parte superior de su cuenca. En el curso inferior del río Beni, entre Riberalta y Villa Bella, se halla el tramo de mayor concentración del potencial hidroenergético de los llanos, siendo posible una capacidad instalada de más de 800 MW. En la actualidad, las más recientes formulaciones del proyecto contemplan la generación de 1.000 MW.

 

Este proyecto fue concebido como parte del complejo de represas que viene realizando Brasil sobre el río Madera. El año pasado entraron en operaciones las centrales Jirau y Santo Antonio en territorio del país vecino. Según Mercado “esa parte del territorio boliviano tiene un gran potencial para la generación de energía hidroeléctrica. Los brasileros están haciendo su parte, invirtiendo en lo que les corresponde. Nosotros, los bolivianos, no estamos siguiendo su ritmo”, señala.

 

Por su parte, Matulic afirma que si bien la zona tiene potencial, “se deben hacer mayores esfuerzos en cuanto a la estimación de los impactos ambientales en la región. Las represas pueden afectar un área que naturalmente ya es predispuesta a las inundaciones”.

 

En cuanto a la viabilidad económica del proyecto, Matulic apunta que “en un inicio parecía que la idea era construir la central y que el consumo de su producción estaba garantizado. Ahora parece que se tiene una visión más objetiva y se están realizando las conversaciones correspondientes con Brasil para consolidar ese mercado y así asegurar la inversión que se vaya a realizar”.

 

Además de Cachuela Esperanza, el complejo de represas previsto contempla otra más en aguas binacionales, sobre el río Madera en la parte compartida entre Brasil y Bolivia, denominada Ribeirao.

...se deben hacer mayores esfuerzos en cuanto a la estimación de los impactos ambientales en la región”.

 

El otro megaproyecto en ciernes es El Bala. Está localizado sobre el río Beni, en el tramo conocido como el estrecho o angosto del Bala, a unos 12 km al sur de Rurrenabaque, entre las provincias Abel Iturralde de La Paz y General Ballivián del Beni. Este proyecto tiene los siguientes componentes: generación de energía eléctrica para el mercado nacional y para la exportación, control de crecidas del río Beni para la protección y recuperación de tierras de cultivo aguas abajo y el mejoramiento de las condiciones de navegabilidad en el curso del afluente hasta su encuentro con el Madre de Dios en Riberalta.

 

La central hidroeléctrica proyectada aprovechará el caudal de agua del río Beni, que en el sitio de ubicación es de pendiente moderada. Una vez construida, sería la generadora de electricidad más grande del país, con una potencia instalada de 1.600 MW. Los mercados estimados para la exportación de la energía excedente son Perú y el norte de Chile.

 

A MODO DE SÍNTESIS

 

Con los años, Bolivia pasó de una matriz de generación de electricidad que en 2001 se originaba un 60% en fuentes hidroenergéticas, a depender de centrales térmicas basadas en combustibles fósiles en un 66% en 2013. Esta tendencia está comenzando a ser revertida con el objetivo de diversificar la matriz energética, hacerla más limpia y aportar a una mayor seguridad energética.

 

Las autoridades del sector estiman que hacia 2025 el país habrá revertido la situación actual, llegando a tener una matriz de generación de electricidad sustentada en un 70% en centrales hidroeléctricas.

 

Por el momento, el elevado costo de las inversiones proyectadas en este tipo de emprendimientos; el largo tiempo que demandan las obras de construcción; además del fuerte impacto en las comunidades aledañas y al medio ambiente en general, siguen siendo los desafíos más importantes ligados a la hidroeléctrica.