En la reciente reunión de los aproximadamente 40 ministros de Energía e Hidrocarburos del G77 + China, realizada en Tarija para debatir políticas energéticas, se aludió a la importancia de lograr un manejo soberano de los recursos naturales y una "industrialización inclusiva y sostenible", como vía para la reducción de la pobreza; un objetivo que, tratándose de América Latina, se convierte en un desafío mayor.

Bajo esta línea de convocatoria, el evento remarcó que la gestión de los recursos naturales; muchos de los cuales apuntalan la mentada seguridad energética del mundo global, debe ser parte de políticas de Estado que involucren al sector energético como un gestor importante de desarrollo y reducción de la pobreza; un planteamiento que parece alejarse del mercado, al menos a nivel conceptual.

Sin embargo, no se dejó de aclarar que los procesos de nacionalización implantados en algunos países, como el caso boliviano, "se han realizado bajo escenarios de democracia, los cuales están rompiendo los paradigmas pasados, apuntando a relaciones público-privadas sostenibles en el tiempo". Para ser claros, no se soslayó la importancia del Estado ni del mercado, en la denominada "gobernanza de los recursos naturales".
Con todo, precisaron que esta gobernanza debe traducirse en un manejo soberano de los recursos naturales por parte de los pueblos, para captar el ahorro y definir el uso de las rentas de los sectores extractivos para el beneficio sostenible de las naciones.

Aseguraron que para ello es necesario fortalecer las capacidades y responsabilidades de los gobiernos, acompañados de un marco legal sólido, fundado en una estructura regulatoria e instrumentos y medidas de política; y fueron explícitos en señalar que, de esta forma, se podrá mejorar la distribución horizontal de los ingresos provenientes de los hidrocarburos, a partir de instituciones transparentes.

Todo esto se podría interpretar como un esfuerzo por asumir categorías conceptuales en un momento que ni el mercado ni el Estado han logrado, a cabalidad, que la gestión de los recursos naturales incida en beneficio de los sectores tradicionalmente excluidos, lo que se traduce en un problema no resuelto, particularmente en América Latina. Esto es lo que se conoce, en realidad, como "el drama de la cuestión social" en una región donde la noción de progreso no ha podido alcanzar a todos por igual.

En una situación de crisis de paradigmas como la actual, una revisión crítica de la estructura conceptual de las ciencias sociales parece urgente para nombrar a las cosas de manera idónea; sin caer, por ello, en eufemismos. Después del evento, quedan en agenda conceptos como los de "gobernanza de los recursos naturales" e "industrialización inclusiva y sostenible" que imaginamos cobrarán cuerpo en el proceso de la discusión que queda por delante.

También queda en agenda la importante observación sobre las "excesivas reglamentaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) a los procesos de industrialización, sobre todo en países emergentes" que, asumo, deberá contabilizarse a la hora de encarar estos procesos en economías como la boliviana, que precisamente ha comenzado a encarar su ingreso a la industrialización del gas.

Asumo que una acción conjunta, como la que se percibe podría ser la de estos dignatarios de Estado, en procura de una "gobernanza soberana" de los recursos naturales, contribuirá a aclarar las categorías conceptuales que estamos utilizando a riesgo de no decir nada y, por otro lado, ayude objetivamente a logar una gestión racional de los recursos naturales en un mundo que padece un consumo exorbitante de los mismos para satisfacer el flujo permanente de energía.


FUENTE: EL DÍA

AUTORA: Vesna Marinkovic